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Así nos recibe Taylor Swift en su web: millonaria, estrella del pop y curranta incansable. Foto: Taylor Swift.

Estilo de vida WeLife, versión pop

Así entrena Taylor Swift su superpoder: rutina de atleta, gatos y silencio digital

Entre estadios a reventar y estudios de grabación, Taylor Swift demuestra que el secreto no está en la épica, sino en saber cuándo entrenar, parar y desaparecer del mapa

Por Kino Verdú

30 DE SEPTIEMBRE DE 2025 / 14:00

El 3 de octubre se publica The Life of a Showgirl, el álbum número 16 de Taylor Swift, esa mujer de Pensilvania con pinceladas de eterna adolescente que odiaba cada gramo de más adosado a su esculpido cuerpo. La Afrodita del pop ha aprendido a domar su ambición, rehúye las malas vibraciones de las redes sociales y es adicta a una rutina de entrenamientos… Y al descanso. 

Cada nuevo artefacto sonoro de Taylor Swift se convierte en un acontecimiento mundial. Y una máquina de generar dinero. Apunten: 1.363.500.788,80 euros. Es el patrimonio neto estimado en 2025 según apunta la revista digital Finance Monthly. Y todavía faltan unos meses para terminar el año… Pero, ¿cómo se gestiona este brutal éxito sin transformarse en una perezosa ricachona de mentalidad hueca, enamorada de Johnny Walker y suscrita a los ansiolíticos?

Cinco segundos para asimilar el éxito

El documental de Netflix Miss Americana disecciona la transformación vital que conmocionó el paisaje emocional de Taylor Swift desde el proceso creativo de Lover (editado en 2019) hasta que despegó sus labios y se atrevió a vocear sus opiniones políticas y personales. Empezó entonces a hablar sin censuras sobre la dismorfia corporal, sus trastornos alimenticios o el acoso de las redes sociales.

“Me permito cinco segundo al día para pensar: sí, esto está pasando. Y luego vuelvo al trabajo”. El “esto está pasando” es el abrumador éxito. Taylor exorciza los peligros de perseguir el éxito como supremo objetivo vital (laboral, familiar, social) con altas dosis de autocontrol, de no despegar los pies del suelo y del trabajo incesante como terapia: “Mi respuesta a cualquier cosa que pase, buena o mala, es seguir haciendo cosas”, afirmó en la revista TIME. 

Crear sin esperar a las musas

Esta perspectiva de Taylor Swift vendría a ser una corroboración contemporánea del picassiano “no creo en las musas… Pero si llegan que me pillen trabajando”. Algo similar afirmaba Miguel Navarro, CEO de Productividad Feroz y autor de Manifiesto para la calma. “En vez de esperar a tener claridad absoluta, prueba. En vez de planearlo todo, actúa. El progreso no ocurre de golpe, ocurre paso a paso. No necesitas la visión completa, solo un punto de partida”.

Para la estrella del pop estar ocupada en la creación casi a tiempo completo ejerce de mindfulness en el sentido de centrarse en su objetivo y nunca perderlo de vista (pergeñar canciones, reinventarse en cada disco, en cada directo), pero sin proclamar que practica el mindfulness o la meditación consciente. “Concibió el concepto de su ambiciosa gira mientras trabajaba en el álbum Midnights. Quería que la gira sirviera como una cápsula del tiempo y celebrara a sus fans, tanto nuevos como antiguos. Sin embargo, dudó de su idea, preguntándose cómo demonios sería capaz de tocar 45 canciones en vivo durante tres horas y 15 minutos seguidos?», reseñan en el libro Eras Tour Book.

Días muertos, cero estrés

“No salgo de la cama excepto para buscar comida, llevármela y comerla en el hotel… Entre conciertos, disfruto de mis días muertos. Es cuando descanso por completo”, afirmaba Taylor durante durante su última gira. En otras palabras: una declaración de intenciones de su obsesión por  mantener el equilibrio entre la actividad casi enfermiza y desaceleración mental.

