NO TE PIERDAS Ejercicio del escorpión, la variante de la plancha para fortalecer el core y aumentar la flexibilidad

Por (muy) rica que sea tu comida, repetirla una y otra vez provocará que acabes detestándola. FOTO: Freepik.

Alimentación

Por qué tu comida favorita deja de repente de gustarte e incluso te da asco

Repetir la misma comida un día sí y otro también puede hacer que acabes odiándola. Pero también es posible que tu repentina aversión por un plato sea consecuencia del estrés o de un trastorno alimentario.

Por Marcos López

13 DE JUNIO DE 2025 / 13:05

Eres plenamente consciente de la (gran) importancia que una buena alimentación tiene para tu salud. Razón por la que cada día disfrutas de una sabrosa, y muy nutritiva, ensalada. Hasta hoy. Pues a los pocos bocados, esa mezcolanza de vegetales que has preparado con tanto cariño y que era tu comida favorita ha dejado de gustarte. Repentinamente, hasta el punto de que te resulta detestable. Lo que no es para nada culpa de la ensalada. Puede sucederte con cualquier plato, incluso con el mayor de tus favoritos.

Pero no hay que preocuparse. Te contamos los motivos por los que ese plato que siempre te ha enamorado se convierte en un atentado para tu paladar y cómo ponerle remedio.

TE PUEDE INTERESAR

La primera causa de que deje de gustarte tu comida favorita es, simple y llanamente, el aburrimiento. La pérdida de novedad de un plato que has ingerido hasta la saciedad. Literalmente. Rocío del Pozo, dietista-nutricionista en el Consultorio Médico Los Ángeles de Madrid, explica que «las comidas que en un principio nos resultaban tan apetecibles acaban perdiendo todo su encanto en caso de repetirlas una y otra vez».

De ahí que ya no quieras más ensalada u otro plato que consumas con (mucha) asiduidad. Pero aún no la tires a la basura. Superar este aborrecimiento surgido del tedio es muy fácil. Sólo hay que introducir un pequeño cambio para que tu comida (tan) cotidiana no sea la misma. Como refiere la experta, «añadir un nuevo ingrediente, como sería un nuevo condimento o guarnición, evitará que tu comida caiga en la monotonía y recupere todo su atractivo».

La vida moderna es demasiado frenética. Todo va a tal velocidad que no tienes tiempo para centrar tu atención en tu plato. Que en muchas ocasiones, como sucede tantas veces durante tu breve pausa para comer en el trabajo, no saboreas, sino engulles. Pero hoy te has fijado en tu comida y te das cuenta de que algunos ingredientes, ya sea por su sabor, su olor o su textura, no te gustan. Por lo que te niegas a seguir comiendo, aunque sea tu comida favorita.

Rocío del Pozo recuerda que «en el mundo actual son muchas las situaciones en las que nos alimentamos casi de forma automática, con la mente puesta en otras cosas y sin prestar realmente atención a lo que estamos comiendo. Pero una vez dejamos atrás el hambre, podemos analizar qué hay en nuestra comida y darnos cuenta de que contiene cosas que no son de nuestro agrado».

Te sientes tan estresado que tu estómago se encoje y se evapora tu apetito. Pero aunque el mundo no te vaya a esperar, tienes que alimentarte. Lo que acabas haciendo por obligación y con una enorme desgana. Hasta el punto de que a los pocos bocados ya no puedes más. Como indica la especialista en Nutrición y Dietética, «si bien tus necesidades energéticas distarán mucho de verse cumplidas, cualquier bocado adicional te supondrá un auténtico suplicio. Llegando a sentir una gran aversión por tu comida, aunque sea tu plato favorito».

Aquí la solución es muy sencilla: tienes que relajarte. Por ejemplo, practicando una técnica de respiración profunda que te permita no atacar, sino disfrutar, tu comida favorita. Sin sentir que te estás viendo forzado a alimentarte.

OTROS TEMAS WELIFE

No hay que descartar que tu cerebro, o más concretamente, la amígdala responsable de almacenar la memoria emocional, recuerde de sopetón que el alimento que estás comiendo te sentó fatal en el pasado. Tampoco, como apunta Rocío el Pozo, «que hayas experimentado un cambio en la percepción del sabor, como muchas veces ocurre con el paso de los años o en situaciones de mala higiene oral, y los alimentos que siempre te han gustado dejen de hacerlo».

Pero aún queda una última razón. Mucho más preocupante. Es posible que tengas un trastorno alimentario. Sobre todo el denominado trastorno de evitación y restricción de ingesta de alimentos, por el que los afectados acaban eliminado progresivamente de su lista de alimentos aquellos que, ya sea por su sabor, textura, olor u otra razón, consideran que no pueden comer. Con consecuencias nefastas tanto a nivel físico como mental. Es el momento de que lo hables con tu médico.