NO TE PIERDAS La obsesión por tener una piel perfecta

La madrastra de Blancanieves (Gal Gadot), por la calle de la amargura con tal de tener una piel perfecta. Foto: Snow White. Cortesía Walt Disney Studios.

Belleza invisible, presión visible

La piel perfecta, ese nuevo símbolo de estatus

En la era del ‘no make up’, la piel perfecta es el nuevo lujo silencioso: un ideal que exige tiempo, genética y, sobre todo, dinero

Por Marita Alonso

7 DE OCTUBRE DE 2025 / 14:00

Fulanita estaba bellísima, con una piel luminosa y sin una gota de maquillaje. Esa Fulanita puede ser Pamela Anderson o cualquier famosa que se sube al carro del no make up para demostrar su empoderamiento facial. Lo que no nos cuentan es que detrás de esa piel de porcelana, con las arrugas justas y bien puestas, pocas manchas y una jugosidad envidiable, se esconden muchos dineros en cosméticos y arreglitos varios. Fulanita es bella, sí, pero no como nos hace crear. 

“A pesar de que ahora tengamos una mayor autonomía y hayamos ganado presencia en la esfera pública, todavía no hemos conseguido rechazar de una manera lo bastante contundente el ideal de belleza femenino”, escribe en Diva Virtual (Deusto, 2025) Ellen Atalanta. Los sigamos o no, lo estándares de belleza existen y condicionan la forma en las que todos juzgamos los rostros ajenos. 

Cuenta la leyenda que hay mujeres con una piel perfecta que no se hacen nada. Pero nada de nada. La Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), sin embargo, revela que en España se registran más de 200.000 operaciones de cirugía estética al año, es decir, alrededor de 500 intervenciones diarias. Sin embargo, en la actualidad se exige que abrazar los mandatos de belleza no se note. Que sea natural, como si fuera natural llegar a los 60 con el rostro de Demi Moore y no con el de nuestras abuelas a su edad. 

Es aquí donde entra en marcha el privilegio de la belleza y la falsa idea de que tener una piel perfecta es cuestión de voluntad. Se obvian los factores genéticos, el estilo de vida y cómo no, el dinero que exigen tratamientos y productos con los que intentar acariciar esa piel. Incluso la terminología que se emplea es ahora diferente y en ocasiones, tramposa. “El discurso cambió: ya no se habla de adelgazar, sino de ‘hábitos’. No se impone una figura, se sugiere una ‘rutina. Y lo que parece autocuidado, muchas veces es solo otra forma de exigencia”, dice la periodista Julieta Otero en sus redes sociales al hablar de la belleza invisible.

Hace dos décadas – comenta la periodista – el canon era simple (y brutal): sé flaca. «Hoy, el ideal se volvió más difuso, más caro, más exigente. Pero los traumas anteriores no se borran, más bien se suman, generando capas de traumas. Ya no solo luchamos contra nuestro cuerpo, contra el envejecimiento, ahora también luchamos contra la naturalidad de nuestra propia piel. Contra la presión de parecer natural, pero sin dejar de estar perfecta”, asegura. De hecho, ahora que tantas personas recurren a fármacos de la familia del Ozempic para perder peso, se enfrentan a la denominada Ozempic Face, que se caracteriza por una cara descolgada. Como si fuera una maldición, tú eliges, o tripa plana, o piel perfecta

“Muchos recurren a la medicina estética para abordar los efectos de la pérdida rápida de peso como la aparición de arrugas marcadas, pérdida de volumen en mejillas y sienes, flacidez alrededor de la línea de la mandíbula y descolgamiento facial. Se ven demacrados, desinflados, cadavéricos y laxos”, afirma la doctora Beatriz Beltrán, especialista en medicina interna y estética y fundadora de la Clínica Beatriz Beltrán en Barcelona. Catherine Deneuve lo resumió con su famosa frase “a cierta edad, tienes que elegir entre tu cara o tu trasero”. Pero en un mundo que lo quiere todo, parece obligatorio tener una talla determinada y un rostro impoluto. Y esa piel perfecta se consigue a base de talonario. 

La actriz Blanca Suárez comentaba hace años que «es complicado hablar de belleza invisible cuando vivimos en un mundo, y yo la primera, en que trabajamos precisamente para que exista la belleza. La belleza es algo hermoso, que sienta bien tener al lado, pero creo que he pasado demasiadas mañanas delante del espejo valorando si era lo suficientemente bella o no, si estaba a la altura de lo que los demás entendían por bello, aceptando incluso que otros la juzgaran”. 

Las cirujanas y médicos estéticos Virtudes Ruíz y María Vicente subrayan la importancia de cuidarse la piel desde joven, pero siempre desde la información profesional correcta y no con “modas absurdas de veinte pasos mañana y noche”. Un consejo sencillo es utilizar fotoprotección por las mañanas desde pequeñas y limpiar bien la cara cada noche. «Luego habrá que usar más o menos cremas y productos específicos, siempre bajo la tutela de un profesional médico, dependiendo del estado de nuestra piel en cada momento y edad. Se complica la vida quien quiere y quien sigue las modas sin sentido común y sin la información profesional adecuada”, aclaran.

Pero es indudable que no es fácil conseguir esas caras skin glass de las que tantas celebridades presumen en sus redes. Son reales, pero no fruto de la naturaleza, sino resultado de un estilo de vida que exige tiempo y ante todo, dinero. Ojalá poder embotellar el tiempo, por cierto…