El valor de la nostalgia: por qué recordar el pasado hará que hoy te sientas mejor

No es cierto que, como dicta el refrán, cualquier tiempo pasado fue mejor. La memoria humana es muy selectiva y tiende a priorizar los momentos muy buenos, y en ocasiones los extremadamente malos, sobre todos los demás. Como si la vida estuviera exenta de situaciones superfluas. Pero da igual. Hay que mirar al ayer. Una persona es el resultado de la suma de sus experiencias. Tal es así que revisitar el pasado ayuda a evitar que se repitan los errores cometidos. Pero aún hay mucho más. Y es que evocar lo vivido también ayuda a tener un mejor presente. A sentirse mejor con uno mismo y ser mucho más feliz.

La doctora Mary Lishman, especialista en Psicología Comunitaria y autora del libro Burnout to Brilliant: A Practical Guide to Recharging, Resetting and Redesigning Your Life, explica que «recurrir a la nostalgia puede hacernos sentir más felices. La razón es que nuestro cerebro primitivo no conoce la diferencia entre un pensamiento y la realidad. Así que cuando revisitamos los tiempos felices en nuestra mente, nuestro cuerpo reacciona como si creyera que están ocurriendo en la actualidad».

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Cómo almacena la memoria nuestros recuerdos

La capacidad humana para evocar el pasado con precisión es limitada. Los recuerdos son, en cierto modo, engañosos. Las vivencias que se albergan en la memoria están incompletas, tienen huecos que son rellenados de forma sesgada, y muy interesada, por su poseedor. Se borran los errores y se magnifican los triunfos. De hecho, la Universidad de Ámsterdam ha demostrado que incluso los recuerdos guardados hace tan solo un par de segundos ya están manipulados. Lo que, a efectos prácticos, no tiene demasiada, o ninguna, trascendencia.

Da igual que los recuerdos, propios o ajenos, estén alterados para mejor. De hecho, y a no ser que el resultado final sea una fantasía descabellada que haga que el evocador pierda el contacto con la realidad, puede resultar incluso positivo. No en vano, rememorar un recuerdo feliz en un momento en el que la vida no está siendo excesivamente amable puede, como destaca la Universidad de Pekín, ayudar a mejorar, y mucho, el estado de ánimo. Tal es así que la cifra de personas que recurrieron a la nostalgia para sobrellevar el confinamiento durante el año 2020 creció significativamente en todo el mundo, como revela la Universidad de Pensilvania.

Los recuerdos fortalecen las relaciones sociales

Eres el protagonista de tus recuerdos. Pero también hay muchos actores secundarios, como tus familiares y amigos. Y al recordar vuestras vivencias comunes, ha observado la Universidad de Southampton, te sientes más unido, más conectado, a todos ellos. Lo que redunda en tu bienestar emocional. Es más; esta nostalgia también funciona con las personas a las que ni siquiera conoces. Por ejemplo, según investigadores de la Universidad de Tesalia, evocar una serie de televisión u otro recuerdo de tu infancia o adolescencia hará que te sientas en comunión con toda tu generación. Con la más amplia de las sonrisas.

Recordar el pasado también te ayuda a conectarte con la persona que fuiste, que eres y que serás. A valorar cómo has evolucionado, cómo has crecido personalmente, con el paso de los años. Como apunta María Gracia Medina, psicóloga especializada en acompañamiento emocional, «la nostalgia nos recuerda que la conexión con nuestra historia es esencial para comprender nuestro presente y visualizar nuestro futuro».

Recordar ayuda a afrontar el futuro con optimismo

Las cosas no están yendo demasiado bien. Y no es la primera vez, pues ya viviste la misma situación en el pasado. Así que recordar que tu mala racha es únicamente transitoria y que es más que superable hará, como indica un segundo estudio de la Universidad de Southampton, que afrontes el futuro con esperanza. Que te llenes de optimismo.

En palabras de María Gracia Medina, «al permitirnos conectar con nuestros recuerdos, la nostalgia nos enseña la importancia de valorar el pasado, de aprender de él y de ser resilientes».