Comer y vivir con el reloj biológico: ¿moda o revolución nutricional?

La crononutrición es la ciencia que estudia cómo afecta el momento del día en el que comemos a nuestra salud, metabolismo, energía e incluso al riesgo de enfermedades.
9 de mayo de 2025 / 12:26
Cada vez somos más los dietistas que hablamos de alimentación saludable sin poner el único foco en las calorías o dietas restrictivas. Tanto la evidencia científica como la práctica clínica confirman que no solo afecta aquello que comemos sino cuándo lo comemos.
Ese cuándo está íntimamente ligado con nuestro reloj biológico, también conocido como ritmo circadiano. Y de ahí nace una tendencia que ya no es solo una moda pasajera, sino una revolución que está cambiando nuestra forma de entender la nutrición: la crononutrición.
La crononutrición es la ciencia que estudia cómo afecta el momento del día en el que comemos a nuestra salud, metabolismo, energía e incluso al riesgo de enfermedades.
¿Y en qué se basa? En nuestros ritmos circadianos, es decir, los ciclos de unas 24 horas que regulan funciones esenciales como la temperatura corporal, la secreción hormonal, el sueño y, por supuesto, la digestión y el metabolismo.
¿Por qué es importante? Porque nuestro cuerpo no responde igual a los alimentos según la hora del día.
Comer tarde o a deshoras puede interferir con ese ritmo natural, generando desajustes que se traducen en fatiga, alteraciones del sueño, dificultad para perder peso, inflamación e incluso desequilibrios hormonales.
Cada vez más estudios respaldan esta forma de alimentarse. Algunos hallazgos clave:
No hay salud digestiva sin respetar el reloj del cuerpo. No se trata de obsesionarse ni de seguir reglas estrictas, sino de aprender a alimentarnos de forma más consciente, alineada con nuestros ritmos naturales.
Algunas prácticas sencillas:
Empieza el día con un desayuno completo, que incluya proteínas, grasas saludables y carbohidratos de calidad. Esto ayuda a activar el metabolismo y a regular el apetito durante el día.
El almuerzo debería ser tu comida más abundante, cuando tu digestión y metabolismo están en su punto más activo.
Idealmente, cena 2-3 horas antes de dormir. Elige opciones suaves, fáciles de digerir y bajas en azúcares.
El famoso snack de media noche no sólo sabotea el descanso, también interfiere con la reparación celular que ocurre mientras duermes.
La alimentación es sólo una pieza del puzzle. Para vivir en armonía con nuestros ritmos biológicos, hay que tener en cuenta también:
Escuchar a tu cuerpo también es respetar sus ciclos. Alinear tus horarios de comida, movimiento, luz y descanso con tu reloj interno no es una moda. Es la forma más sencilla y coherente de cuidarte.
Si te animas a empezar, no necesitas hacerlo todo de golpe. Basta con adelantar la cena, desayunar mejor o salir a caminar por la mañana. Tu cuerpo lo notará. Observa cómo te sientes. El cuerpo habla y cuando lo escuchamos, responde con salud.
Beatriz Rakosnick Dietista, health coach y psiconeuroinmunóloga. Junto con María Goyanes es socia-fundadora de Cooldo, una compañía de caldos cien por cien ecológicos con alto contenido en proteínas y colágeno.
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