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OPINIÓN / CARTAS DESDE ALEGRANZA

Vivir bajito

25 DE OCTUBRE DE 2024 / 11:29

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Pedro Algorta fue uno de los 45 pasajeros del avión que se estrelló el 13 de octubre de 1972 en los Andes. Nos cuenta su relato en exclusiva para DKV WeLife Festival.

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MARÍA FERNÁNDEZ-MIRANDA
DIRECTORA DE WELIFE

Vivir bajito

Cordillera de los Andes, Chile. FOTO: Pexels.

Escribo esta carta a trompicones, al tiempo que voy resolviendo urgencias relacionadas con el DKV WeLife Festival, nuestro evento más importante del año, que se celebra este fin de semana en Madrid. El festival es, de entre mis actuales obligaciones profesionales, la que mayores alegrías me da, pues siento que en él damos voz a quien de verdad merece ser escuchado.

Me emociona especialmente contar en nuestro evento con el testimonio de Pedro Algorta, uno de los supervivientes del accidente aéreo de los Andes, esa historia que todos conocimos gracias a la película "¡Viven!" y que hemos vuelto a recordar en la maravillosa "La sociedad de la nieve", la última cinta de Juan Antonio Bayona.

Pedro fue uno de los 45 pasajeros del avión que se estrelló el 13 de octubre de 1972, una vivencia que ha contado ahora, 50 años después, en el libro "Las montañas siguen allí". Pasó más de dos meses atrapado en los Andes; sólo él y otros 15 consiguieron salir con vida.

Este uruguayo, hoy septuagenario, estuvo hace unos días en Madrid y aprovechamos la ocasión para grabar una entrevista que se emitirá en exclusiva en el DKV WeLife Festival. Yo, la verdad, me esperaba un relato épico: creí que nos encontraríamos ante un superhéroe y lo que hemos visto es a un hombre normal, un esposo, padre y abuelo como tantos otros.

Entonces, ¿cómo logró sobrevivir a esa tragedia? Según él, su truco durante el tiempo que permaneció en las montañas consistió en "vivir bajito". Es decir, en mantener atadas las emociones, en olvidarse de sus seres queridos (de sus padres y de la novia que le esperaba) y en no proyectarse hacia el futuro. "En una situación de tanto estrés, uno se concentra en lo más básico", explica. "No podía distraerme, ni enojarme, ni tener pensamientos demasiado complejos. Lo único que hacía era vivir, respirar, estar vivo. Valía la pena seguir para estar vivo un rato más".

Insiste Pedro que él no es una persona extraordinaria, ni más fuerte ni más inteligente ni más resiliente que los demás. Y dice que quien más, quien menos, a todos se nos presentan montañas a lo largo de nuestras vidas. "Cuando estás al pie de una montaña no sabes cuán alta es ni que vas a encontrar al otro lado. Así que lo único que puedes hacer es empezar a caminar".

Eso, y vivir bajito.

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