Aunque por fuera estén como nuevos, por dentro pueden ser un festival de ácidos grasos rancios, vitaminas degradadas y activos que dejaronde ser útiles hace tiempo. Por tu bien y el de tu piel, cuida bien tus cosméticos para que no se estropeen antes de tiempo .FOTO: Yaroslav Shuraev/Pexels.
Las cremas no son eternas
Si no lo abres, no caduca y otras malos hábitos que hacen que tus cosméticos se echen a perder
Imagina por un momento que Cleopatra hubiera envasado su leche de burra en un frasco ideal con su precinto. Dos milenios más tarde es más que probable que aquel potingue estuviera rancio. O algo peor.
Por Mamen Infante
2 DE DICIEMBRE DE 2025 / 07:30
Los cosméticos también caducan. O, mejor dicho, se estropean si no los tratas bien. Aunque en el envase no ponga fecha de caducidad, tus cremas no son eternas. Lo he aprendido a golpe de experiencia y de tirar, con todo el dolor de mi corazón, cosméticos que se habían echado a perder. Te pongo en situación: como periodista de belleza tengo acumuladas en casa varias cajas hasta arriba de cremas, serums, mascarillas y otros cosméticos. Sueño con tener varias caras o varias vidas para poner a prueba todas esas interesantes opciones que envían las marcas, pero ni por esas. Y no por falta de tiempo, sino porque se me han estropeado. Por fuera los envases están impecables. Pero por dentro, es el caos. Y al retirar el precinto notas ese inconfundible olor a rancio.
Dato: las cajas mencionadas han estado un tiempo en el suelo y tengo calefacción por suelo radiante. ¿Cómo ha podido pasar? Le pregunto a Pedro Catalá, cosmetólogo, doctor en Farmacia y profesor de Química Cosmética en la Universidad de Siena. Es el fundador de Twelve Beauty, una marca de cosmética que se autodefine como de alta eficacia (confirmamos) y que está formulada con ingredientes botánicos puros. Nadie mejor que él para hablar de conservantes y de packagings pensados para alargar la vida de nuestro más preciado tesoro.
Échale la culpa al suelo radiante
El suelo radiante no alcanza temperaturas tan altas como el radiador (el agua en circulación suele estar a unos 35 grados), pero ese calor mantenido de forma constante durante todo el invierno es letal. Así lo señala Catalá. «Que se estropeen los cosméticos por ese calor del suelo radiante es posible y muy probable. Antes del lanzamiento de un producto –durante, mínimo, tres meses–, se realizan varias pruebas de envejecimiento acelerado en laboratorio para establecer la vida de un cosmético. Se miden posibles cambios de pH o viscosidad en las muestras que conservamos en un termostato (a 40 grados), nevera (a 8 grados), temperatura ambiente (a 25 grados) y alternando estufa-nevera», explica.
Esas pruebas simulan las condiciones de un baño de toda la vida. «Ahora, en casa las condiciones cambian. En una habitación o un baño hay más o menos humedad y cambios de temperatura que pueden impactar la vida útil de un cosmético. Aunque esté sin abrir», prosigue. Moraleja: en invierno no dejes cremas, barras de labios y otros cosméticos sobre el suelo del baño.
Hasta que no lo abres no empieza el periodo de caducidad
«No, esto no es así. Si las condiciones en las que se conserva el producto sin abrir no son las óptimas, comenzará a degradarse. Además, hay que tener en cuenta la fecha de caducidad (símbolo reloj de arena). Si el producto tiene una vida útil inferior a 30 meses, el envase debe indicar una fecha concreta hasta la cual el producto es seguro y eficaz, independientemente de si está abierto o no. Es decir, aunque no lo abras, puede caducar porque los ingredientes se degradan con el tiempo», apunta el cosmetólogo.
Su recomendación es clara: «Nada de acumular cosméticos en casa, aunque estén cerrados. Y utilizarlos lo más rápido posible».
Cuidado con la luz
Puestos a enumerar desdichas, le pregunto en qué otras condiciones, además del calor excesivo, puede deteriorarse o enranciarse un cosmético precintado. «La luz puede degradar ingredientes activos como la vitamina c o el retinol, por lo que deberíamos guardar los cosméticos en un lugar seco, fresco y oscuro. Por otro lado, el aire residual que queda antes de envasar o sellar el producto puede acelerar la degradación de ciertos ingredientes y, por supuesto, la oxidación de los mismos. Hay ingredientes, como el aceite de cáñamo o el ácido ferúlico, entre otros, que son más propensos a la oxidación», explica.
En otros casos, los que aceleran la degradación del producto son algunos ingredientes. «Los filtros solares también crean mucha inestabilidad al producto», apunta.
El reto de los conservantes naturales
En los últimos años la cosmética sin parabenos o cosmética ‘fresca’ sin conservantes ha aumentado cuota de mercado. Me intriga pensar que eso tenga algo que ver con que algunos cosméticos se oxiden o degraden mucho antes. «La cosmética, y en especial todo lo relacionado con los conservantes, ha dado verdaderos pasos de gigante en los últimos tiempos. Hoy en día hay alternativas naturales muy válidas y eficaces que poco tienen que envidiar a los conservantes tradicionales. Evidentemente, estos ingredientes novedosos son más costosos respecto a parabenos, fenoxietanol, triclosan, etc. y obligan a trabajar en condiciones asépticas y a unos pH determinados», señala.
El envase es mucho más que un tarro bonito
A la pregunta de qué papel juega el envase en la estabilidad de un cosmético sin usar, Pedro Catalá hace un llamamiento al sector con una idea clara: no todo vale. Cuando un producto es especialmente sensible a la luz o a la oxidación, hacen falta envases que refuercen la protección. Y eso, cuesta dinero. «El envase es muy importante. Siempre se aconseja hacer pruebas de compatibilidad con la fórmula final y el packaging elegido. El vidrio suele ser el material más inerte. Cuanto más oscuro, mejor».
Cuidado con la humedad del cuarto de baño
Te gusta ducharte con agua casi hirviendo y dejas el baño como si fuera un día de niebla en Londres. Esa humedad cálida que tan placentera te resulta, es fatal para maquillajes y cremas de tratamiento. «Pensemos el estrés al que sometemos al producto: calefacción, vapor, humedad, frío… A pesar de la comodidad de tener la mayoría de productos en el baño, cuando pienso en su estabilidad, añoro los antiguos tocadores», señala Catalá.
Frente al Diógenes cosmético que solemos tener en casa, con barras de labios del año la tos que nos da pena tirar, el experto insiste en que «no hay que acumular productos. Es mejor tener solo lo que se va a utilizar y, una vez abierto, seguir usándolo hasta acabarlo».