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Hablamos de la polémica baja por dolor de la menstruación.

Hablamos de la polémica baja por dolor de la menstruación. / Unsplash

baja menstrual

La baja por dolor de regla no resuelve la pobreza menstrual

La baja por dolor menstrual ha levantado una polvareda en España. Muchas activistas creen que descansar tres días no es suficiente si no se reconoce la menstruación como un proceso vital natural.

Por María Miret García

28 de septiembre de 2022 / 13:02

Diarrea, vómitos, dolor incapacitante que te lleva a urgencias… Son algunos de los trastornos que sufren muchas mujeres cada mes cuando les viene la regla. En España, una ley acaba de reconocer a las mujeres su derecho a tomarse tres días de baja cuando menstrúan con dolor. 

Para muchas expertas la medida resulta insuficiente, aunque celebran que se ponga sobre la mesa el tema. Erika Irusta es una de las activistas que se muestra escéptica. La pedagoga fue una de las primeras en hablar de la menstruación en este país. “Nuestro problema no es la menstruación, es el techo de cristal y el suelo pegajoso. Cómo se ordenan los tiempos productivos y reproductivos. Y no se soluciona con 3 días de descanso al mes”, decía en una entrevista.

“Necesitamos de políticas públicas que colectivicen la salud y la dignidad menstrual”, explica Carolina Ackermann, activista y divulgadora por la salud cíclica y climatérica. Junto a otras compañeras, lleva años trabajando por la divulgación en salud y educación menstrual. En plena pandemia constituyeron la Asociación de Cultura menstrual La Vida en Rojo.

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“Hace falta crear más consciencia colectiva sobre la menstruación, el ciclo menstrual y los sangrados vaginales, para que, como sociedad y cultura, abandonemos la idea de que son hechos íntimos e individuales”, aseguran, y celebran que al menos menstruar haya “dejado de ser un asunto doméstico para convertirse en un asunto público”. 

La menstruación se ha convertido en un asunto público

En realidad, hace muy poco tiempo que la menstruación ha entrado en el debate público. No hay que olvidar que la investigación sobre el ciclo menstrual lleva muy pocos años. Con ello se han incorporado algunos términos que no siempre resultan claros para la población. Si eres de las que todavía se hace un lío, aquí te damos algunas pistas para aclararte. 

Inequidad menstrual

El concepto de inequidad menstrual abarca las barreras y dificultades que se encuentran muchas personas para aprender sobre el ciclo menstrual, al tabú, al estigma, y en definitiva,  a la patologización de la menstruación, que también incluye la falta de poder de autogestión y de autonomía. 

Pobreza menstrual

Esta inequidad forma parte de la violencia de género e incluye la pobreza menstrual. Ésta se refiere a la falta de acceso y de no poder escoger los productos de recogida del sangrado menstrual. Pero no se trata solo de no poder comprarlos, sino que también aborda el tabú, las prácticas y las creencias en torno a la menstruación que vulneran los derechos humanos de niñas, mujeres y personas que menstrúan.

Educación menstrual

La educación menstrual consiste en aprender sobre lo que debería ser una menstruación digna y comprende el autocuidado, el autoconocimiento y la gestión de la propia menstruación. 

Salud menstrual

Incluye cuestiones como la vergüenza, la desinformación, los mitos, la hipermedicalización, junto a otros aspectos de lo que debería ser una menstruación digna que forman parte de la salud menstrual. El ciclo menstrual es un proceso fisiológico natural y la sangre menstrual no es un “desecho”, sino la expresión de nuestro estado de salud o la falta de esta, tal y como ha demostrado la investigación de Enriqueta Barranco y Olga Ocón en la Universidad de Granada. 

Cosas tan importantes como saber diferenciar la menstruación de las hemorragias vaginales que tienen lugar tras un aborto, en el puerperio, cuando comienzan las alteraciones del ciclo por la menopausia o tras una intervención quirúrgica ginecológica. El “sangrado por saturación” no es lo mismo que el “sangrado por deprivación”, que se producen cuando se usan métodos anticonceptivos como píldoras, inyectables, parches o implantes subdérmicos. 

“Se deben tener en cuenta los factores biopsicosociales y medioambientales”

Una mujer puede menstruar entre unos 30 y 40 años de su vida y sin embargo, muchas se enfrentan al estigma, la precariedad y el sesgo de género por tener la regla cada mes. “Para que la sangre fisiológica deje de ser un tema tabú deben aplicarse medidas concretas para la educación menstrual integral y para el conocimiento y acceso a la gestión del sangrado de manera saludable, inclusiva, accesible y sostenible”, sostienen desde La Vida en Rojo.

La pubertad, el ciclo menstrual, el puerperio y el climaterio son etapas naturales en la vida de toda mujer y por ello piden más investigación, educación, salud y recursos con enfoque específicos en cada una de ellas. Además “se deben tener en cuenta los factores biopsicosociales y medioambientales” de los que hablan profesionales como la Dra. Carme Valls. 

El estudio ‘Equidad y Salud Menstrual’, del Instituto Universitario de Investigación en Atención Primara Jordi Gol i Gurina (IDIAPJGol), ha analizado las barreras para acceder a productos menstruales y a espacios adecuados para el manejo menstrual, así como para la participación social, comunitaria, política y económica. El objetivo era evaluar y explorar las experiencias de salud e inequidad menstrual en mujeres y personas que menstrúan entre 18 y 55 años en España entre marzo y julio 2021. El 96.8% de las participantes fueron mujeres cis. 

El 94.1% había sobreutilizado productos menstruales cuando no tenían un repuesto y el 94,3% ha utilizado productos menstruales más tiempo del recomendable al no poder acceder a lugares adecuados para cambiarse. “Este dato sobre el uso prolongado de los productos menstruales puede resultar en numerosos problemas de salud física como emocional”, destaca Carolina Ackermann. 

Muchas utilizan productos no diseñados para la gestión menstrual, como el papel higiénico y los pañales o toallas. Casi un 40% no ha podido pagar el producto elegido y hasta un 22,2 % no ha tenido acceso en algún momento de su vida por cuestiones económicas. El absentismo escolar por cuestiones de salud menstrual alcanza el 56,6% y un 53.8% deja de socializar cuando tiene la regla debido al dolor menstrual, el cansancio, su estado emocional, un sangrado abundante o para esconder que tiene la menstruación.

Desde hace años, asociaciones como La Vida en Rojo o Amba Menstruación Digna piden que se reconozcan el sangrado menstrual y los vaginales en general como hechos fisiológicos naturales que requieren de productos económicamente accesibles para su recogida.  

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