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Hay demasiadas opciones tecnológicas que pueden abrumarnos./ Foto: Getty.

Salud mental

Por qué ya no soportas las redes sociales: así te afecta el tecnoestrés

Las nuevas tecnologías pueden provocar ansiedad, inquietud y tensión. Pero hay herramientas para prevenirlo y sentirte mejor.

Por Paka Díaz

10 de enero de 2024 / 08:00

Inmersos en el mundo digital, a veces –cada vez más– nos encontramos abrumados por los diferentes estímulos: ordenador, plataformas digitales, el eterno móvil en la mano, redes sociales… ¿Te suena? Tanta información, desmedida, puede acabar por dejarnos agotados mentalmente. Se llama tecnoestrés y puede causar ansiedad, inquietud, miedo. Y, por supuesto, estrés.

El psiquiatra Craig Brod fue quién acuñó el término en 1984. Él lo definió originalmente como «una enfermedad de adaptación causada por la falta de habilidad para tratar con las nuevas tecnologías del ordenador de manera saludable”. Pero ha evolucionado y ahora se entiende como los impactos negativos producidos por la tecnología.

El director de The Adecco Group Institute, Javier Blasco, aclara que “no es una categoría oficial de diagnóstico médico, se utiliza para describir el impacto negativo que la tecnología puede tener en el bienestar psicológico y emocional de las personas”. Además, puntualiza que este término se usa “para abordar la tensión y la ansiedad que pueden surgir debido a factores como la sobrecarga de información, la conectividad permanente, o la adicción a la tecnología”.

Tecnoansiedad y tecnofatiga

En el informe Tecnoestrés: concepto, medida e intervención psicosocial, de la Universitat Jaume I de Castellón, se señala que el tecnoestrés, como el estrés en general, es un término cajón de sastre. Hay tipos específicos de tecnoestrés, y estos son la tecnoansiedad y la tecnofatiga. “La velocidad a la que avanzan las tecnologías puede tener impactos tanto positivos como negativos en la sociedad y en la salud mental de las personas, cuando no se gestionan adecuadamente”, admite Javier Blasco.

La tecnoansiedad es el tipo de tecnoestrés más común. En ella, se experimenta miedo y ansiedad ante las nuevas tecnologías. Pero las personas pueden experimentar otro tipo de emociones negativas que no tienen que ver con una alta activación no placentera. Por ejemplo, la fatiga o el cansancio mental por el uso continuado de TIC.

Por otra parte, la tecnofatiga se caracteriza por el agotamiento mental y cognitivo por el uso continuado de tecnologías. También se puede sentir el síndrome de la fatiga informativa, por la sobrecarga de información que nos aporta internet.

Cómo prevenir el tecnoestrés

Por un lado, Blasco destaca que “las empresas pueden desempeñar un papel crucial en abordar las nuevas formas de enfermedades relacionadas con el trabajo, y con el fin de promover un entorno de trabajo más saludable”. Entre las medidas, señala la concienciación y la formación, y adoptar políticas de desconexión. También dar opciones de flexibilidad laboral y gestionar adecuadamente las cargas de trabajo, además de promover acciones que mejores la salud mentas. E incluso implementar programas de bienestar mental, de ergonomía y de vigilancia de la salud.

Por otra parte, en Tecnoestrés: concepto, medida e intervención psicosocial apuntan estrategias para los trabajadores. Por ejemplo, utilizar técnicas de relajación muscular y meditación, y exigir a la empresa una mejora de las condiciones de trabajo con tecnologías. Así como aumentar los recursos propios y la autoeficacia a través de formación específica.

Como gestionar el tecnoestrés

“Pueden reseñarse como mecanismos el establecer límites de tiempo delante de las PVD (pantallas de visualización de datos), practicar la desconexión digital, priorizar la calidad del sueño y gestionar las notificaciones”, añade el director de The Adecco Group Institute. “También establecer límites de horarios en el trabajo remoto, fomentar un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal o de las relaciones personales, realizar pausas breves y entrenar en habilidades de gestión del estrés”.

Otras medidas que se pueden adoptar que destaca Blasco consisten en definir límites claros entre el trabajo y la vida personal. Se trata de establecer claramente horas específicas para trabajar y desconectar después de la jornada laboral. También sugiere “desactivar las notificaciones no esenciales durante períodos de concentración o descanso”, para desconectar de verdad. O programar momentos específicos durante el día para desconectar completamente de la tecnología, tanto para fines profesionales como personales”.

Otra recomendación sería evitar el uso de dispositivos electrónicos justo antes de dormir, algo que cuesta hacer. “Sería establecer metas y objetivos realistas para evitar sentirse abrumado, delegar tareas y compartir la carga de trabajo y fomentar relaciones personales cara a cara”, concluye el experto. Además, señala que “interactuar con colegas y amigos fuera del entorno digital” puede ayudar. Y, si se necesita, buscar apoyo profesional para plantarle cara al tecnoestrés.

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