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Fashion Revolution

@Unsplash

Revolución de la moda

Fashion Revolution: el movimiento que busca tomar consciencia en la moda

La industria de la moda se aleja del “fast fashion” para apostar por la transparencia, la sostenibilidad y los derechos humanos.

Por Diana Torres

25 de mayo de 2021 / 10:15

El movimiento ‘slow fashion’ es toda una declaración de intenciones que pretende dar un paso más en el mundo de la moda gracias a campañas globales como Fashion Revolution.

Pero, ¿en qué consiste Fashion Revolution? Este movimiento mundial y sin fines de lucro pretende acompañar a la industria de la moda hacia una nueva era basada en la transparencia, la sostenibilidad y los derechos humanos. Una reforma fashionista por la que han tomado conciencia cada vez más empresas a lo largo y ancho del globo, optando por mostrar a sus clientes con claridad cuál es la cadena de suministro por la que pasan sus prendas hasta llegar al armario del comprador. En España cada vez más firmas aportan su granito de arena en la defensa del medio ambiente.

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Fue en 2014 cuando millones de personas de todos los rincones del planeta se unieron para pedir a sus marcas favoritas que respondieran a la pregunta “¿Quién hizo mi ropa?” bajo el hashtag #WhoMadeMyClothes, que se viralizó en Twitter en cuestión de instantes. De esta reivindicación, y de la mano de Carry Somers y Orsola de Castro, surgió Fashion Revolution.

El inicio de esta campaña tuvo lugar concretamente el 24 de abril de 2013 en Bangladés. Una catástrofe ocurrió durante esa fecha en Savar, uno de los distritos de la capital del país surasiático, donde se derribó el edificio de ocho pisos conocido como Rana Plaza tras haberse ignorado las advertencias de desalojo por la detección de varias grietas en su interior. Dentro de este había varias fábricas de ropa que producían para reconocidas marcas internacionales. Bomberos y supervivientes aseguran que el edificio albergaba entre 2000 y 5000 trabajadores durante el colapso, dejando miles de víctimas mortales y heridas.

Tal fue la magnitud de la tragedia que comenzaron a saltar las alarmas de todo el mundo. Sindicatos y ONGs presionaron a una veintena de empresas multinacionales para que firmaran un acuerdo en el que se comprometieran a mejorar las condiciones de los trabajadores en Bangladés. Algunas de las marcas que accedieron a este pacto de prevención de riesgos fueron Inditex, Carrefour, Mango, Primark y H&M. De hecho, esta última fue nombrada en 2020 como la compañía de moda más transparente del mundo, con una puntuación de 73 sobre 100 según Fashion Revolution.

Fashion Revolution: el movimiento que busca tomar consciencia en la moda
@Getty

Fashion Revolution, un movimiento global

A día de hoy, cada vez son más los apasionados de la moda que se han sumado al Fashion Revolution. Estilistas, consultores, modistas y diseñadores al unísono reivindican anualmente la importancia de la emergencia climática actual y la explotación de los trabajadores durante la cadena de suministro en cada uno de los eventos que se celebran a nivel mundial durante la Semana del Fashion Revolution, que normalmente tiene lugar a finales del mes de abril.

A pesar de que la búsqueda de una “rebelión pacífica” que nos lleve a una industria “limpia” comenzó con las diseñadoras Somers y De Castro al mando de esta Revolución de la Moda, actualmente el movimiento está asentado por completo de manera global. Tanto es así, que la campaña cuenta con el respaldo de una decena de profesionales como Eugenia Pasquali, creadora de contenido y diseñadora gráfica de Fashion Revolution España. Ella misma nos ha explicado que esta campaña tiene como fin la creación de contenido certificado y de impacto que consiga calar en los consumidores para que “sean curiosos e investiguen qué hay en su ropa o quién la hizo”.

“No debemos ser ajenos a ninguna sociedad y debemos educar sobre cómo podemos mejorar nuestra huella en la tierra. Sumarme a la misión de Fashion Revolution me hace vivir consciente cada día del mundo en el que quiero vivir”.

La diseñadora argentina tiene claro que este movimiento revolucionario está empezando a conseguir sus objetivos, haciendo que la sociedad se haga preguntas y “llegando a un público más joven que a la hora de comprar carece de suficiente poder adquisitivo y cae en las ‘garras’ de la moda rápida”.

Además de los compradores, Pasquali afirma que cada vez más empresas se han sumado al cambio para crear una vía al futuro sostenible “publicando información en sitios webs y respondiendo preguntas sobre su modelo de negocio”.

Slow Fashion versus Fast Fashion

El movimiento Fashion Revolution y todo lo que conlleva también ha llegado hasta consultoras de moda como Marta Marxenchs. La cofundadora de la startup COSI ha decidido inaugurarse en el sector de la moda juvenil apostando por prendas y joyería fabricadas dentro de nuestras fronteras, y también valora la introducción del famoso concepto “on demand” a una parte de sus creaciones.

Aunque cree que son mayoritariamente pequeñas y medianas empresas las que están dejando a un lado el “fast fashion”, Marta muestra confianza en el cambio y cree que las empresas más grandes del sector de la moda poco a poco muestran “más interés por acercarse a la nueva era de la sostenibilidad”. Como solución a la sobreproducción, la consultora ha decidido que su marca esté basada en colecciones atemporales, de manera que sus clientes puedan utilizar los productos siempre que quieran sin caer en tendencias pasajeras.

No obstante, en un mundo en el que los gustos estilísticos están en continua renovación, al movimiento Fashion Revolution aún le queda mucho trabajo por hacer. Así lo cree la asesora de imagen Belén Rastrollo, quien afirma que “el consumidor no está educado ni preparado para la desaparición de la moda ‘low cost’. La editora de moda entiende que esto conllevaría un encarecimiento de los precios y una “obligación” por parte de empresas como Inditex o Gucci a fabricar en los propios países de origen, algo que “no les interesa porque sus beneficios se verían notablemente reducidos”.

Pese a que las opiniones de algunos profesionales aún sean un tanto desesperanzadoras con respecto a algunas empresas y sus modelos de producción, todos coinciden en que la única vía al futuro debe ser sostenible.

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