La gratitud reduce el estrés: por qué dar siempre las gracias te ayuda a ser más feliz

“Es de bien nacidos ser agradecidos”. El refranero nos lo dice, y la urbanidad y los buenos modales también. Pero la gratitud como actitud ante la vida puede tener un impacto sobre nuestra salud, el estrés y la felicidad. Se trata de una tendencia en auge, con una corriente de psicólogos y expertos en el campo de la psicología positiva y el bienestar que defienden la gratitud como una actitud beneficiosa ante la vida.

Es el caso de Robert Emmons. Considerado uno de los principales expertos en el estudio científico de la gratitud, Emmons se ha dedicado a investigar cómo practicar de forma consciente y habitual la gratitud puede ser positivo en la salud mental y emocional, y ha plasmado sus conclusiones en libros como El pequeño libro de la gratitud o ¡Gracias! Cómo la nueva ciencia de la gratitud puede hacerte más feliz. En ellos, defiende los siguientes puntos clave:

1. Impacto en el bienestar. Emmons sostiene que la gratitud tiene un impacto positivo en el bienestar general y la felicidad. Practicar la gratitud regularmente puede contribuir a una mayor satisfacción con la vida y a una sensación de alegría.
2. Cambio de enfoque. Asimismo, aboga por cambiar el enfoque y centrarnos no en lo que nos falta, sino en lo que tenemos. En lugar de poner el foco en lo negativo o en las carencias, la gratitud ayuda a las personas a reconocer y valorar las oportunidades en sus vidas.
3. Mejora en las relaciones interpersonales. En sus trabajos ha explorado cómo la gratitud puede fortalecer las relaciones interpersonales. Expresar agradecimiento y reconocimiento hacia los demás puede mejorar la conexión emocional y promover la generosidad y la reciprocidad.
4. Resiliencia emocional. También sugiere que la gratitud puede aumentar la resiliencia emocional, lo que permite a las personas manejar mejor el estrés y las dificultades. La gratitud puede ayudar a contrarrestar pensamientos negativos y promover una actitud más positiva.
5. Efectos en la salud mental y física. Las investigaciones de Emmons han sugerido que la gratitud puede tener efectos positivos en la salud mental y física. Puede reducir los síntomas de la depresión, mejorar el sueño, fortalecer el sistema inmunológico y disminuir el estrés.

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Un aspecto crucial en las investigaciones de Emmons y de otros estudiosos de la gratitud es el de la práctica deliberada. Es decir, se trata de ser agradecidos de manera consciente, de trabajar la gratitud a lo largo del día hasta llegar a convertirla en un hábito que termine por formar parte natural de tu actitud ante la vida y ante los demás.

Ayuda para la depresión

Así se ha visto en una revisión de 70 estudios, publicada en el International Journal of Anxiety and Depression. En ella, los autores concluyen que “las personas con niveles más altos de gratitud reportan más optimismo, afecto positivo y satisfacción con la vida. Las personas con mucha gratitud también tienen una mayor autoestima y se evalúan a sí mismas de manera más positiva”.

Como ejemplo, un estudio realizado en la Universidad de Berkeley (California) comparó tres grupos de estudiantes universitarios: un grupo escribió cartas de agradecimiento a otra persona semanalmente durante tres semanas. Otro grupo escribió sobre experiencias personales negativas; y el último grupo no escribió nada. Los investigadores descubrieron que el grupo que escribía cartas reportó una salud mental significativamente mejor durante semanas después de finalizar el experimento. Independientemente de si enviaron sus cartas por correo (sólo el 23% lo hizo), experimentaron mejores resultados que aquellos que escribieron sobre sus experiencias negativas o no escribieron nada.

Consejos para practicar la gratitud

1. Di gracias. Aunque puede parecer simple, decir «gracias» y expresarlo puede mejorar tu estado de ánimo. No solo es cortés, sino que también hará que la persona a la que das las gracias se sienta bien. Puedes agradecer a alguien que te abre la puerta, a la persona en la caja registradora o incluso a un ser querido simplemente por estar en tu vida.
2. Haz una pausa. Sé consciente de que das las gracias y de por qué lo haces. Se trata de evitar utilizar esas palabras como muletilla de cortesía sin pararnos a pensar por qué estamos agradecidos.
3. Presta atención a tus emociones. Es importante reconocer cómo te sientes para poder realizar cambios cuando sea necesario. Los ejercicios de meditación y atención plena son fantásticos para tomar un respiro y escapar de los factores estresantes cotidianos. La meditación de gratitud implica dedicar tiempo a reflexionar sobre las cosas por las que sentimos agradecimiento, lo que nos va a ayudar a cultivar un sentido profundo de aprecio y reconocimiento por lo que ya tenemos.
4. Escríbelo. Puedes empezar por llevar un diario en el que cada día escribas algo que haya salido bien. Es una forma de reflexionar, recordar esos momentos y darles el valor que tienen, al celebrar y agradecer los pequeños éxitos del día a día.
5. Pon el foco en el presente. A menudo, la gratitud se relaciona con prestar atención al momento actual, apreciar las pequeñas alegrías y los detalles de la vida que nos hacen sentir bien.