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Comer y vivir con el reloj biológico: ¿moda o revolución nutricional?

Beatriz Rakosnick

Beatriz Rakosnick

Dietista y cofundadora de Caldos Cooldo.

La crononutrición es la ciencia que estudia cómo afecta el momento del día en el que comemos a nuestra salud, metabolismo, energía e incluso al riesgo de enfermedades.

9 de mayo de 2025 / 12:26

Cada vez somos más los dietistas que hablamos de alimentación saludable sin poner el único foco en las calorías o dietas restrictivas. Tanto la evidencia científica como la práctica clínica confirman que no solo afecta aquello que comemos sino cuándo lo comemos.

Ese cuándo está íntimamente ligado con nuestro reloj biológico, también conocido como ritmo circadiano. Y de ahí nace una tendencia que ya no es solo una moda pasajera, sino una revolución que está cambiando nuestra forma de entender la nutrición: la crononutrición.

¿Qué es la crononutrición?

La crononutrición es la ciencia que estudia cómo afecta el momento del día en el que comemos a nuestra salud, metabolismo, energía e incluso al riesgo de enfermedades.

¿Y en qué se basa? En nuestros ritmos circadianos, es decir, los ciclos de unas 24 horas que regulan funciones esenciales como la temperatura corporal, la secreción hormonal, el sueño y, por supuesto, la digestión y el metabolismo.

¿Por qué es importante? Porque nuestro cuerpo no responde igual a los alimentos según la hora del día.

  • Por la mañana, nuestras células son más sensibles a la insulina, lo que facilita que metabolicemos mejor los carbohidratos.
  • Por la noche, la digestión se ralentiza, el cuerpo se prepara para descansar y no está diseñado para recibir grandes cantidades de comida.

Comer tarde o a deshoras puede interferir con ese ritmo natural, generando desajustes que se traducen en fatiga, alteraciones del sueño, dificultad para perder peso, inflamación e incluso desequilibrios hormonales.

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¿Qué dice la ciencia?

Cada vez más estudios respaldan esta forma de alimentarse. Algunos hallazgos clave:

  • Personas que consumen más calorías en el desayuno y menos en la cena tienden a perder más peso, mejorar su tolerancia a la glucosa y mejorar su perfil metabólico, incluso comiendo la misma cantidad total de calorías.
  • El ayuno nocturno prolongado (12-14 horas sin comer) puede ayudar a regular el reloj biológico, mejorar la sensibilidad a la insulina y promover procesos de reparación celular.

¿Cómo se aplica?

No hay salud digestiva sin respetar el reloj del cuerpo. No se trata de obsesionarse ni de seguir reglas estrictas, sino de aprender a alimentarnos de forma más consciente, alineada con nuestros ritmos naturales.

Algunas prácticas sencillas:

  • Desayuno temprano y nutritivo

Empieza el día con un desayuno completo, que incluya proteínas, grasas saludables y carbohidratos de calidad. Esto ayuda a activar el metabolismo y a regular el apetito durante el día.

  • Comida principal a mediodía

El almuerzo debería ser tu comida más abundante, cuando tu digestión y metabolismo están en su punto más activo.

  • Cena ligera y temprano

Idealmente, cena 2-3 horas antes de dormir. Elige opciones suaves, fáciles de digerir y bajas en azúcares.

  • Evita picar de noche

El famoso snack de media noche no sólo sabotea el descanso, también interfiere con la reparación celular que ocurre mientras duermes.

Más allá de la comida: luz, movimiento y descanso

La alimentación es sólo una pieza del puzzle. Para vivir en armonía con nuestros ritmos biológicos, hay que tener en cuenta también:

  • Luz natural por la mañana. La luz solar es nuestro principal sincronizador circadiano. Ayuda a regular la melatonina, la hormona del sueño, y a activar el cuerpo. Intenta exponerte al sol (aunque sea unos minutos) en la primera hora del día. Da un paseo, abre las ventanas, trabaja cerca de una fuente de luz natural.
  • Actividad física mejor por la mañana o mediodía. Hacer ejercicio activa el metabolismo, mejora la sensibilidad a la insulina y ayuda a dormir mejor por la noche. Lo ideal es moverse por la mañana, cuando los niveles de cortisol están más altos y el cuerpo está preparado para la acción. Si no puedes, el mediodía también es buena hora. Evita entrenos intensos por la noche si tienes problemas para dormir
  • Oscuridad por la noche es igual a mejor descanso. Por la noche, intenta reducir la exposición a la luz (sobre todo azul) para permitir que el cuerpo empiece a segregar melatonina. Atenúa luces después de cenar, evita pantallas al menos una hora antes de dormir y usa luz cálida o velas si necesitas iluminación suave.
  • Consejos para dormir mejor. Cena ligero y al menos 2-3 horas antes de acostarte, crea una rutina relajante (leer, meditar, ducharte con agua templada…), asegura un entorno oscuro, fresco y silencioso y evita cafeína a partir de las 16 h y alcohol por la noche.
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Escuchar a tu cuerpo también es respetar sus ciclos. Alinear tus horarios de comida, movimiento, luz y descanso con tu reloj interno no es una moda. Es la  forma más sencilla y  coherente de cuidarte.

Si te animas a empezar, no necesitas hacerlo todo de golpe. Basta con adelantar la cena, desayunar mejor o salir a caminar por la mañana. Tu cuerpo lo notará. Observa cómo te sientes. El cuerpo habla y cuando lo escuchamos, responde con salud.

Beatriz Rakosnick

Beatriz Rakosnick Dietista, health coach y psiconeuroinmunóloga. Junto con María Goyanes es socia-fundadora de Cooldo, una compañía de caldos cien por cien ecológicos con alto contenido en proteínas y colágeno.

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