El estrés laboral no es solo cansancio: es un riesgo real para la salud. Detectarlo a tiempo y aplicar estrategias efectivas puede marcar la diferencia.
22 de mayo de 2025 / 13:24
Un informe realizado por Deloitte en 2024 reveló que el 77% de las personas trabajadoras experimentaron síntomas de burnout en el último año. Entre ellos, casi la mitad pensó en renunciar a su empleo por esta razón. Estos datos reflejan una realidad preocupante: el estrés laboral no es un problema individual, sino un fenómeno colectivo con consecuencias sobre la salud pública.
Desde la medicina interna, se sabe que el estrés crónico no solo afecta el estado de ánimo, sino que puede desencadenar problemas físicos reales: trastornos digestivos, tensión arterial elevada, insomnio, migrañas, e incluso alteraciones metabólicas e inmunológicas.
La buena noticia es que el estrés crónico, incluido el relacionado con el entorno laboral, puede prevenirse. Existen estrategias respaldadas por la ciencia que ayudan a preservar la salud física y emocional, incluso en entornos exigentes, con alta carga mental o bajo presión constante.
Estrategias que puedes aplicar desde hoy
Actualmente se sabe que pequeños cambios sostenidos en la rutina diaria pueden marcar una gran diferencia en el organismo. La clave está en cuidar el equilibrio físico y mental antes de que aparezcan síntomas severos o enfermedades asociadas. Aquí tienes cuatro prácticas sencillas y efectivas, basadas en evidencia, que pueden ayudarte a detectar el estrés laboral a tiempo y mitigar su impacto sobre tu salud:
- Pausas breves cada 30 minutos
Trabajar durante horas sin interrupción no mejora la productividad: aumenta la fatiga mental y deteriora la función cognitiva. El cerebro necesita momentos breves de desconexión para procesar y organizar la información.
Una investigación del National Institutes of Health (2023) demostró que hacer pausas activas cada media hora reduce en un 30% la fatiga mental y mejora la concentración y el estado de ánimo.
- ¿Cómo aplicarlo?
Utiliza la técnica Pomodoro: trabaja 25 minutos y descansa 5. Levántate, estírate, respira profundamente o mira por la ventana durante unos minutos. Estos pequeños descansos pueden tener un impacto fisiológico significativo.
- Hablar de cómo te sientes (aunque no parezca importante)
El estrés tiende a aumentar cuando se vive en silencio. Compartir lo que se siente con alguien de confianza (un colega, amigo o responsable directo) puede reducir la carga emocional y mejorar la percepción del entorno laboral.
Datos de Gallup (2024) muestran que las personas que tienen espacios para expresar sus emociones en el trabajo se ausentan menos, se sienten más comprometidas y tienen mejor rendimiento.
- ¿Cómo empezar?
Responde con honestidad cuando alguien te pregunte cómo estás. Y si nadie lo hace, da el primer paso. Hablar, sin esperar una solución inmediata, ya es terapéutico.
- Aprender a cuidarte (también mientras trabajas)
El autocuidado no es un lujo. Es una necesidad médica. La falta de descanso, mala alimentación, sedentarismo y exposición constante a pantallas tienen un impacto acumulativo sobre el cuerpo.
Una revisión publicada por Harvard Business Review (2023) concluyó que quienes participan en programas de bienestar (como pausas activas, mindfulness o alimentación consciente) tienen menos síntomas físicos, menor absentismo y mayor bienestar emocional.
- ¿Por dónde empezar?
Define una hora para desconectarte, mantén horarios regulares de comida, hidrátate y respeta tu descanso nocturno. Estos hábitos actúan como barreras protectoras frente al desgaste físico y mental.
- Detectar las señales de alarma a tiempo
Uno de los errores más frecuentes es normalizar síntomas que son señales de alarma. El cuerpo da avisos antes de enfermar: cansancio constante, insomnio, cefaleas frecuentes, irritabilidad, dificultad para concentrarse o molestias digestivas.
El estrés sostenido altera el equilibrio del sistema nervioso, endocrino e inmune, lo que puede dar lugar a cuadros clínicos como hipertensión, ansiedad generalizada, colitis funcional, dermatitis e incluso trastornos metabólicos.
- ¿Qué hacer?
Estar atento a estas señales, registrar su frecuencia y evolución, y consultar con un profesional de salud si persisten. Pedir ayuda a tiempo es un acto de autocuidado, no de debilidad.
En resumen: prevenir el estrés es cuidar tu salud
Nadie está exento del estrés, pero sí es posible modular su impacto. Incorporar pausas conscientes, hablar de lo que uno siente, cuidar los hábitos básicos y estar atentos a las señales del cuerpo puede marcar la diferencia entre agotarse o mantenerse fuerte.
Desde la medicina interna, el estrés no se trata como un problema menor: se considera un factor de riesgo clínico para múltiples enfermedades. Por eso, atenderlo a tiempo no solo mejora tu calidad de vida, sino que previene complicaciones médicas a largo plazo.
El cuerpo siempre habla. Escucharlo a tiempo es parte de cuidarse bien.
Almudena Beltrán de Miguel Doctora en la Unidad de Chequeos de la Clínica Universidad de Navarra, Almudena Beltrán de Miguel es especialista en Medicina Interna y en valoración médica deportiva.
Siguenos :)