NO TE PIERDAS Por qué aunque estudies mucho no se te queda nada. Trucos para memorizar sin estudiar más

Si sigues estas claves para memorizar el éxito está asegurado. FOTO: Freepik.

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Por qué aunque estudies mucho no se te queda nada. Trucos para memorizar sin estudiar más

Probablemente sea una de las frases más repetidas entre los estudiantes que, agotados por el curso, aún tienen que enfrentarse a los finales o la PAU. 10 claves científicas para recordar más y rendir mejor

Por Equipo Welife

03 DE JUNIO DE 2025 / 14:00

Muchos creen que estudiar es sentarse, leer, subrayar, repetir y rezar para que algo se nos quede… Pero no se trata de fuerza de voluntad o de tener buena memoria, sino de saber cómo funciona realmente tu cerebro. La buena noticia: mejorar tu estudio y tu memoria no es cuestión de suerte, sino de estrategia.

Aquí tienes 10 claves basadas en ciencia y que pueden ayudarte a estudiar con más eficacia, menos frustración… y un poco más de calma.

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No se trata de recitar sin pensar, sino de almacenar lo suficiente para poder relacionar. La memoria es la base del pensamiento crítico que te hará brillar en los exámenes: sin datos, no hay conexiones.

Recordar no es solo recuperar: es reorganizar, actualizar y consolidar lo aprendido. Por eso estudiar activamente (autoevaluarte, hacer esquemas, explicarlo en voz alta) es mucho más eficaz.

Mientras duermes, tu cerebro elimina toxinas, repara neuronas, procesa lo que viviste, decide qué guardar y qué soltar. Y potencia la creatividad… Así que si vas a preparar algo importante, no sacrifiques sueño: incluye el descanso en tu plan de estudio.

El ejercicio físico oxigena el cerebro, reduce el estrés y estimula la creación de nuevas neuronas. Un paseo antes de estudiar (o incluso entre sesiones) puede ayudarte más de lo que crees. No lo consideres un extra: forma parte del aprendizaje.

Se llama “efecto de generación”: recordamos mejor lo que elaboramos por nuestra cuenta que lo que solo recibimos. Apunta con tus palabras, haz mapas mentales, inventa ejemplos. Tu mente retendrá más si participa activamente.

Asociar la información a emociones, recuerdos propios o situaciones reales mejora la retención. Si logras vincular lo que estudias con algo que ya conoces o te importa, el aprendizaje será más profundo y duradero.

Estar a mil, hacer varias cosas a la vez, tener mil pestañas abiertas desgasta tu capacidad de recordar. La memoria funcional —esa que usamos para tomar decisiones, razonar, leer o resolver problemas– necesita espacio y oxígeno. Si quieres rendir, aprende a darte pausas.

Usarlo para recordatorios puntuales es útil. Pero si lo dejas todo en manos de tu teléfono, tu memoria se vuelve pasiva. Y, como ocurre con los músculos, lo que no se usa, se debilita.

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El estrés crónico daña el hipocampo, la estructura cerebral clave para consolidar recuerdos. La respiración consciente, la meditación o el minfulness no son lujos: protegen tu memoria y mejoran tu rendimiento.

No todo se retiene en una sola sesión. Volver a estudiar pasados unos días —lo que se llama repetición espaciada— ayuda al cerebro a asentar el conocimiento de forma más eficaz que estudiar todo de golpe.

Estudiar mejor es entrenar tu mente para la vida. Mejorar tu estudio y memoria no depende solo de las horas que pases frente a los apuntes, sino de cómo las inviertes. Dormir, moverte, involucrarte, descansar sin culpa y cuidar tu mente también forman parte del proceso. No se trata solo de aprobar: se trata de aprender a aprender. Y eso te va a servir toda la vida.