
La gran pantalla no solo nos cuenta historias de amor y de superhéroes. También hay un cine que habla de sostenibilidad, o, más bien, de cómo nos estamos cargando el planeta. FOTO: Cartel Another Way FIlm Festival.
Cine verde
Marta García Larriu, del cine sobre sostenibilidad a por qué busca en Wallapop ropa que dure
Hay vida más allá de los superhéroes de película. Hay un cine comprometido y con conciencia ecológica. Y de eso sabe mucho Marta García Larriu, directora del Another Way Film Festival.
Por Kino Verdú
20 DE NOVIEMBRE DE 2025 / 14:00
Hay cine sobre guerras, sobre amor, sobre bichos fantásticos que invaden la Tierra… Y, cómo no, también hay cine sobre sostenibilidad. Y personas capaces de crear un festival solo con cine que habla de sostenibilidad. Así es Another Way Film Festival y esta es la historia de su directora, Marta García Larriu.
Aquellas vacaciones interminables
Madrileña, del 81, economista de formación y enamorada del cine. Recuerda que todo empezó en aquellas vacaciones de niña en las playas y montañas en el País Vasco. «En esa época en la que el ocio infantil tenía menos que ver con el consumo y lo disfrutaba en la naturaleza. Ahí ya arraigó en mí un vínculo y una conexión con ella que nunca ha desaparecido. Más tarde caí, un poco por carambola, en el mundo del cine. Fui como espectadora a un festival de cine medioambiental en Buenos Aires, sería en 2013 o 2014. Al ver esas películas y documentales pensé que podían servir para transmitir un gran mensaje».
Así nacía la semilla que acabaría derivando en Another Way Film Festival y su visión de un cine por la sostenibilidad. Por el camino, nominaciones para los Goya. En 2018, produjo el cortometraje Madre, que llegó a estar nominado a los Oscar.
¿Dónde están los cangrejos?
Doce años después regresa a España. Pero la costa vasca había cambiado. «Quería ir a por cangrejos al espigón, y no encontré ninguno… El lugar que más quiero en este planeta ha sido alterado, y ahí caigo del cielo. Y cómo es la vida, se conjugaron una serie de acontecimientos. Volví, no tenía trabajo, estaba como buscándome un poco después de vivir 12 años fuera, y dije ay, pues venga, para empezar a conocer gente voy a meterme de voluntaria en un festival de cine ambiental», prosigue relatando.
Pero resulta que en Madrid no había nada parecido. Así que decide crear uno. Un festival sobre la sostenibilidad llamado Another Way Film Festival.
Con Wim Wenders llegó la locura
«Hombre si me acuerdo: La sal de la tierra, de Wim Wenders». Sucedió hace once años, en la Cineteca de Madrid. Fue el primer documental. La proyección seminal del Another Way (así escrito, en versión corto). Marta García me enseña una foto en blanco y negro, enmarcada, con la cola que se montó en la calle para entrar a verla. «No tenía ni dinero para prensa y una de mis mejores amigas me regaló esta foto. He creado esto de la nada y no sé qué va a pasar, no sé si vendrá gente, pensaba».
La sal de la tierra se acababa de estrenar a nivel mundial en el Festival de San Sebastián. «No sé cómo el distribuidor accedió a traerla. No tenía mucho presupuesto, pero sabía que ese tenía que ser el pistoletazo de salida. Nos metimos en un lío porque no hubo entradas y la gente se enfadó bastante porque la Cineteca es una sala pública y aquí pagamos todos… Fue un augurio de lo que vendría más tarde, pero yo lo pasé fatal esa noche. No era consciente del movimiento que estábamos creando», relata.
Mi huella de carbono, nuestra huella de carbono
El manifiesto de Another Way Film Festival se puede escrutar en su web. Es la sostenibilidad 360º: medio ambiente, transporte público, inclusividad, alimentación sostenible… «Se basa en la sobriedad feliz. Colmar nuestras necesidades básicas sin excesos pero no sin contradicciones. Te voy a dar una muy concreta. Soy fumadora social, entonces malísimo para mí, para el medio ambiente, y a la vez es bueno, es una de mis tantas incoherencias», explica la creadora del certamen.
Reconoce sus incoherencias y la responsabilidad de cada uno en la sostenibilidad. «Las grandes petroleras han hecho un grandísimo trabajo en remitirnos la responsabilidad. Todo ese tema del cálculo de huella de carbono lo crea British Petroleum. Sí, sí, nosotros contaminamos vocean ellos, pero tú también. Claro, con eso le dan la vuelta a la tortilla. Y nosotros, que somos hiperresponsables, nos obsesionamos con nuestra pequeña huella carbono. Tengo un grandísimo rechazo contra todo ese retardismo, realmente son tácticas y técnicas de retardismo absoluto».
Sobriedad feliz y ropa que dura años
Marta vive en Madrid, va al cine y al parque, hace deporte y «tiro mucho de Wallapop«. Define su filosofía de vida como «sobriedad feliz».
Confiesa que con los años da valor a la calidad de la ropa que compra. «El otro día un amigo estaba orgulloso con su cazadora de cuero de 20 años. Eso me flipa. Compras para que te dure y si los necesitas. Luego está el consumo rápido para suplir unas carencias brutales: no me puedo pagar seguro médico, porque ya estamos a la americana y necesitamos uno privado, pero me puedo permitir una camiseta para salir este fin de semana, pues me voy a dar una pequeña alegría…».
Sostenibilidad en lo laboral
Dentro de los famosos principios ESG que ahora forman la base ética de todas las empresas, el respeto al empleado es fundamental. Al menos sobre el papel. Otra cosa es que luego se cumpla. «Yo tengo un equipo y prevalece el no al calentamiento de silla, no al bullying, tenemos una relación humana… Oigo de relaciones laborales, particularmente en España, en las que gritan a la gente en el trabajo. Eso no es normal. De hecho, las empresas han tenido que empezar a reportar por estos temas sociales. Es un movimiento que mejora la calidad de vida de los trabajadores. Son gestos que me hacen mantener un cierto optimismo que hace años no se veía».
Más de 30 proyecciones
De aquellos nueve films de la primera edición, Another Way Film Festival ha pasado en su edición de 2025 a 39. Como directora, Marta García lleva tatuada una cinta que se pasó en el 2016: Freightened: The Real Price of Shipping. «Habla del transporte marítimo, de los más de 62.000 barcos que hay en el mar todos los días para traernos nuestros bienes de un lado a otro. Y eso tiene un enorme impacto ambiental y social por las condiciones laborales de los mismos».
Reconoce que aquel documental «me desveló los hilos que mueven la economía, extractivista, consumista y materialista. Gracias a ese transporte marítimo nos podemos permitir consumir como lo hacemos actualmente. Esa pieza del puzzle totalmente desconocida fue angular para mi entendimiento». Porque, al igual que la economía es circular, los engranajes que la mueven, también lo son. Y nuestro consumo desenfrenado también mueve todo demás.
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