NO TE PIERDAS El estrés está arruinando tu dieta

Cuando la báscula se atasca, el sofá no ayuda: un par de estiramientos valen más que mil excusas. Foto: Mart Production / Pexels

Todo suma para triunfar en la báscula

Cuando la báscula se ríe de ti: factores que sabotean tu plan de perder peso

La báscula no miente, pero el cuerpo tiene sus tretas: hormonas rebeldes, estrés crónico, noches en vela y el “efecto halo” de los alimentos sanos conspiran contra cualquier dieta

Por Paka Díaz

30 DE SEPTIEMBRE DE 2025 / 07:30

La vuelta a septiembre nos devuelve a la realidad de nuestro armario de invierno. La relajación del verano, con esos heladitos a la vera del mar, las cenas de pizza y el dolce arte del far niente se han traducido en unos kilos de más. Pasada la alarma del primer momento, eres consciente de que te toca perder peso… otra vez. La dietista-nutricionista Laura Jorge, lo resume en una frase: «Hay que saber diferenciar qué es hacer dieta y qué es tener un estilo de vida saludable«. Más aún, hay que entender que hacer dieta no es quitarnos el pan de la comida, pero no la cervecita del afterwork con su aperitivo correspondiente.

Otra cosa es lo que entendamos como estilo de vida saludable. «Lo que implica tener un estilo de vida saludable para unas personas, puede no serlo para otras«, señala la dietista-nutricionista. Autora del libro El método Come sano, vive sano, donde explica de forma sencilla cómo tener una alimentación de verdad saludable. De paso, desvela los factores, algunos ocultos o poco conocidos, que nos dificultan bajar de peso.

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Además de crear el Centro de Nutrición y Psicología Laura Jorge, la nutricionista reconoce que escribió este libro para «entender la salud y la nutrición más allá de aquello que comemos. Tenemos que comprender cómo nuestras hormonas, microbiota, emociones o trastornos específicos en la mujer, pueden influir en nuestro cuidado». Para ella, el primer paso a dar para tener una vida saludable «siempre es el autoconocimiento y la coherencia, entendiendo el cuidado de forma integral».

Para Jorge, el paso previo cuando buscas una alimentación saludable «es hacer una compra coherente con lo que queremos conseguir». No tiene sentido querer bajar de peso y llenar la despensa de patatas fritas para cuando entre el gusanillo.  El siguiente paso para no ganar peso es tener una buena relación con la comida, sin demonizaciones, ni falsas creencias. «Si nuestra relación con la comida no es buena y hay creencias limitantes sobre comer saludable, no se conseguirá nada por mucho que pautemos un plan dietético», apunta.

Para nuestra condena, ganar peso suele ser más fácil que perderlo. La lista los factores que suman kilos es larga: un trabajo muy sedentario, el estrés crónico, un problema hormonal, el consumo de algunos medicamentos… Eso puede conducir a «que la persona restringa en exceso su alimentación con la intención de trabajar la bajada de peso. Pero no obtenga los resultados esperados, generando así, una mala relación con la comida y consigo misma», advierte Jorge.

Otra de las claves que destaca es aprender a «saber diferenciar y atender la alimentación emocional y sus diferentes tipos. Si nuestra única herramienta de regulación emocional es la comida, esto puede ocasionarnos un malestar significativo».

Hay alimentos alimentos saludables que aportan bastantes calorías por lo que su consumo debe ser moderado para no pasarnos en la ingesta de calorías. Los profesionales de la nutrición hablan del efecto halo. «Es el efecto halo que generan algunos alimentos saludables con alta densidad energética. Consiste en que por incluir un alimento que se considera saludable en tu alimentación, creas que compensa a otros menos saludables».

El resultado es nefasto, tanto para perder peso como para lograr una dieta sana. Pero además, puede conducir «a que se consuman en mayor frecuencia y cantidad, por esa creencia de que son saludables. Ejemplos de esto último puede ser: hummus, aguacate, crema de frutos secos…», advierte la nutricionista.

Para evitar los factores que impiden perder peso, Laura Jorge anima a «acudir a un profesional que haga una valoración real de todas la ingestas». Estos profesionales no solo calculan cuántas calorías estamos tomando al día. También trabajan la educación nutricional y a trabajar las emociones que rodean al acto de comer. 

Cada paciente es único y su alimentación debe abordarse de forma individualizada. «Es muy importante una valoración integral de cada caso, y que a priori, intenten manejar aquellas variables que sí que están bajo su control directo». Estas variables serían la práctica diaria de deporte, dormir al menos siete horas, el consumo diario de frutas, verduras, ingerir proteínas de calidad en todas las ingestas y practicar una alimentación consciente.

La genética y la complexión individual. La genética influye, pero no lo es todo. Es más, su influencia en la obesidad o un peso determinado es del 5-10 %. Podemos hacer mucho para impedir que estos genes se expresen. Por otro lado, la complexión individual puede influir o no en el peso. Normalmente, las personas de mayor complexión tienden a ser más corpulentas y esto puede influir en el peso.

La edad. Con el paso del tiempo, el metabolismo basal se ralentiza, por lo que aumenta la probabilidad de aumentar de peso.

Patologías y fármacos. Algunas enfermedades, como el hipotiroidismo o la depresión, pueden promover el aumento de peso. También fármacos, como los corticoides o algunos antidepresivos, que favorecen la retención de líquidos o dificultan la oxidación de las grasas. Pero Laura Jorge es clara y da esperanzas: «No se debe abandonar el tratamiento por el aumento de peso. Mi consejo es que te pongas en manos de profesionales para prevenir la subida de peso, que normalmente se puede evitar».

Las hormonas. Cualquier alteración hormonal puede contribuir al aumento de peso.

El estrés. Especialmente el crónico, está vinculado directamente a ganar peso.

La masa muscular, el tejido adiposo y el metabolismo. La masa muscular pesa más, pero suele ocupar menos volumen que la grasa. Además, acelera el metabolismo, es decir, nos hace quemar más calorías porque aumenta el metabolismo basal. Por eso es bueno trabajar la fuerza en el gym.

Sedentarismo. Sin actividad física, cuesta mucho más perder peso.

Descanso y patrones del sueño. Al dormir nuestro organismo segrega hormonas «que regulan el sueño y que controlan el apetito e influyen en la acumulación de grasa», explica la experta. Además, dormir bien también acelera el metabolismo.

Las emociones, el estado de ánimo y la salud mental. ¿Te parece que engordas o no consigues adelgazar cuando te sientes frustrado o bajo de ánimo? Pues sí, este es otro de los factores que incluyen en ello.

La alimentación. Por supuesto, la forma de cocinar, la calidad de los alimentos etc. repercuten en el peso.

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Recomendaciones para que tu plan tenga sentido (y se mantenga)

Incluir en todas las comidas una ración de verdura y una ración de proteína.

Mantener una buena hidratación.

Ser conscientes de las cantidades que se comen. No es lo mismo la saciedad que la hinchazón.

Evitar el consumo de azúcares en los productos ultraprocesados.

Mantener una rutina de deporte y actividad física diaria.

Disfrutar de la alimentación sin culpa ni restricciones, sino con coherencia.