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Tener amigos intergeneracionales refuerza los lazos y mejora la salud física y emocional. FOTO: Freepik.

efectos secundarios del cariño

Tener amigos de todas las edades funciona como píldora de longevidad

Hay vínculos que rejuvenecen más que una crema y conversaciones que suben más el ánimo que el café de la mañana

Por María Corisco

7 DE OCTUBRE DE 2025 / 17:00

Imagina la escena: un adolescente enseñándole a su abuelo a usar TikTok, mientras él aprovecha para contarle cómo era ligar antes de que existiera Internet. O una universitaria que hace voluntariado en una residencia y regresa a casa con su teléfono lleno de recetas caseras. A simple vista es solo una bonita estampa de amistad intergeneracional. Pero ahí está pasando mucho más de lo que creemos. Y es muy, pero que muy bueno.

La ciencia lo confirma: nuestro cerebro y nuestro cuerpo reaccionan de forma positiva al contacto social afectivo. Cuando esas amistades cruzan generaciones, los beneficios se disparan. La cercanía con personas de edades distintas no solo anima el día. También refuerza la salud mental y emocional, afina nuestras habilidades sociales. Y, sorpresa, puede incluso tener efectos en la salud física.

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Los estudios de neurociencia social han mostrado que la interacción afectiva activa los centros de recompensa del cerebro, como el estriado ventral y la corteza prefrontal medial. Estos puntos se sabe que están implicados en la sensación de bienestar, motivación y regulación emocional. Por eso mismo, la simple interacción positiva con personas cercanas, sean familiares o amigos de distintas edades, genera liberación de dopamina y oxitocina, neurotransmisores relacionados con placer, apego y confianza.

En su Creativity & Aging Study, el gerontólogo Gene Cohen mostró que los adultos mayores que participan en actividades intergeneracionales, como tutorías escolares o talleres creativos, experimentan mejoras en la memoria, en la atención y en la creatividad. Su bienestar emocional también aumenta: sienten menos ansiedad, más autoestima y mayor sentido de propósito. “No es solo entretenimiento”, escribió Cohen, “es un entrenamiento para la mente y un fortalecimiento de la resiliencia emocional”.

La socióloga y experta en gerontología social Tine Buffel ha analizado en Ageing & Society cómo el hechod e tener amigos o conocidos de distintas edades mejora la inclusión social de las personas mayores y reduce la soledad. “La soledad crónica es un factor de riesgo para depresión, ansiedad y deterioro cognitivo. Compartir tiempo y afecto con personas más jóvenes actúa como un factor protector”, señala.

Así lo refleja también el Harvard Study of Adult Development, un seguimiento de diversos grupos humanos a lo largo de más de 80 años. La conclusión es que “las relaciones sociales de calidad, incluidas las intergeneracionales, son el predictor más fuerte de longevidad y de salud mental”.

En España, el informe Programas intergeneracionales. Hacia una sociedad de todas las edades, publicado dentro de la Colección de Estudios Sociales de Fundación La Caixa, es uno de los trabajos de referencia sobre este tema. Subraya cómo los programas intergeneracionales –actividades diseñadas para que jóvenes, adultos y mayores colaboren en un mismo proyecto – generan beneficios mutuos y ayudan a construir una sociedad más cohesionada. El texto destaca tres ideas clave:

  • Se rompen estereotipos: al convivir y trabajar juntos, se desmontan prejuicios sobre la edad, tanto hacia mayores como hacia jóvenes.
  • Beneficios sociales y personales: mejoran la autoestima, la salud emocional y el sentimiento de pertenencia, además de reforzar redes de apoyo comunitarias.
  • Sociedad inclusiva: se plantea que avanzar hacia una “sociedad de todas las edades” no es solo deseable, sino necesario ante el envejecimiento poblacional y los cambios demográficos.

Nancy Henkin y Gary Kaplan, psicólogos sociales que estudiaron programas de interacción entre estudiantes y mayores, encontraron que los mayores mejoraban su bienestar subjetivo y se sentían más valorados. Para los jóvenes, participar en estas actividades fomentaba empatía, habilidades sociales y un sentido de responsabilidad hacia los demás. En otras palabras, los beneficios son bidireccionales: cada generación aporta tanto como recibe. Sin olvidar el enriquecimiento lingüístico que conlleva. A fin de cuentas, cada época tiene un vocabulario característico que cae en desuso cuando llega la generación siguiente. Qué habría sido de los años 60 sin los guateques; o de los 80 sin el ‘chachi’ o ‘qué pasa, tío’. Los centennials y los alpha ahora toman el relevo con su eterno ‘bro’.

Además de los efectos emocionales y cognitivos de la amistad intergeneracional, compartir tiempo con personas de distintas edades mejora habilidades sociales concretas. Los niños y adolescentes aprenden a comunicarse con respeto y paciencia, mientras que los mayores desarrollan tolerancia a la novedad y flexibilidad cognitiva. Tineke Fokkema y Dorly J. Deeg, en sus estudios sobre envejecimiento en Europa, observaron que los mayores que mantenían contacto regular con generaciones más jóvenes tenían menos riesgo de aislamiento social y mantenían un estado emocional más estable.

OTROS TEMAS WELIFE

La dinámica intergeneracional también repercuten en la salud física. Las investigaciones muestran que participar en actividades conjuntas, desde juegos hasta voluntariado activo, aumenta la movilidad, la actividad física y la interacción social. Se trata de factores conocidos por reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y mejorar la inmunidad. Incluso en la tercera edad, los programas intergeneracionales han demostrado disminuir presión arterial, niveles de estrés y síntomas depresivos, mientras que refuerzan la capacidad cognitiva y la memoria funcional.

Gene Cohen resumía el mensaje de manera clara: “La actividad mental y social combinada, con interacción afectiva, es la mejor receta para mantener mente y cuerpo en forma”. Más allá de los beneficios individuales, la interacción intergeneracional fomenta la cohesión social. Reducir prejuicios por edad, aumentar la comprensión mutua y fortalecer la red de apoyo comunitaria son objetivos que se logran cuando niños, jóvenes y mayores comparten experiencias. Iniciativas como Generations United en EE. UU. promueven la participación de toda la comunidad en actividades conjuntas, mostrando que los lazos intergeneracionales son también un motor de cambio social positivo.