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Las divas también comen. Que una cosa es la Rosalía espiritual y otras, que eso le quite el hambre. FOTO: Rosalía.

La diva cambiante, al estilo WeLife

Rosalía, la motomami del empoderamiento espiritual, prefiere estar fuerte a ser perfecta y no teme al fracaso

Ha pasado de encarnar la juerga en Despechá, a recluirse en una magnífica espiritualidad en Lux. Cambiante y segura de su nuevo yo. Bienvenidos a la nueva Rosalía

Por Kino Verdú

25 DE NOVIEMBRE DE 2025 / 16:30

La frase del título pertenece a la introspectiva letra de la canción Berghain, el primer sencillo del nuevo álbum de Rosalía, Lux (Columbia). Leemos al completo el párrafo: «Su ira es mi ira. Su amor es mi amor. Su sangre es mi sangre. La llama me atraviesa el cerebro como un osito de peluche de plomo. Guardo muchas cosas en mi corazón, por eso lo tengo tan pesado».

Rosalía es a la música lo que Dabiz Muñoz a la gastronomía: todo lo que toca, hace o dice, es noticia. Así que a raíz de la letra de Berghain han explotado opiniones desde todos los frentes. Nuestra compañera Marita Alonso y otros muchos han especulado con que fuera un homenaje al famoso club de techno berlinés del mismo nombre. Otros que si creen que ‘osito de plomo’ refleja conflictos personales y cargas emocionales. En WeLife admiramos su capacidad de reinvención y de ir por la vida sin miedo.

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En Lux, Rosalía abre su corazón con un afilado y muy personal bisturí. Pone sobre el tapete aquello que confesó en 2020 en Todo Noticias: «Lo que yo hago como artista puede parecer prescindible. Para algunos lo será, pero para mí poder hacer música es salud mental».

Más contundentes han sido sus recientes declaraciones relativas al nuevo disco: «Es la primera vez que he hecho un disco sin miedo al fracaso»(La Vanguardia). La creatividad como salvación, energía para superar caídas y hundimiento y atisbar los reflejos del bienestar. «Hay mucha espiritualidad… y lo dejo ahí», reveló en Los40. «He cambiado mucho, pero al mismo tiempo sigo dándole vueltas a las mismas preguntas y al mismo deseo de responderlas», confesaba a Harper’s Bazaar US.

Que pose en la portada ataviada como una monja ha alimentado toda suerte de conjuras. «Me gusta la idea de vivir como una monja, centrada solo en crear y encontrar la paz» (Vida Nueva Digital). «Ponía a la pareja en un pedestal… y no ¿será que ese espacio, quizás, es el espacio de Dios?» (COPE). Al leer estas cosas, y observar la portada, uno no puede dejar de acordarse de las orquestadas provocaciones de Madonna. Pero, claro, si picoteamos en la trayectoria de Rosalía, igual ha visto la luz o la Lux.

Letras que se inspiran en mujeres santas y en figuras como Juan de Arco. ¿Tan poderosa ha sido la catarsis de Rosalía Vila Tobella, nacida un 25 de septiembre de 1992 en Sant Estève Sesrovires? Aquella niña y adolescente que confesó en una entrevista que «Camarón de la Isla sonaba en el coche de mis amigos y aquello me cambió». Segunda de dos hermanas, su padre ya percibió en ella potencial en estas cosas de la música y el espectáculo. Estudia en la Escuela Superior de Música de Cataluña. En 2017 publica Los Ángeles, fusión de cante jondo y electrónica minimalista. Con El Mal Querer (2018), más urbano, pop (sin abandonar el deje flamenco) destroza las listas y el single Malamente es bailado y tarareado por hordas de jóvenes de todo el planeta: Latin Grammy al Álbum del Año.

Con su tercer artefacto, Motomami (2022) arrasa. Ese cóctel de descaro flamenco-reguetonero-electrónico acapara premios con desmesurada avidez, colabora con Travis Scott, Billie Eilish, Bad Bunny, The Weeknd; todos y todas a sus pies.

Entre medias, y al mismo tiempo, sus devaneos y relaciones sentimentales son prime time en las redes sociales, televisiones, radios. Es una estrella, una mega estrella y lo privado ya no existe para ella. Su idilio con C. Tangana fue sonado… aun más la ruptura. Luego las carantoñas con el puertorriqueño Rauw Alejandro. Nueva separación.

Saltemos al mes de agosto de 2022. Rosalía en Brasil, concierto de su gira Motomami. Interpretaba la canción Abcdefg. Olvida parte de la letra. Micrófono en mano aúlla: «Perdonadme, se me ha olvidado por qué letra íbamos, perdonad, es que tengo déficit de atención». Podía haber ocultado su TDAH. Pero no lo hizo. Rompió ese silencio y, lo que exhala vulnerabilidad lo reconvierte en su propio lenguaje musical… y terapéutico.

OTROS TEMAS WELIFE

No acude a terapias. No es carne de psiquiatras. ¿Meditación? Puede. La pregunta sería ¿quién no medita hoy en día? O al menos no ha hecho público que recurra a esas ayudas. A Rosalía le funcionan, para alcanzar el bienestar físico y mental, crear música, practicar una rutina de ejercicios (pesas, cardio, boxeo, baile, spinning, etc.), hábitos saludables y una alimentación medida con lupa. «El baile no es solo mi trabajo. Es mi forma de conectar conmigo misma», expresó en Elle USA. Sencillos desayunos (de no más de tres ingredientes), constancia e «intento mantenerme fuerte, no perfecta», manifestó en una reciente charla sobre bienestar.

Intuimos que Rosalía flota en una especie de manto de incandescente energía positiva y luminosa. Ha soltado lastre. Dice: «Lux es un disco que respira, que no necesita correr. Nació de la soledad, pero también de la luz que hay cuando aprendes a mirar hacia adentro». De las sombras al equilibrio. Que dure.

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