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Entre mascarillas y tatuajes, cuidarse también puede ser un gesto de rebeldía. Foto: Shvetsa / Pexels

libertad para arreglarnos

De Virginia Woolf al skincare: el autocuidado es la nueva habitación propia

La belleza es hoy lo que fue la habitación propia para Woolf: un espacio de libertad. Embellecernos, cuidarnos o no hacerlo, sin culpa ni permiso

Por Marita Alonso

17 DE OCTUBRE DE 2025 / 14:00

Se habla mucho de la importancia del autocuidado y en tiempos en los que nuestras agendas son auténticas bombas de relojería, cuidarnos no siempre resulta sencillo. Sin embargo, como explican a Welife Patricia Ramírez y Yolanda Cuevas, autoras de Autocuidado. Un manual real y realista que abre las puertas a reconectar con una misma (Grijalbo, 2025) ese momento para cuidarse y mimarse, lejos de ser un capricho o un lujo, es una necesidad psicológica, física y emocional.

«El autocuidado es un ejercicio de responsabilidad con la salud física y mental. Cuando nos cuidamos, no solo nos beneficiamos nosotros, también lo hacen quienes nos rodean. Una persona que se escucha, se respeta y se cuida, puede relacionarse mejor, trabajar con más equilibrio y disfrutar más de la vida», explican.

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El problema es que muchos vinculan el autocuidado con el egoísmo, con la superficialidad o con perder tiempo. A ojos de estas expertas, esto se debe a los prejuicios. «Es justo lo contrario: cuidarse es un acto de responsabilidad. Igual que nadie debería opinar sobre cómo respiras o qué comes, tampoco debería cuestionar lo que eliges para tu bienestar», dicen.

El coach Tony Espigares aclara tanto lo que es el autocuidado como lo que no es. «No es un producto. No es una moda. Es la capacidad de estar contigo sin exigencias, sin juicio, sin filtros de Instagram. Es darte lo que necesitas, aunque no sea lo que se espera de ti. Para mí, es salir del modo supervivencia y entrar en el modo creación, en ese flujo donde hay disfrute aunque el ritmo siga. Y lo maravilloso es que, mientras más lo practicas, menos juzgas cómo se cuidan los demás. Porque entiendes que hay quienes se cuidan yendo al gym… y quienes lo hacen tirándose al sofá», explica.

Puede parecer pretencioso vincular Una habitación propia, el ensayo en el que Virginia Woolf reivindicó la independencia económica para las mujeres y su necesidad de disponer de un espacio propio para desarrollar su creatividad, con la belleza y el autocuidado. Pero basta con leer esta frase de su escrito para comprender que es posible establecer este vínculo. “No hay necesidad de apresurarse. No hay necesidad de brillar. No es necesario ser nadie más que una misma”, escribe Woolf en su texto.

“Woolf escribe sobre esa habitación propia, como un espacio físico, mental y emocional. Casi nadie dedica un día entero a un solo trabajo», explica la escritora Saman Shad. «En cambio, nuestros días son un malabarismo entre numerosas tareas en el trabajo, en casa y fuera de él. Negociamos relaciones, lidiamos con cambios tanto personales como profesionales. Para poder poner fin a eso y encontrar espacio, una habitación, aunque sea por un rato, podría ser de gran ayuda», dice en un texto llamado ‘Por qué tener una habitación propia puede ser el mejor modo de autocuidado». 

Patricia Ramírez y Yolanda Cuevas comentan que nadie parte de las mismas necesidades, del mismo momento vital ni de la misma historia de vida. Por eso mismo el autocuidado es personal e intransferible. «Para una puede ser correr una maratón y para otra, leer una novela en el sofá sin culpa. Para algunas es ‘skincare’, para otras meditar, pintar, reírse con amigos, tener una conversación pendiente, poner un límite o simplemente respirar profundo en medio del caos del día”, aclaran.

Espigares dice que en un sistema que premia por rendir, parar se ve como amenaza, pero advierte que no hay salud posible sin espacios para la pausa, el placer y la presencia. «Como dice la neurociencia: sin recuperación, no hay rendimiento sostenible. Y como dice el corazón: sin autocuidado, sin gratitud, no hay alegría que dure ni creatividad que florezca. Invertir en ti no es ego. Es amor propio en acción», asegura. De hecho, las autoras de Autocuidado recuerdan que dedicarnos tiempo redunda de forma positiva en todas las esferas, desde lo profesional o lo íntimo. 

Las responsables de CLOE Cosmética señalan en un vídeo la importancia de pensar en el autocuidado como un espacio de libertad y no de exigencia. «Cuidar tu piel es hermoso. También lo es soltar la culpa cuando no llegas a tu rutina, elegir productos que te acompañen y vivir el ‘skincare’ como una forma más de bienestar, no como una obligación”, aseguran.

«Nuestro contacto con la belleza comienza con nuestro primer baño y termina con el último. Cada momento importante de nuestra vida — cumpleaños, la primera vez que nos depilamos, la primera que nos maquillamos, las bodas y celebraciones — implica rituales de belleza», señalan desde L’Oréal.  Al cuidarnos, aceptamos nuestras singularidades. Según un estudio realizado en 2016, el 89 % de las mujeres a nivel mundial coincide en que existen múltiples maneras de ser bellas. Y el 70 % cree que la belleza es una idea que cada persona construye para sí misma. 

Desde The Social Hub añaden que el bienestar ha dejado de ser una rutina puntual para convertirse en un estilo de vida transversal. Según una encuesta reciente realizada por YouGov para The Social Hub a usuarios españoles, el 70% de los jóvenes afirma entrenar para mejorar su salud mental. Un 35% de los encuestados practica ‘fitness commuting’: sustituir parte del trayecto habitual al trabajo o estudios por ejercicio físico, como correr o ir en bici, integrando así el movimiento en su día a día de forma natural y eficiente.

Estamos ante una redefinición total de qué significa cuidarse. Ya no se trata solo de ir al gimnasio, sino de generar entornos donde moverse, pensar, trabajar y conectar puedan ocurrir en un mismo espacio”, señala Tasha Young, Chief Membership Officer de The Social Hub. Porque el autocuidado implica muchísimas cosas pero ante todo, es un momento de desconexión en el que dedicarnos tiempo a nosotras mismas sin sentirnos culpables por ello.