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Mujer prueba fragancias de un horno para perfumes

Calentar un perfume en un horno especial ayuda a captar todas sus notas olfativas. No lo hagas en casa. FOTO: Mart Production / Pexels.

Oler no basta

Perfumes recién salidos del horno, la ingeniosa astucia para descubrir el aroma real de una fragancia

La perfumería The Scentuary acaba de abrir sus puertas en Madrid y tiene una curiosidad: un horno para probar perfumes que imita cómo quedaría sobre la piel

Por Salomé García Gómez

11 DE NOVIEMBRE DE 2025 / 16:44

Madrid acaba de estrenar una nueva perfumería nicho. The Scentuary podría ser una boutique más, pero esta cuenta con un detalle diferenciador. Para probar cada fragancia se pasa por un pequeño autoclave. Un horno para probar perfumes que pone al descubierto las notas olfativas más ocultas de cada creación.

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Por qué los perfumes cambian de olor

Llegas a tu tienda favorita. Pruebas un perfume. Te encanta. Lo compras, te lo pones y al cabo de un rato, huele diferente. Tal vez, incluso, no te guste. Y no, no se ha puesto malo, ni era de mala calidad. «Es el proceso habitual de evolución de un perfume sobre la piel caliente. La forma más rápida de imitar ese proceso es con un horno para probar perfumes«, explica Alex Puyaltó, especialista en perfumes de Perfumerías Júlia.

Este pequeño horno se encuentra en una salita posterior del local, escondido a ojos de los curiosos. Un espacio de privacidad donde el cliente se sienta con su asesor de perfumes para probar aquellas fragancias que previamente ha seleccionado en la parte anterior de la tienda. El objetivo no es otro que conseguir que cuando salga de la tienda, se lleve un perfume del que no se arrepienta.

PerfumeríaThe Scentuary
Detalle del interior de The Scentuary

Elegir sin prisas

Marta Gabriel, directora de marketing de The Scentuary, explica así el viaje olfativo que sigue el cliente hasta encontrar su fragancia ideal. «Queríamos crear un espacio que trascendiera lo comercial. Aquí, cada fragancia cuenta una historia y cada visita es un viaje sensorial único», explica. En su exclusivo catálogo cuentan con fragancias de Comptes de Parfum, Nishane, Chopard y Bond N.9. Colecciones exquisitas (y caras) que hay que elegir con calma.

Cuando un cliente entra en esta boutique, un asesor le acompaña y guía en ese periplo de probar distintas fragancias hasta dar con la deseada. La primera etapa conduce a elegir entre las distintas familias olfativas (cítricas, frutadas, orientales, amaderadas, chipres…) según la personalidad o los gustos de cada cliente.

A continuación, se pasa a la zona reservada, una especie de saloncito con sofás. Allí el asesor impregna distintas tablas de cerámica para probar en frío y en caliente cada fragancia. «Lo habitual es que nos lleve entre 90 minutos y dos horas con cada cliente», señalan.

Una sinfonía en tres tiempos

Una fragancia no deja de ser un cóctel de aceites esenciales con distintos pesos moleculares incorporados a una solución de alcohol. Entender un perfume es cuestión de química elemental: los ingredientes de mayor peso molecular irán al fondo de esa disolución. Por eso se llaman ‘notas de fondo’. Los más ligeros se quedarán en la superficie. Los de peso medio son las notas de corazón. La suma de los tres nos da la famosa pirámide olfativa de la que siempre hablan los perfumistas. Algo así como una sinfonía en tres tiempos.

Para lograr un equilibrio se suele aplicar la regla 30-50-20: 30% de notas de salida, 50% de notas de corazón y un 20% de notas de fondo. Ni demasiado volátil, ni demasiado denso.

Las primeras en brotar son las notas de salida, esos acordes muy volátiles que percibimos nada más pulverizar nuestra fragancia. Suelen ser notas cítricas y florales, muy frescas y llenas de energía. Pasados unos minutos notamos las de corazón, con algunos toques de especias y nuevas notas florales. Una hora más tarde, lo que percibimos es muy distinto. Ahí permanecen los almizcles, el sándalo y hasta las notas de café, tabaco y el famoso oud. Son las notas de corazón. En este momento la fragancia que percibimos es muy distinta a la que olimos al pulverizarla por primera vez. Si no nos gusta, ya es tarde. Y lo que es peor: ese es el aroma que perdura en la ropa incluso varios días después de ponernos el perfume.

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El detalle de la cerámica

«Normalmente las fragancias se prueban en frío sobre una mouillette», explica Puyaltó. Es ese papel secante en forma de tira o tarjeta que retiene las notas de cada fragancia. Por mucho que lo agitemos en un primer momento solo percibimos las notas de salida, las más volátiles. «Para notar las de fondo tiene que evaporarse más el alcohol. Necesitamos que esos acordes más pesados se calienten para que pasen al aire y los percibamos», prosigue Puyaltó.

Para acelerar el proceso, en The Scentuary los perfumes se prueban sobre una tabla de cerámica. En un primer momento, el cliente la huele nada más pulverizar la fragancia escogida. A continuación se introduce unos segundos en el horno para probar perfumes y se entrega de nuevo al cliente. La sensación olfativa en caliente cambia: es más intensa, menos chispeante, más sensual. Son las notas de fondo. En The Scentuary reconocen lo innovador del ‘horno para fragancias’ y su importante papel en la satisfacción del cliente. «Queremos que se vaya a casa con un perfume que le encaje como anillo al dedo», concluye.

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