Cinco formas rápidas de activar la dopamina, la hormona de la felicidad que mejora tu autoestima

Todos queremos ser felices pero, ¿qué es exactamente la felicidad?. Para muchos, ser feliz significa tener un mejor empleo, para otros conseguir su familia soñada, tener pareja… Según el reputado profesor de psicología de Harvard, Tal Ben-Shahar, la felicidad se podría definir como «el bienestar de toda la persona», por lo que ese estado emocional supondría algo diferente para cada individuo. Eso sí, ser feliz no significa que no vayas a atravesar ningún momento duro en tu vida pero, como asegura Ben-Shahar, la felicidad depende, en gran parte, de tu actitud ante esos obstáculos.

Según apunta Arthur Brooks, científico social de la Universidad de Harvard, especializado en desarrollar estrategias basadas en evidencia científica para llevar una existencia más feliz, «la felicidad no es un destino, sino una dirección, lo que supone una muy buena noticia, porque significa que cualquier persona puede conseguir, si avanza en esa dirección, ser un poco más feliz«. Si se unen todos estos matices, podemos concluir que la felicidad no existe per se, sino que se construye, poco a poco, por el camino que nos conduce a ella.

Entonces, si la felicidad no es un hecho inmutable, si no es lo mismo para todos, ¿por qué aseguramos en el título de este artículo que existen cinco formas de incrementar nuestra felicidad? Porque según la prestigiosa revista National Geographic, las emociones tienen su origen en estímulos que provocan reacciones químicas en el cerebro y, por lo tanto, pueden ser manejadas a pesar de las condiciones externas. De este modo, han identificado cinco hábitos que se pueden asumir para segregar las hormonas que te hacen sentirte más feliz, como la serotonina, las endorfinas, la dopamina y la oxitocina.

TE PUEDE INTERESAR

Los once hábitos diarios de las personas inteligentes que te hacen feliz sin darte cuenta

El éxito no da la felicidad: así explican los expertos de Harvard por qué progresar poco a poco es lo que da sentido a la vida

1. Ponerle nombre a las emociones

Seguro que has escuchado la frase «el primer paso para superar un problema es reconocerlo». Lo mismo pasa con las emociones. El primer paso para asumir y gestionar una emoción dolorosa es reconocer que la estás sintiendo. Según un estudio publicado por la National Library of Medicine, ponerle nombre a tus propios sentimientos frena la actividad de la amígdala, la zona del cerebro que se activa cuando te emocionas. Nombrar las emociones ayuda a comprender lo que pasa, aceptarlo y luego, si hace falta, actuar en consecuencia. Además, es una de las claves de la autorregulación emocional, que es la capacidad para gestionar y calmar nuestras emociones, bien solos o acompañados de otra persona.

2. Cultivar nuestras relaciones sociales

Los humanos somos seres sociales y relacionarnos con nuestros semejantes y establecer vínculos saludables es fundamental para el bienestar. Según el estudio sobre felicidad más grande realizado hasta ahora, el conocido como Estudio sobre Desarrollo Adulto de la Universidad de Harvard, las personas más vinculadas a sus amigos y su familia viven más, logran en mayor medida sus objetivos vitales y son físicamente más saludables.

Por otro lado, el sociólogo Mark S. Granovetter aseguró en la década de los 70 que incluso los lazos sociales más débiles estimulan el cerebro, te hacen más creativo y más adaptable a los cambios. Es decir, que cualquier interacción social, por pequeña que sea, puede aportar felicidad y bienestar.

3. Hacer ejercicio físico

Al hacer ejercicio, el cerebro segrega unas sustancias que se llaman endorfinas, un neurotransmisor que bloquea la sensación de dolor y está relacionada con las respuestas emocionales placenteras. De hecho, un estudio de las universidades Oxford y Yale, publicado en The Lancet, demuestra que practicar ejercicio proporciona más felicidad que la riqueza. Los investigadores analizaron los efectos del deporte en 1,2 millones de personas en EEUU y concluyeron que aquellos que hacían ejercicio tenían una mejor salud mental que aquellos que no hicieron ejercicio. Eso sí, no hay que pasarse ya que el mismo estudio asegura que aquellos que practicaban más deporte del recomendado se sentían tan infelices como los que no hacían ningún tipo de actividad física.

4. Dar y recibir abrazos

Según afirma National Geographic, el contacto físico reduce la segregación de cortisol, lo que permite que se libere oxitocina y serotonina. Esto lo respalda un artículo publicado en la revista PLOS ONE, que concluye que recibir o dar un abrazo atenúa los estados de ánimo negativos que aparecen cuando experimentamos un conflicto. Además, según la profesora de neurociencia y comportamiento de la Universidad John Moores de Liverpool, Susannah Walker, los humanos estamos predispuestos a abrazar desde bebés para garantizar nuestra supervivencia, lo que, de adultos, se traduce en un sentimiento de protección que ayuda a reducir el estrés.

5. Hablarse a uno mismo en positivo

Hay veces que puedes ser tu peor enemigo. Cuando la autoexigencia te conduce a la frustración por no haber conseguido tus objetivos, tiendes a lanzar mensajes negativos, lo que conduce a empeorar la autoestima y condiciona tu comportamiento futuro. Por ello, es clave cambiar tu diálogo interno, y no sólo en cuanto a lo que te dices, sino cómo nos lo decimos. Según el estudio de la Universidad de Michigan, liderado por Ethan Kross, al dirigirte a ti mismo en primera persona, tiendes a hacer juicios más negativos («soy lo peor», «no soy capaz de hacerlo»). Pero si estableces este diálogo contigo mismos en segunda persona, tomas mayor distancia de las emociones y eres más racional, e incluso más optimista («lo haces genial», «puedes hacerlo»).

Hay escenarios en la vida que no puedes controlar, pero sí puedes hacerte cargo de cómo te posicionas ante estas situaciones. Introducir estos cinco sencillos hábitos en tu día a día te hará estar mas predispuesta a la felicidad, lo que te guiará por el camino más adecuado para conseguirla.