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Primer plano de una mujer con mascarilla facial que ilustra la tendencia de usar grasa de vaca en la cara como tratamiento cosmético casero

Lo natural también tiene sus límites, aunque algunos prefieran descubrirlos por sí mismos. Foto: Shiny Diamond / Pexels

No eres una tostada

La peligrosa moda de untarse la cara con grasa de vaca: así es el ‘beef tallow’ para tratar la piel seca

Lo último en belleza llega de la carnicería: grasa de vaca para la cara. Entre la nostalgia y el experimento, la piel acaba siendo la prueba del error

Por Mamen Infante

14 DE NOVIEMBRE DE 2025 / 14:00

La cosmética se divide en dos grandes corrientes. De un lado, los que abogan por la investigación y abrazan los activos más innovadores salidos de un laboratorio. Del otro, los apóstoles de la cosmética de la abuela. Estos últimos andan emocionados con una sustancia llamada beef tallow (sebo de res o grasa bovina clarificada). Lo último es aplicar esa grasa de vaca en la cara para tratar la piel seca.

Es una corriente recién llegada a España pero lleva eones triunfando en Estados Unidos, Reino Unido y Australia entre los defensores de la cosmética casera.

Todo empieza en la carnicería

Sí, como suena. Aquí no hay perfumería que valga. La idea es comprar en la carnicería piezas con sebo y renderizarlas en casa mediante un proceso sencillo. Cortar la grasa, calentarla hasta que se derrite, filtrar con una gasa y dejar enfriar hasta obtener una manteca blanca, casi sin olor.

Quienes se apuntan a esta corriente la ven como «un gesto de autonomía, sostenibilidad y retorno a métodos ancestrales». Lo describen casi como un ejercicio de economía circular: aprovechar algo que se iba a tirar, evitar ingredientes que llegan en avión y rescatar remedios de abuela. El planteamiento tiene un pequeño fallo: recurrir a una sustancia obtenida en condiciones de nula seguridad e higiene para aplicar sobre la piel.

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Lo de untarse grasa de vaca en la cara

La principal virtud que se atribuye a esta grasa clarificada es su composición lipídica, parecida al sebo humano. Según esta corriente, teóricamente esta grasa de origen animal se entiende con nuestra piel mejor que muchos aceites vegetales. «Esto podría ser biocompatibilidad o simple coincidencia. Donde sus defensores ven pureza y naturalidad yo veo una falta de control sanitario y nula purificación. El riesgo de contaminación es claro», comenta Mª Paz Pellús, farmacéutica experta en dermocosmética y especializada en regulación de productos sanitarios.

En los cosméticos regulados, el sebo debe cumplir con los estándares sanitarios.  En palabras del químico cosmético estadounidense Perry Romanowski, del podcast The Beauty Brains, «la grasa bovina puede ser un buen emoliente, pero sin procesar correctamente no tiene la seguridad ni la estabilidad que requiere un cosmético moderno».

Natural no implica inofensivo (ni eficaz per se)

Las setas venenosas son naturales y te pueden llevar a la tumba. La picadura de una bonita víbora del campo, también es natural, y también mata. Lo natural no siempre significa seguro. Elaborar cosmética en casa «puede traer consigo contaminación microbiológica, rancidez, oxidación y posibles alergias», advierte Pellús.

Pero, más allá de sortear estos riesgos, debemos poner sobre la mesa qué beneficio extra obtiene la piel a cambio de hornear la crema en casa. ¿Contiene el beef tallow en crudo algún principio activo valioso? ¿Cuál es la dosis máxima eficiente? Quizá los amantes de la belleza ancestral no se han parado a pensar en la fina línea que separa una crema con la dosis correcta de un ingrediente natural y un ungüento de algo que su piel no necesita y que puede derivar en brote de acné o irritación.

¿Cuánto sebo hay que usar?

La grasa bovina clarificada está compuesta principalmente por triglicéridos y ácidos grasos como oleico, palmítico y esteárico. «También contiene vitaminas liposolubles (A, D, E, K) si procede de animales alimentados con pasto… A priori, suena bien», explica Pellús. De ahí que quienes formulan con este sebo prometan a las pieles secas y castigadas reforzar la barrera cutánea, reduciendo la pérdida de agua transepidérmica.

Sin embargo, no todo es el ingrediente, sino la proporción en la que se use. Y aquí surge otro problema: Sobrepasar la dosis máxima eficiente si se usa directamente sobre la cara.

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Más no siempre es mejor

La dosis máxima eficaz es un concepto usado en cosmetología apara referirse a la concentración más alta a la que un ingrediente produce su efecto beneficioso sin generar efectos negativos o pérdida de estabilidad. Es como la sal en los guisos: una pizca da un toque de sabor, media bolsa arruina el puchero. Cabe aclarar que, en cosmética moderna, el beef tallow se clasifica como ingrediente funcional o emoliente biomimético, no como activo.

Según la información recogida en chemistscorner.com, no existe una dosis máxima oficial ni regulada de beef tallow porque no es un activo con toxicidad o irritación conocida dentro de los márgenes cosméticos. Sí se habla, en cambio, de la cantidad que puede usarse según el tipo de fórmula. En bálsamos o ungüentos, hasta un 60-90% de la base grasa y en cremas emulsionadas, entre 5 y 20% y mezclado con otros ingredientes.

Más allá de esas proporciones, el producto puede volverse demasiado oclusivo o pesado, sin aportar beneficios adicionales. Así que todo lo que sea licuar y ponerse la grasa de vaca en la cara no parece, pues, una gran idea.

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