Café de máquina o café filtrado: el mejor barista de España 2025 te da las claves para elegir

Durante años, el café de máquina —el clásico espresso— fue territorio exclusivo de bares y cafeterías. Su sabor intenso, su crema característica y su preparación bajo presión le daban un estatus casi profesional. Pero eso ha cambiado: hoy es cada vez más común encontrar en los hogares máquinas capaces de preparar un espresso en segundos.

¿Cómo se compara con el café filtrado, el de toda la vida? ¿Qué los diferencia en sabor, aroma, propiedades e incluso en salud? Marcos González, mejor barista de España 2025 y embajador de De’Longhi da todas las claves.

Para conseguir un buen café, ya sea espresso o filtrado, la premisa es la frescura, explica: «El café no se estropea, pero sí va perdiendo propiedades. Si queremos encontrar fragancia, sabor, cuerpo… la frescura es importantísima, y empieza desde el origen, con el productor trabajando de forma adecuada desde el primer momento».

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Cuando un café está fresco, tanto en filtro como en máquina, «los sabores y aromas están ahí. Pero si tenemos un café que lleva ya un año en bodega, por mucho que lo tostemos de forma perfecta y lo preparemos en la mejor máquina, no vamos a lograr nada». Y esa frescura no se refiere solo al cultivo, sino también al tueste: «Es muy importante no usar café con un tueste de hace 5 o 6 meses, especialmente si hablamos de café de especialidad».

• La molienda: en una receta espresso «necesitamos generar resistencia para conseguir una receta más concentrada, por eso utilizamos molienda fina. En cambio, en un filtro no tenemos resistencia de ningún tipo, simplemente infusionamos con tiempo o con vertido de agua, por eso se suele utilizar la molienda gruesa».
• La presión y la extracción: en el espresso, «la extracción es bajo presión, por lo que se intensifican mucho más los sabores. Luego añadimos agua para modular esa intensidad a nuestro gusto. El americano es una receta que me encanta. Es una muy buena receta porque puedes jugar con la extracción del espresso (con mayor o menor intensidad) y luego añadir la cantidad de agua que quieras, lo cual la hace aún más especial».
• La elaboración: toda receta parte de la base del espresso, explica el experto. «Entonces, lo que hacemos es añadir agua a nuestro gusto, sin alargar la extracción. Si alargamos la extracción, el sabor no sería tan rico. Por eso, simplemente añadimos agua al gusto. Al fin y al cabo, lo que es un café de filtro es una infusión, igual que un espresso, pero en el filtrado alargamos mucho más ese contacto entre el café y el agua».
• La crema: el espresso suele tener una crema característica en la superficie que añade valor a la experiencia «y ayuda a conservar los aromas y sabores del café, intensificando su aroma y dándole una textura cremosa en cada sorbo. La presencia de una buena crema indica que el espresso fue preparado correctamente, con una extracción adecuada».

En busca del mejor sabor e intensidad del café

Con respecto a las diferencias de sabor, aroma y textura entre un café de máquina y uno filtrado, Marcos González expone que, sobre todo, «la diferencia está en la intensidad de la bebida. Si tenemos un espresso, es una bebida intensa —si no se le añade agua para hacer un americano— y estará mucho más concentrado. En cambio, en un café filtrado los sabores son mucho más sutiles. No vamos a encontrar esa intensidad ni ese cuerpo que encontramos en un espresso, pero sí esa sutileza y delicadeza en los sabores».

Esa diferencia de intensidad es clave. Como señala el barista, «después de disfrutar de un espresso no repetirías otro, a menos que modifiques la receta. Si hablamos de manera general, el filtrado es una bebida larga donde los sabores son mucho más delicados y sutiles. No es mejor ni peor, simplemente es cuestión de gustos. Ahí es donde entra la preferencia de cada persona».