Es muy complicado ser Taylor Swift. De ella, de lo que hace y genera dependen cientos de familias. “Cuando otros chicos veían programas normales, yo veía Behind the Music. Veía bandas que triunfaban y me preguntaba qué había salido mal. Me di cuenta fue que la falta de autoconciencia es lo primero que se pierde cuando la gente alcanza el éxito y eso es la ruina», contó al norteamericano GQ Magazine allá en 2015.

Entrenar como un atleta, descansar como un gato

Descansar el cuerpo y la mente vía tumbarse a la bartola en la cama o sofá de diez asientos, mientras acaricia a Meredith Grey, Olivia Benson y Benjamin Button, sus tres gatos y el ejercicio físico. “Cuando no anda de gira, estamos en el gimnasio hasta seis días a la semana, a veces dos horas al día”, confiesa Kirk Myers en Vogue, el entrenador personal de Swift desde hace un puñado de años. Y añade: “Su ética de trabajo es increíble. Algunas personas probablemente vomitarían o tendrían que tumbarse en el suelo si entrenaran como ella. Para preparar The Eras Tour enfocamos su entrenamiento con la mentalidad de un atleta profesional. Si has visto el espectáculo [no. Mi hija sí], sabes lo intenso que es físicamente. Imagina hacer eso tres, cuatro días seguidos y que al final tengas unas jornadas libres y sigas yendo al gimnasio. Así es Taylor, la persona más resiliente que he conocido”.

Gira sin resaca

En esta alquimia del éxito no hay cabida para el alcohol. “Sé que no bebo durante la gira. Que entreno entre conciertos. Que mantengo mi fuerza y ​​resistencia. Y que subiré al escenario aunque esté enferma, lesionada, con el corazón roto, incómoda o estresada… Forma parte de mi identidad como ser humano. Si alguien compra una entrada para mis conciertos, no le voy a fallar, a no ser que ocurra algún imprevisto”, declaró a TIMES antes de la última gira.

Que tampoco es una santa abstemia, ¿eh? “Un par de meses antes de comenzar el tour dejé de beber, excepto la noche de los Grammy, que fue divertidísima y me regalé una noche festiva. Pero ¿hacer un concierto con resaca? No quiero conocer ese mundo”.

Lo que sí conoce es la tenacidad. “Me pongo bastante nerviosa antes de salir a un escenario. Me gusta repasar delante de un espejo, hablarme al espejo y pensar no te van a lanzar cosas, todo va a estar bien, todo va a estar bien”, ha revelado en CTV News.

El amuleto del 13

Lo del mantra delante de un espejo (o detrás) es un básico del yoga, meditación, terapia sónica, sanación holística, en fin, un archiconocido bálsamo del bienestar. Las supersticiones son supersticiones, creencias alejadas de todo atisbo científico, pero alivian. Lo del número 13 con Taylor Swift quizás susurre la obsesión. Como desgranó en la BBC: “Nací el 13. Cumplí 13 el viernes 13. Mi primer álbum se convirtió en disco de oro en 13 semanas. Mi primera canción número 1 tenía una introducción de 13 segundos. Cada vez que he ganado un premio me han sentado en el asiento 13, la fila 13, la sección 13 o la fila M, que es la letra 13. En resumen, siempre que aparece un 13 en mi vida, es algo bueno”.

¿Venderá 13 millones de copias su nuevo disco, The Life of a Showgirl? Por cierto, lo publica el 3 de octubre, dígito necesario para inocular vida al 13 (10+3=13); ese mes (el 5) es el cumpleaños de su novio, Travis Kelce (el cachas de los Kansas City Chiefs). “Hay adolescentes que basan su autoestima en cuántos «me gusta» reciben en una foto que acaban de publicar… Hay que intentar no basar el día y la felicidad en eso. Desactivo los comentarios en mis publicaciones, así, les muestro a mis amigos y fans novedades sobre mi vida tal como es; estoy entrenando mi cerebro para no necesitar la validación”, reconoce la artista. Una aprobación que hace tiempo empezó con su propio físico: “Aprendí a dejar de odiar cada gramo de grasa de mi cuerpo”, reconoció en 2019 a la agencia AP (The Associated Press).