Unos pinchacitos de nada al aplicar la crema y algo de rojez son el precio por lucir una piel inmaculada, cortesía de las cremas con espículas. FOTO: Cottonbro Studio / Pexels.
Éramos pocos y llegaron los pinchos
Belleza faquir: llegan las cremas con espículas para aplicar en casa
Ni ácidos ni microneedling. Lo último es incorporar agujas microscópicas dentro de la crema. Desde luego suena turbador, pero preguntamos a los expertos si funciona.
Por Mamen Infante
6 DE NOVIEMBRE DE 2025 / 14:00
No hay semana que la cosmética coreana no nos sorprenda con una ingeniosa tendencia. La última son cremas con espículas, o sea, cremas con micropinchos o microagujas. El marketing y los titulares andan como locos exaltando exaltan esa sensación de que la piel por dentro está siendo atacada por un millón de espinitas.
Algunas marcas y perfiles serios del sector ven futuro en ella; otros solo una moda más. Para Héctor Núñez, farmacéutico y creador del perfil y de la marca Cosmetocrítico, la cosa está clara: a la gente le encanta un trend. Mucho más si se nota un efecto inmediato. Y, en este caso, notas las microagujas clavarse, lo que hace pensar que es efectivo». Y parece ser que lo es. «Mejoran la textura y aspecto de la piel gracias a la aceleración de la renovación de las capas de la epidermis. En mi opinión, sus efectos son similares a los que podemos obtener con ingredientes cosméticos clásicos y más conservadores con la barrera cutánea, como los exfoliantes químicos», declara Héctor.
Pero, ¿para qué les ponen pinchitos a la crema?
Las cremas con espículas son emulsiones que incluyen microagujas. No pensemos en enormes alfileres dentro del cosmético. Es algo más sutil: lo que en realidad se introduce son esponjas de agua dulce, microscópicas y sometidas a hidrólisis, es decir, rotas en muchos pedacitos muy pequeños. Estas esponjas están compuestas principalmente de sílice y pueden presentarse tal cual o recubiertas con activos cosméticos encapsulados. Su función es penetrar en las capas superficiales de la epidermis creando microcanales que favorecen la penetración de activos. En el segundo caso, liberan además los activos encapsulados.
Encarnan una nueva generación de estimulación cutánea: natural, precisa y sostenida. Activan la piel desde dentro y no la raspan como un peeling, ni la perforan como un microneedling. Así lo explica Arturo Álvarez-Bautista, químico, cosmetólogo y doctor en nanomedicina: «Se depositan en la epidermis y actúan como una especie de campo de entrenamiento celular, estimulando la renovación cutánea desde dentro, sin causar una herida real. El resultado es una activación de los mecanismos de reparación epidérmica con un nivel de inflamación muy controlado. No buscan dañar para regenerar, sino despertar para renovar».
Este cosmetólogo se atreve a vaticinarles cierto éxito: «Si la industria convierte esta tecnología en una herramienta de precisión, será el inicio de una nueva generación. Si la banaliza con claims vacíos, morirá como una moda más. La innovación real no está en el material, sino en la inteligencia con la que se formula. Creo que representan un cambio de paradigma: el paso de la cosmética que ‘actúa sobre’ la piel a la que ‘dialoga con’ la piel. Las espículas abren la puerta a una cosmética biointeractiva, capaz de activar rutas celulares sin necesidad de fármacos ni lesiones».
¿Espícula grande, ande o no ande?
El riesgo de todo esto podría estar en usar demasiada cantidad de producto o en zonas no aptas. Y el exceso es el deporte nacional en cosmética. Begoña Sanjuán, confundadora, CEO y directora creativa de la marca española Ayuna, que ha formulado su propia crema con espículas (finalista en la categoría de Producto Más Innovador en los premios Beauty Matter NEXT Awards) recomienda el protocolo exacto: «Una fina capa es suficiente y no se recomienda aplicar en mucosas. El exceso de producto no intensifica los resultados. La eficacia está en la microestimulación».
Y aquí abre el otro gran melón de las cremas con espículas: cómo aplicarlas para aprovechar bien esta innovación. Desde su experiencia en cabina, Begoña recomienda una técnica concreta: «Con las yemas de los dedos, aplica una ligera frotación y mueve los dedos rápidamente en diagonal, trazando un patrón en forma de cruz sobre la piel».
Irritación o que el producto está actuando
Si te animas a probar esta nueva generación de cosméticos, quizá te inquiete no saber distinguir la sensación de notar las agujas de una irritación. Sanjuán tranquiliza: «Durante las primeras horas puede sentirse un ligero cosquilleo y un calor suave, incluso una rojez transitoria, pero son todos signos normales de la microestimulación que disminuye progresivamente y se alivia aplicando una crema calmante».
Los estudios clínicos que realizaron al lanzar su crema Ayuna Need-le Brightening Microchanneling Nectar (225€) —por cierto, la única española que se ha atrevido hasta el momento con las espículas— no observaron una irritación real con enrojecimiento o incomodidad persistente pasadas las 48 horas. Otra opción es Reedle Shot de VT Cosmetics (19,42€), sérum con 237.500 microagujas, a la venta en tiendas de cosmética coreana.