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Fotograma de Euphoria, la serie que demostró el poder del maquillaje

Los personajes de la serie Euphoria empleaban el maquillaje para mostrar sus emociones y ganar autoestima./ Foto: @euphoria

BELLEZA

El poder del maquillaje: así es cómo influye en la autoestima

Más allá del lado frívolo, dar color al rostro puede mejorar el estado de ánimo y hacernos un poco más felices, tal y como nos cuenta Roberto Siguero, maquillador oficial de Lancôme.

Por Silvia Capafons

20 DE JULIO DE 2024 / 08:48

“Si después de maquillar a una persona a esta le brilla la mirada y le nace una sonrisa, yo ya tengo mi recompensa”. Así expresa Roberto Siguero el amor por su profesión y su filosofía de trabajo y de vida. Por sus pinceles han pasado multitud de celebrities a lo largo de sus 24 años como maquillador oficial de Lancôme. Pero también muchos rostros anónimos a los que ha ayudado a levantar el ánimo. Tanto en la fundación A LA PAR (antes Carmen Pardo-Valcarce), institución con más de 70 años de experiencia en la inclusión socio-laboral de personas con discapacidad intelectual, como en los talleres terapéuticos que desarrolla con pacientes oncológicos.

Sí, podría presumir de haber trabajado 16 años con la modelo Inés Sastre. O de haber maquillado a la actriz Catherine Deneuve y a la top Nieves Álvarez, entre muchas otras, pero este madrileño de Braojos de la Sierra, un pequeño pueblo del que se siente muy orgulloso, no se considera nada mitómano. Y lo que más le interesa de los pinceles no es la frivolidad y el «brilli brilli», sino la posibilidad de devolverle a alguien la normalidad de su vida cuando pasa por circunstancias difíciles, recomponerle o alegrarle el día y el humor. “Recuerdo cuando me llamaron para maquillar a Eva Mendes en Barcelona y se lo conté a mi madre. Su comentario fue: ¿Y no había nadie allí, que te tienes que ir tú? Ese tipo de anécdotas hacen que aterrices y no pierdas la cabeza”, cuenta.

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Que el maquillaje posee la capacidad de mejorar el estado emocional no es nuevo. En la Segunda Guerra Mundial, el gobierno británico defendió el uso de la barra de labios para levantar la moral al pueblo bajo el lema ‘Beauty is your duty’ (La belleza es tu deber). Se convirtió en un gesto patriótico, y desde entonces, el papel de la cosmética y el maquillaje en tiempos de crisis ha sido crucial. Tanto, que se habla del Índice Lipstick en épocas de recesión. Cuando las cosas se ponen feas, la venta de pintalabios se dispara: necesitamos vernos bien.

Ya hay estudios que lo corroboran. Según datos del departamento de investigación de mercados de L’Oréal Groupe, el 8% de quienes se maquillan buscan sentirse más seguras de sí mismas a cualquier edad. Por su parte, un 9% pretende mejorar su estado de ánimo. Incluso algunas series de televisión, como Euphoria, llegaron a convertir el maquillaje en un personaje más, capaz de expresar identidades, reflejar emociones y asentar cambios de humor.

El poder del maquillaje sobre el estado de ánimo

Antes que en Lancôme, Siguero trabajó en el Teatro Real. “De la misma forma que en escena el maquillaje te ayuda a crear los personajes, en el día a día tiene un efecto directo en el estado de ánimo. En el caso de personas que están pasando por un proceso oncológico, cuando sienten que vuelven a ser ellas y que recuperan la buena cara de antes de la enfermedad, es tremendamente gratificante”, explica emocionado. Habla de sus talleres con mujeres (y hombres) que han perdido a menudo cejas y pestañas, así como la luminosidad de la piel.

La barra de labios es, según Siguero, el secreto para subir el ánimo. En la imagen, el nuevo Lip Idôle Squalane-12 Butterglow, de Lancôme, que hidrata y da un toque de color./ Foto: D.R.

“No quieren transformarse, sólo recuperar su identidad. En el caso de las mujeres, trato de devolverles el tono rosáceo y natural. O dibujo las cejas si es necesario (no somos conscientes de lo importantes que son en la expresividad). Después, añado un poco de rubor y algo de color a los labios. En los hombres, basta una crema con color que acabe con el tono grisáceo propio de la enfermedad. Al final lo que quieren es que, si van por ejemplo en el metro, dejen de señalarlos y sentirse como antes”, explica el maquillador. Igualmente, unifica la piel y el tono cuando hay patologías como el vitíligo o la rosácea, una ceja partida o un cutis quemado.

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El efecto oculto de los pinceles

En A LA PAR, Siguero imparte talleres de maquillaje para personas con discapacidad, de nuevo con el objetivo de que, además de disfrutar del lado lúdico de las pinturas, sientan que encajan y disfruten de esa normalidad que tantas veces se da por sentada. “Les aporto pautas sencillas para que no se pasen con el resultado. También para que interioricen gestos de higiene como el lavado de manos y la limpieza del rostro antes de coger el colorete o las sombras”.  Con otra fundación, Bobath, se involucra con personas con parálisis cerebral.

Roberto Siguero, maquillador oficial de Lancôme./ Foto: D.R.

Asimismo, a través de Lancôme y junto a Plan International España, este makeup artist imparte masterclass de maquillaje y peluquería a mujeres en riesgo de exclusión social que quieren dedicarse a ello profesionalmente. De la misma forma que hasta hace poco enseñaba a mujeres refugiadas ucranianas. Al final, todo se traduce en un objetivo: que la autoestima mejore. “No sabemos por qué proceso personal puede estar pasando cualquier persona. Quien la ve desnuda, a cara lavada antes de empezar mi trabajo, soy yo. Hay una parte importante de psicología en lo que hago”, reconoce. Si Roberto tuviera que elegir un tip de maquillaje capaz de subir el ánimo, sería el labial: “Cuando alguien se maquilla poco, al menos se pinta los labios”.

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