Los chicles ya no son las bombas de azúcar que eran antaño y pueden ser muy beneficiosos para tu salud bucodental. FOTO: Pexels.
Cuerpo
Riesgos y beneficios de mascar chicle: previene las caries, mejora tu concentración y es bueno para tu cerebro
No siempre puedes hacer lo que deberías después de una comida. Pero hay pequeños gestos que pueden ayudarte más de lo que imaginas.
Por Marcos López
08 DE JULIO DE 2025 / 14:16
Mascar chicle. Un hábito que disfrutabas con ahínco en tu infancia y que sólo cesabas cuando te dolían las mandíbulas. Aunque no resultara, como continuamente proclamaban los dentistas de antaño, demasiado recomendable. Más que nada por el riesgo de caries asociado a unos coloridos chicles que eran auténticas bombas de azúcar. Pero con el paso de los años, todo ha cambiado. Hasta el punto de que tu odontólogo quiere que vuelvas a deleitarte mascando chicle. Dentro de un orden y sin pasarse.
Laura González, odontóloga en We Clínica Dental de Madrid, explica que «masticar chicle es recomendable en aquellas casos en los que no se puede realizar el necesario cepillado de dientes posterior a las comidas, así como en los que existe una necesidad de fortalecer la musculatura facial, tal y como sucede en algunos tratamientos ortodóncicos».
Protege tus dientes (y muelas)
Los chicles del presente no tienen nada que ver con los de hace varias décadas. Principalmente porque el azúcar que rebosaban y nutría a las bacterias que causan las caries ha sido sustituido en muchos casos por un edulcorante natural, el xilitol, que promueve la salud oral. De hecho, el King’s College de Londres ha demostrado que mascar chicle tras una comida reduce en un 17% el riesgo de sufrir una caries.
Una alternativa saludable al cepillado
Concluida una comida, tienes que cepillarte los dientes. Una regla básica de higiene que, aun innegociable, no siempre puede cumplirse a rajatabla. Y en estos casos, mascar chicle puede ser la solución para limpiar los restos de alimentos —y demás impurezas— que se obstinan en adherirse a tus dientes. Como destaca Laura González, «masticar chicle promueve la producción de saliva que arrastra las partículas de alimentos y protege los dientes de la erosión al neutralizar la acidez en la boca».
Es más; esta saliva adicional facilitada por los chicles también es una aliada frente a la halitosis. Pues como apunta la experta, «tener la boca seca es una de las principales causas de la exacerbación del mal aliento». Y a todo ello se suma que, como igualmente han observado los investigadores británicos, también neutraliza los ácidos del esófago, disminuyendo así el riesgo de sufrir reflujo gastroesofágico.
Es bueno para tu cerebro
Sin embargo, los beneficios potenciales de mascar chicle no se limitan a la salud bucodental. Según varios estudios, puede ayudar a reducir el estrés y a mejorar el estado de ánimo. Incluso parece, según sugiere un pequeño estudio llevado a cabo por la Universidad de Sídney, que mejora la concentración y el rendimiento cognitivo. Básicamente porque activa algunas regiones del cerebro al incrementar su flujo de oxígeno.
No todo es bueno
Pero este mascar también tiene su lado negativo. Empezando por los chicles con azúcar —que los hay— que atentan contra tu dentadura y siguiendo por aquellos que lo sustituyen con edulcorantes que, caso del sorbitol o del propio xilitol, «pueden originar trastornos digestivos, caso de hinchazón abdominal, gases y diarrea», alerta la especialista en Odontología.
Lógicamente, prolongar este mascado más allá de lo recomendable también tiene consecuencias nefastas para la mandíbula. Así que no hay que hacer caso de la nueva tendencia que está arrasando en internet para lucir una mandíbula de acero. Que en un nuevo ejemplo de cuestionable sabiduría, recomienda no sólo masticar chicles (muy) duros con una gran fuerza e intensidad, sino mantener este mascado más allá de los 30 minutos.
Ojo con los microplásticos
También hay que tener que como concluye Laura González, «muchos chicles incluyen en su composición microplásticos que les confieren su habitual elasticidad». Entre otros, el polietileno y el acetato de polivinilo. Que como ha constatado la Universidad de California Los Ángeles, acaban mezclándose con la saliva. Y poco importa que los estudios aún estén evaluando si son perjudiciales para la salud humana. No es cuestión de jugársela.
Un último apunte: la presencia de microplásticos en la saliva ya es patente a los pocos minutos de iniciado el mascado, por lo que para reducir el riesgo de acumular más microplásticos, mejor seguir con el mismo chicle. Aunque ya haya perdido su sabor.