Mucho más que un baño termal: el curioso ritual del onsen que fascina a los japoneses

Una de las curiosidades más llamativas de la cultura japonesa es el ritual del onsen. Las icónicas imágenes con el vapor saliendo de estas aguas termales a 42°C, enclavadas en paisajes naturales adornados de cerezos en flor o rodeadas de bosques de bambú, transmiten calma solamente al observarlas a través de la pantalla.

El país nipón es un archipiélago volcánico y cuenta con más de 27 000 aguas termales que los japoneses disfrutan desde hace miles de años. Estas aguas cargadas de sales minerales (azufre, yodo, hierro, calcio) mejoran la circulación sanguínea, alivian dolores musculares y ayudan a sanar pieles con problemas de eccemas o psoriasis.

Pero bañarse en un onsen es mucho más. E implica todo un proceso: el ritual del onsen. 

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El baño compartido, esa costumbre tan nipona

«Bañarse y la limpieza son esenciales para los japoneses. Antiguamente, cuando la gente no tenía baños individuales en casa, solían ir a los baños públicos por la tarde después de cenar», relata Mina Shibahara Kawasaki, consultora en comunicación internacional. Cuando la gente obtuvo bañeras individuales en casa, aún se mantuvo la idea de baño compartido.

La experta insiste en no confundir los baños públicos con los onsen, ya que en los primeros normalmente el agua no proviene de manantiales termales.

Ducha y baño no son lo mismo

«Incluso en los baños privados de los hogares, la ducha está al lado de la bañera y no colgando sobre ella», sigue detallando Shibahara. Esto tiene su explicación: «Primero hay que lavarse el cuerpo con la ducha. Una vez limpio, ya se entra en la bañera previamente llena, donde te relajas. En mi baño en Japón, el agua de la bañera tiene un control de temperatura que la mantiene estable, normalmente a 42°C», cuenta Shibahara.

Toda la familia se baña con el mismo agua

Las bañeras japonesas son profundas, pero no largas. Te sientas con las rodillas recogidas y el agua te llega hasta el cuello. Al salir del baño, hay un pequeño cubo que se usa para recoger el agua de la superficie y asegurarse de que está limpia para el siguiente miembro de la familia. Luego entra el siguiente miembro, usa la ducha y después se sienta en la bañera. Puede que se agregue un poco más de agua caliente, pero generalmente es el mismo agua.

«Al salir del baño, decimos: “Osaki ni itadakimashita”, que significa gracias por dejarme bañarme antes que tú. También es una señal para la siguiente persona de que ya puede entrar», relata la británico-japonesa. Los onsen conservan la esencia del baño compartido, que es una parte muy importante de la cultura japonesa.

Ir y repetir

El ritual del onsen forma parte de la vida de todos los japoneses. Los ryokan (lo que equivaldría a nuestros hostales) suelen tener el suyo propio. «Al llegar al ryokan lo primero es acudir al onsen. Después, disfrutar de una comida increíble en tu habitación o en el restaurante y luego volver al onsen justo antes de acostarte», explica esta consultora.

Aunque para un occidental parezca excesivo, se suele volver al onsen la mañana siguiente, antes o después del desayuno.

El camino de guijarros

El onsen forma parte de toda una experiencia de descanso y relajación, a la que se puede añadir un masaje o un tratamiento facial. Algunos ryokan incluyen un ‘baño de pies’, que consiste en un camino exterior de guijarros que conduce al onsen. «Al caminar, estos guijarros pueden ser muy dolorosos si no estás en plena forma. Estas piedras imitan al típico masaje japonés shiatsu, en el que ciertas áreas de presión en los pies representan órganos internos. Si una parte duele, puede indicar que algo no está bien por dentro», revela Shibahara.

Aquí no se usa el bañador

Al onsen se va solo, con amigos o en familia. Mina acudía de pequeña con sus padres y, a su vez, llevó a su hija por primera vez cuando ésta cumplió los dos años de edad. Una vez dentro, hay dos entradas: una para hombres y otra para mujeres. «A menudo hay una pared muy alta que separa ambas zonas, de modo que no puedes ver nada, pero sí puedes oír voces al otro lado», relata Mina.

La separación se explica porque al onsen se entra completamente desnudo. «Tenemos una expresión, hadaka no tsukiai, que significa comunicación desnuda. La idea es que cuando las personas llevan ropa y joyas están mostrando su estatus social o jerarquía, pero cuando estás desnudo, todos son completamente iguales. En estas condiciones, no hay pretensión ni mentiras. Al estar desnudo puedes ser tu verdadero yo, y los demás que están contigo dentro del baño también están siendo su verdadero yo».

Paso a paso, así se usa el onsen

• Primero, ducharse. Nadie debe entrar al agua —que compartirás con otras personas— con el cuerpo sucio.
• Te duchas sentado. «Puedes ducharte de pie , pero la forma más común es sentarte en un taburete que se proporciona en cada ducha. Puedes llevar tus propios productos, aunque las duchas siempre cuentan con champú y gel. A menudo también te dan un cepillo de dientes y un pequeño tubo de pasta dental».
• Todo se lava antes. No se trata de mojarnos rápidamente el cuerpo como hacemos antes de tirarnos a la piscina. Aquí hay que lavarse hasta el pelo y, en caso de tenerlo largo, también es obligatorio recogerlo.
• Dos toallas. Al entrar en el onsen se facilita una toalla pequeña rectangular y una toalla grande de baño. «La pequeña es para llevarla contigo dentro de los baños, aunque no debes meterla en el agua. Se usa para lavarte el cuerpo con ella en la ducha y luego, una vez enjuagada en la misma ducha, también puedes usarla para cubrirte al moverte entre los distintos baños. Muchas personas la utilizan como un turbante para el cabello o se la colocan encima de la cabeza mientras están sumergidos en las aguas. También la usan para sentarse en la sauna o en la sala de vapor», comenta Mina.

El cubo para aclimatar

Antes de entrar en las aguas termales siempre hay una piscina pequeña de agua cerca de las duchas con cubos de madera. «Ese cubo se utiliza para recoger agua caliente de la piscina y verterla sobre tu cuerpo. A esto se le llama kakeyu, que significa literalmente ‘agua caliente para verter’. La razón es acostumbrar el cuerpo a la temperatura del onsen, ya que si entramos de golpe en un baño muy caliente hay riesgo de sufrir un shock térmico, ya que al cuerpo no le da tiempo a adaptarse a la diferencia de temperatura».

Al terminar, ¿nos volvemos a duchar?

Hay varios tipos de baños en un onsen: fríos, calientes, carbonatados, eléctricos, de masaje con chorros de agua y rotenburo (los que están al aire libre). Enjugarte después va a depender del tipo de onsen. La experta en comunicación japonesa recomienda que»“en algunos es mejor no hacerlo, porque los minerales se absorben y permanecen en la piel durante varias horas. En otros, especialmente los que contienen azufre, el olor es tan fuerte que resulta inevitable querer aclararse después. Además la piel podría reaccionar si se permanece demasiado tiempo sin hacerlo».

Todo este ritual del onsen, unido al silencio que se respira en el lugar, genera un momento de paz interior que algunos definen como un pequeño viaje sensorial capaz de resetear la mente y el cuerpo por completo.