Siete cosas que hace la gente optimista todos los días para ser más positivos y felices

El ser humano tiene una gran capacidad para aprender nuevas cosas. Los niños son esponjas, pero el ansia por adquirir nuevos conocimientos no acaba ahí: nuevos trabajos, conducir un coche… y, sobre todo, ser feliz. Y la clave para esto último es mantener una actitud optimista y positiva, lo que además de mejorar la salud emocional tiene, tal y como demuestran los estudios, incontables beneficios para el bienestar físico.

El problema llega cuando la vida te golpea. Y lo puede hacer muy duro. Lo que dificulta que afloren los pensamientos positivos y surjan los negativos. Sin embargo, hay que aprender a levantarse y superar la adversidad. Para ello, hay siete cosas fáciles que hace la gente optimista para no perder nunca su positividad.

Siéntelo todo (también lo negativo)

El optimismo desbocado es peligroso. No es bueno ver el vaso siempre medio (o totalmente) vacío, pero tampoco lo es vivir perpetuamente en un mundo de fantasía repleto de unicornios. Igual que ocurre con las positivas, hay que sentir las experiencias negativas como lo que son, ya que de no identificarlas como tal, te devorarán.

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Como explica la psicóloga clínica Elena Jiménez, “ser optimista no implica necesariamente ser siempre positivo o ver el lado luminoso de todas las cosas”. Lo que hacen las personas optimistas es reconocer una mala situación, hacer una pausa y ver cómo seguir adelante. Siempre con el convencimiento de vivir un momento pasajero, incluso en los días más oscuros, y la certeza de que el futuro será mejor.

Vive el presente

Tenemos gran facilidad para ponernos en lo peor, pero, ¿realmente podemos llegar a esa situación? Tu bola de cristal no es infalible, por lo que preocuparte de eventos futuros malos que puede que nunca ocurran tan sólo te generará síntomas de ansiedad. Recuerda que el presente es el único momento que puedes controlar o cambiar. Nunca el futuro.

Una parte importante de ser más positivo es hacerlo lo mejor que puedas para vivir el presente. Y una vez más, si tienes uno de esos días en los que parece que el mundo se te viene encima, tómate una pausa y analiza qué hacer para superarlo, ya sea por ti mismo o con la ayuda de los demás.

Céntrate en tus fortalezas

Eres como tu bola de cristal: no eres infalible. Nadie lo es. Aunque tengas unas habilidades excepcionales, no siempre vas a triunfar. Lo cual no debe ser motivo para autoflagelarse. ¿Y qué hacen las personas optimistas? Pues, ante todo, conocer sus debilidades y fortalezas, y centrarse en estas últimas y explotarlas.

La especialista en Psicología Clínica destaca que “la persona optimista es aquella que ve un fracaso como una lección, no como una pérdida, que asume que el aprendizaje es una parte natural de todo progreso y utiliza sus experiencias como una oportunidad para crecer y mejorar”.

Nunca es tan malo como parece

Hay ocasiones en las que mantener una mente positiva no sale de forma tan natural. Por ejemplo, cuando tienes que tomar una decisión importante con tu pareja y no os ponéis de acuerdo. Es el momento en el que existe el riesgo de caer en una espiral de pensamientos negativos. Hay que recapacitar y utilizar técnicas de reenfoque positivo. La situación nunca es tan catastrófica como parece, por lo que, en lugar de enfadarte, trata de aprovecharla como una oportunidad para adquirir nuevos conocimientos y experiencias.

Aprende a decir no

En apariencia, no hay nada más negativo que decir que no. Pero hay que aprender cuándo (y cómo) decirlo. El mundo es un lugar en el que ya hay que hacer demasiadas cosas por obligación. Por tanto, relájate con aquellas que sí puedes eludir y prioriza tu felicidad sobre la de los demás.

Sé agradecido

La gratitud es un modo de vida de la gente optimista y un paso fundamental para ser más positivo. Hay que ser agradecido también en los días oscuros. En esos momentos, céntrate en las cosas buenas que tienes en la vida y da las gracias por ello. Además, una simple sonrisa o un pequeño gesto amable con el prójimo hará que los demás también se sientan agradecidos. Así se creará un ambiente de optimismo que reforzará tus pensamientos positivos.

Rodéate de gente positiva

El pesimismo es muy contagioso. Es muy fácil caer en la negatividad que emana de las personas tóxicas, por lo que es más que aconsejable evitarlas. Por el contrario, cuanto te rodeas de gente optimista, tus pensamientos son más positivos y todo parece más fácil.

Lógicamente, concluye Elena Jiménez, “la gente optimista no lo es todo el tiempo, pero saben cómo buscar ayuda, por lo que incluso comparten sus días oscuros con un amigo”.