¿Es sano estar 37 años en el mismo trabajo? Anna Wintour lo ha hecho, pero tú no llevas gafas de sol en reuniones

Anna Wintour ha anunciado que deja su trabajo en Vogue USA tras 37 años al frente. Muchos habrán pensado: «Qué lealtad». Otros: «Qué aguante». Y algunos, en voz más baja: «¿Y eso es sano…?». Porque una cosa es tener estabilidad profesional. Y otra, estar en el mismo sitio tanto tiempo como el felpudo de la entrada.

No todos somos Anna Wintour, con su corte de pelo inmutable y la capacidad –y poder– de dirigir el tono, los gestos y hasta el largo de la falda de millones de personas en el mundo. Aunque no parece que lo haya dejado por aburrimiento, su despedida abre una pregunta más amplia (y humana): ¿cuánto tiempo es demasiado en el mismo puesto?

No es solo una cuestión de gustos. Hay cifras. Y expertos que opinan.

El umbral del «ya basta»

Según contó Chris Williams, ex vicepresidente de recursos humanos de Microsoft, en una entrevista a Business Insider, lo ideal es cambiar de trabajo cada dos a cinco años. Menos de eso pareces volátil. Más… y quizás estás repitiendo curso sin darte cuenta. Según Williams, si alguien cambia cada año, la empresa no invierte en su formación. Pero si lleva diez sin moverse, tal vez no está asumiendo nuevos retos.

Wintour rompió la curva. Treinta y siete años en el mismo puesto. Para la mayoría de los mortales —los que no dirigimos imperios mediáticos ni firmamos tendencias con una ceja—, ese número suena menos a éxito y más a empadronamiento laboral. A ver pasar cambios en los sistemas, directores y tazas de café, sin moverse del asiento…

Señales de que te estás quedando demasiado 

Si ya ni el jefe espera que propongas algo nuevo, si tu navegador se abre por defecto en la intranet, o si usas la frase «eso ya lo intentamos en 2011», puede que estés en lo que se llama zona de estancamiento profesional.

Entre las señales de alerta: tu motivación está en mínimos históricos (incluso los lunes después de puente); no aprendes nada nuevo desde que se fue el jefe anterior; te aburre lo que haces, pero no lo suficiente como para buscar otra cosa, sientes que fuera no sabrías hacer nada… Y la más cruel: te has vuelto cómodo. No cómodo – feliz. Sino cómodo – resignado. Cómodo tipo «ya qué más da». Vamos, que solo te mueves para ir a la cafetera.

España, país de quedarse

Los datos tampoco ayudan a cambiar de perspectiva. En España, un asalariado permanece de media 10,6 años en la misma empresa, según datos de Statista (2024), basados en cifras del INE. Es decir: más de una década en la misma silla, con el mismo tupper, el mismo teclado y, a veces, hasta el mismo jefe.

Y aunque parezca mucho, hay trampa. La media se infla con los mayores de 55 años. Entre los jóvenes, la tendencia es clara: moverse más, arriesgar más, hartarse antes. ¿Generación volátil? Puede. ¿O simplemente más alérgica a fosilizarse?

¿Y si me gusta mi trabajo?

Estar muchos años en el mismo sitio no es necesariamente malo. Pero solo si el puesto evoluciona contigo. Si cambias de rol, si sigues aprendiendo, si te ilusiona lo que haces, bien. Pero si estás ahí solo porque ya conoces el sistema, los accesos y el truco para que la impresora funcione, hay que pensárselo. Lo decía Williams: tener un plan es clave. No moverse por miedo. Ni quedarse por inercia.

Anna Wintour se fue después de 37 años. Tú puedes plantearte moverte después de cinco. O al menos actualizar tu currículum. Eso sí, si decides quedarte, al menos hazlo con estilo. Y con gafas de sol.