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No podemos culparte por no quere poner el pie fuera de la cama. En especial, en esas mañanas frías en las que no apetece nada arrancar la jornada. Llámalo hurkle-durkle o 'unos minutos más, por favor'. FOTO: Marcus Aurelius/Pexels.

El triunfo sobre el despertador

Hurkle-Durkle y la delgada línea entre el placer de que alargar un rato en la cama y la mera holgazanería

Atrincherarse en la cama unos minutos, despierto y sin mirar el móvil, es un acto de rebeldía contra la rutina. Y podría estimular la creatividad. Pero también tiene límites para no acabar siendo un vago.

Por Verónica Palomo

1 DE DICIEMBRE DE 2025 / 07:30

El hurkle-durkle (o hurkle-durkling según donde los escuchemos) es una nueva canción anglosajona para bebés, ni una innovadora practica sexual. Es, ni más ni menos que ese placer no culpable de quedarse un rato más en la cama después de que suene el despertador. 

Los expertos señalan que esos minutos sirven al cerebro para tener unos momentos de máxima creatividad. Pero puedes considerarse simplemente como tu pequeña victoria rebelde frente al despertador.

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Vivimos en un ambiente social en el que ser activo y productivo lo es todo. Hay personas que a las 9 de la mañana ya han salido a correr, sacado al perro, cocinado avena para el desayuno, llevado a los niños al cole y contestado todos los correos electrónicos pendientes. Con esos mimbres es complicado explicar que, a ti, cuando suena el despertador, lo que verdaderamente te gusta es quedarte acurrucadito entre las sábanas media hora más. Procrastinar está mal visto, peor aún si procrastinas en la cama.

De ahí la felicidad cuando este hábito de repente se pone de moda e incluso los psicólogos le encuentran beneficios para la salud. La denominación procede de un término escocés que se remonta al siglo XIX. En el Etymological Dictionary of the Scottish Language, hurkle se define como «acercar el cuerpo, acurrucarse para darse calor». El significado original ha ido cambiando a lo largo de los años y en la actualidad la definición sería algo así como «remolonear en la cama después de despertarse». No para volver a dormir, ni desayunar o ver vídeos de Instagram. Te quedas en la cama arañando unas horas al reloj.

Fue un TikTok de la actriz Kira Kosarin, en el que se proclamaba fan del hurkle durkling, lo que despertó recientemente el interés de millones de personas por esta práctica. A partir de ese momento todo el mundo tenía algo que decir sobre el hurkle-durkle en la cama, hasta el punto de que se ha elevado a la categoría de tendencia de autocuidado.

Según la Asociación Americana de Psicología, la práctica puede disminuir la ansiedad matutina y favorece una transición más amable entre el sueño y las tareas del día. Diversos artículos en Psychology Today coinciden en que integrar estas pausas breves puede mejorar la claridad mental, fomentar la creatividad y reducir los niveles de cortisol.

La agresividad normalmente comienza con el estruendo de la alarma. El despertador irrumpe de forma radical el ciclo natural de sueño y ya el hecho de despertarse en una fase de sueño profundo puede dejarle a uno medio desorientado. En la mayoría de las casas se comienza el día con ese aturdimiento. Una maratón vertiginosa de duchas, desayunos, snacks, mochilas, cepillado de dientes, etc, que sin darnos cuenta puede aumentar el ritmo cardíaco y la presión arterial. En definitiva, aún no ha comenzado el día y ya se ha acumulado un estado importante de ansiedad.

Abandonarse al Hurkle-durkling es hacer una pausa intencionada, una técnica para reestablecer el espacio mental, prestar atención a las señales que te manda el cuerpo y comenzar el día con más claridad y equilibrio. Es una manera de anticiparse a las exigencias y responsabilidades que llegarán a lo largo del día.

Echar unos minutos más en la cama podría no ser un enemigo de la productividad, sino un aliado inesperado. Al permitirle al cerebro descansar, podríamos estar creando más espacio para la creatividad y la eficiencia. Precisamente una revisión realizada por psicólogas de la Universidad de Arizona confirmaba que una mañana tranquila permite que la mente divague libremente.

Y eso tiene un efecto positivo en la creatividad.

OTROS TEMAS WELIFE

Hay que diferenciarlo de otro concepto también acuñado por las redes sociales, el del bed rotting o algo así como pudrirse en la cama. Mientras el hurkle describe un hábito matutino en el que las personas permanecen en la cama durante menos de 30 minutos después de despertarse, el bed rotting implica abandonarse, pasar deliberadamente días enteros en la cama ocupado las horas con dispositivos electrónicos.

El primero se considera una elección consciente para relajarse y una forma de cuidar de uno mismo y el segundo puede incluso llegar a ser un síntoma de depresión por el que hay que alertarse.

La línea que separa ambos conceptos es delgada, aunque hay unos aspectos que marcan la diferencia:

  • Prescindir de la alarma. El día que se tenga planeado practicar el hurkle-durkle en la cama es mejor prescindir de ella y dejar que el cuerpo se despierte de manera natural.
  • Ponerse un tiempo límite para practicarlo. Los puristas del hurkle hablan de una horquilla ideal entre 15 y 30 minutos.
  • Cierto nivel de autoconciencia. No olvidarse de que el día continúa y que las tareas se están retrasando, pero que hay que ponerse con ellas en algún momento.
  • Mejor sin compañía. Para aprovechar mejor sus beneficios, desde la reducción de los niveles de estrés hasta una mayor claridad mental, hay que dedicarse tiempo para uno solo y en silencio.
  • Sin pantallas ni desayuno en la cama (de manera inmediata). Lo suyo es levantarse y obviar el móvil, por lo menos durante los primeros minutos, y el café. Esos primeros momentos de la mañana hay que dedicarlos a estirar el cuerpo, respirar hondo y a los pensamientos agradables.
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