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Saltar, correr en zigzag y todo los que sea hacer movimientos repentinos y rápido mejora la agilidad. Y eso se fabuloso para mejorar la longevidad. FOTO: Mantas Westhaven/Pexels.

Podría reducir el riesgo de Alzheimer

Ejercicios de agilidad: el entrenamiento menos conocido que dispara nuestra la longevidad y calidad de vida

Coger al vuelo un vaso que estaba a punto de caer al suelo o dar media vuelta para salir del ascensor que sube cuando queremos bajar. Respuestas rápidas que se mejoran con ejercicios de agilidad.

Por Silvia Capafons

16 DE DICIEMBRE DE 2025 / 14:00

¿Recuerdas cuando te agachabas a por algo que se te había caído y te levantabas de golpe sin esfuerzo? ¿O cuándo participabas en juegos de persecución en el colegio esquivando, parando y corriendo como una gacela? La agilidad física es un privilegio de la infancia que se va perdiendo según pasan los años. La buena noticia es que puede, y debe, trabajarse, porque la agilidad es imprescindible para reaccionar a tiempo cuando algo se va a caer. Pero también, para mejorar el equilibrio y prevenir caídas, dos condiciones que empiezan a empeorar a partir de la menopausia.

Por ejercicios de agilidad entendemos aquellos capaces de incrementar la capacidad del cuerpo para realizar movimientos complejos con rapidez y soltura. Se incorporan al entrenamiento habitual y se centran en diferentes partes de la musculatura mediante rutinas rápidas y dinámicas cuyo objetivo es conseguir velocidad, coordinación y movilidad. En definitiva, una mejor capacidad de respuesta inmediata.

De esta manera no solo se rinde más a nivel de ejercicio, sino que se incrementa la adaptación del cuerpo ante un estímulo inesperado. Y además, nos ayudan en el día a día, tal y como apunta Jesús García, head coach del centro de entrenamiento y bienestar Revive. «Tienen una transferencia directa a nuestra vida cotidiana. Nos ayudan a movernos con rapidez, cambiar de dirección con control, equilibrio y coordinación». Dentro de su método Strenght and Conditioning cuentan con una estación donde ponen a prueba la agilidad y el rendimiento mezclando fuerza, velocidad y resistencia, los tres pilares que juntos, nos hacen más fuertes, ágiles y funcionales. «Al mejorar en estos aspectos logramos movernos con mayor eficiencia, control y rendimiento, tanto en el entrenamiento como en la vida diaria», añade el experto.

En realidad hay muchas rutinas donde se trabaja la agilidad.

  • Saltar en el sitio, porque se fortalecen los músculos involucrados en el despegue y la caída y al ponerlos en relación para conservar el equilibrio mientras se está en movimiento. Es lo que nos da seguridad al subir una escalera peldaño a peldaño con uno o dos pies, y al bajarla después.
  • Saltar a la comba.
  • Juegos con cambios de trayectoria rápidos. Juegos de persecución, carreras de obstáculos, carrera en zigzag
  • Crossfit.
  • Fútbol, balonmano o baloncesto, por los cambios de ritmo y movimientos.

El experto señala algunos de los ejercicios específicos que practican en el centro Revive para mejorar la agilidad: «Saltos al cajón, burpees, empuje y tracción de trineo y sentadilla mas lanzamiento de wall ball contra el suelo», entre otras.

Ser ágil no es solo la panacea para desenvolverse en lo cotidiano. Se incrementa la velocidad y la potencia, la resistencia cardiovascular, el equilibrio, la coordinación, el gasto calórico y la fuerza.

También ayuda a mantener una buena postura y alineación corporal. «Al tener un tono muscular más fuerte, se protegen las articulaciones y se reducen el impacto en ellas», añade Jesús García. Y algo muy importante: entrena el cerebro, ya que para responder a un estímulo con un movimiento hay que tirar de concentración mental y comprensión, y por tanto, de la parte cognitiva. «Mejora la respuesta cerebral porque protege el hipocampo, aumenta la proteína BDNF que refuerza las conexiones neuronales y libera irisin, una hormona que protege contra enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer», añade el entrenador.

Los ejercicios de agilidad son especialmente interesantes en la perimenopausia y la menopausia, porque estimulan al hueso a regenerarse. Así lo señala la  investigación de Kohrt publicada en la revistas especializada Medicine & Science in Sports & Exercise: cuando sometemos al cuerpo a movimientos rápidos, saltos o cambios de dirección, se generan microimpactos controlados que activan los osteoblastos, que son las células que fabrican hueso.

Esto, a su vez, mejora la densidad mineral ósea y ayuda a prevenir y frenar la osteoporosis, sobre todo cuando llega el descenso de estrógenos provocado por la menopausia. A la vez es bueno para la propiocepción (la conciencia del cuerpo en el espacio) y previene caídas, que son la principal causa de fracturas en mujeres con osteoporosis. En definitiva, contribuye a la longevidad con una mayor calidadd e vida.

 

Es crucial que los ejercicios de agilidad se hagan con técnica para evitar lesiones. «Tenemos que aplicar el ejercicio de progresión. Imaginemos una escalera y que hay que ir peldaño a peldaño para evitar hacernos daño. El primer peldaño sería la seguridad, el segundo la técnica y ejecución del ejercicio, y el tercero, una vez nos sentimos seguros y con la técnica precisa, aumentar la intensidad y volumen del entrenamiento. De esta forma evitaremos lesionarnos», apunta el head coach de Revive.

Además de esos consejos, se impone el sentido común a la hora de practicar deporte:

  • Calentar previamente con movilidad articular, activación del core y los glúteos y algo de trote suave.
  • Priorizar el control antes que la rapidez
  • Evitar suelos inestables y resbaladizos
  • Usar un calzado adecuado
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