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Primeras ascensiones montaña

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Naturaleza

5 pasos clave para hacer tus primeras ascensiones en montaña

Nos dejamos guiar por un experto, el montañista Javi Alonso, para subir a la cima de una montaña con éxito y sin ningún tipo de inconveniente.

Por Equipo Welife

10 de diciembre de 2021 / 18:51

Es curioso que exista un Día de las montañas, pero si lo pensamos bien, era de esperar que se celebrara, al igual que el del cambio climático o el del medio ambiente, para concienciar sobre la necesidad de su protección.

Según Naciones Unidas, las montañas se encuentran «fuertemente amenazadas» debido al cambio climático y la sobreexplotación. ¿Sabías que un 15% de la población mundial vive en las montañas? Además, en ellas se encuentra la mitad de la diversidad biológica del mundo.

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Con el calentamiento global, los glaciares de las montañas se derriten, lo que ha traído grandes dificultades a los habitantes que allí habitan, que además forman parte de las comunidades más pobres del mundo. Este hecho terrible no sólo les afecta a ellos, sino que también amenaza el suministro de agua dulce de millones de personas.

El problema, de nuevo, es cosa de todos. Reducir la huella de carbono y cuidar estos tesoros naturales es imprescindible para nuestra supervivencia.

Con motivo de su día, celebrado el 11 de diciembre, hemos querido lanzarnos a la montaña, al menos virtualmente, para contaros cómo podríamos realizar nuestras primeras ascensiones y admirar estos parajes como lo que son, grandes espacios naturales imprescindibles para la vida misma.

Planeamos nuestra primera ascensión de la mano de Javi Alonso, experto montañero, que nos ha dado las primeras claves que has de tener en cuenta para subir una montaña sin que esto suponga un problema.

1. Planifica tu ruta

¡Organízate bien! Subir a la montaña no es cosa de broma, debemos planificar bien la ruta que vamos a seguir. Para ello, es importante tener en cuenta la dificultad del ascenso y del descenso y el tiempo aproximado que tardaremos en realizar ambos.

Una vez tengamos clara la ruta a seguir, tendremos que hacernos con un dispositivo que nos impida perdernos aunque no estemos caminando por un sendero marcado: ya sea un teléfono móvil o un reloj GPS. De hecho, existen aplicaciones que nos permiten grabar nuestro camino desde que salimos de casa, o cargar el que otro montañero ha seguido previamente, sin necesidad de cobertura. También permiten compartir tu ruta en tiempo real a tus familiares, por ejemplo.

2. Atiende al clima y al horario

Tenemos que asegurarnos de que las condiciones climáticas en las que haremos la ascensión serán favorables, ya que una tormenta en plena montaña dificultaría muchísimo la aventura y la lluvia y la niebla pueden hacer que las rocas del camino se vuelvan resbaladizas.

Muy importante también es la ropa que llevaremos, ya que tiene que ser adecuada y abrigada para soportar los fuertes vientos y bajas temperaturas de la cima.

Otro de los factores clave a tener en cuenta es el horario. Si es nuestra primera ascensión a una cima, probablemente no calculemos bien el tiempo que invertiremos en la actividad ya que no tenemos la suficiente práctica a la hora de analizar los desniveles y kilómetros de la ruta. También afecta al tiempo que tardamos el tipo de terreno que vamos a encontrar.

Lo aconsejable es asegurarnos de terminar la ruta sin que se haga de noche, ya que en la montaña el clima se altera notablemente por las tardes.

3. Mide el nivel de dificultad

Todas las sendas se rigen por la graduación de la Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo, que valora la dificultad de pasajes en una escala de I a IV, y la dificultad general de la ascensión con una escala de SD/F a ED.

  • Dificultad de pasajes. Siendo la I la más fácil y la IV la más compleja, la primera se refiere a una trepada donde es requerido el uso de las manos para mantener el equilibrio. Por otra parte, la II corresponde a un ascenso con buenos agarres en el que se usan los brazos para progresar, utilizándose cuerda en el caso de personas poco experimentadas. La III significa que la escalada puede ser vertical, pero con buenos agarres y con posibilidad de cuerda para ascender y rapel para descender. Por último, la IV es una escalada vertical con chimeneas, fisuras, diedros y necesidad de pies de gatos y buena condición física.
  • Dificultad general. La SD/F, es decir, sin dificultad o fácil, significa que hay presencia mínima de riesgos. La F indica la presencia de dificultades fáciles. El caso de PD (poco difícil) corresponde a una trepada compleja, siendo la cuerda necesaria para montañeros poco habituados. La AD (algo difícil) es una escalada fácil, aunque puede ser necesario el uso de pie de gato y la cuerda es recomendable. Por último, la D (Difícil) señala que es una escala del nivel IV.
El descenso
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4. Adquiere un buen material

Subir a la montaña con material muy poco cualificado es algo que solo harían aquellos que únicamente quieren conseguir el selfie perfecto rodeados de naturaleza. Pero lo cierto es que si el clima cambia o sufrimos algún accidente, no llevar ropa de abrigo o un cortavientos, podría suponer pasarlo realmente mal mientras esperamos un rescate.

Por esto es importante llevar unas buenas zapatillas o botas que sujeten el pie, un pantalón corto o largo en función del clima, una capa interior que abrigue lo suficiente (como un plumas fino), y una capa exterior aislante tanto del viento como del agua. Si en la ascensión el sendero es empedrado o empinado, es recomendable también llevar casco.

Por supuesto, no pueden faltar en nuestra mochila un botiquín, una manta eléctrica, un frontal con pilas, comida y bebida.

5. El descenso

Una vez llegue el momento de la ascensión, es importante echar un vistazo previo a la ruta por la que subiremos a la cima. En ocasiones subimos con la mirada bajada y podemos salirnos de la ruta, lo que puede suponer un gran peligro hasta que consigamos retomar el camino correcto. Por ello, es recomendable levantar bien la cabeza y hacer paradas.

Es muy útil también el uso de bastones en terreno blando, aunque pueden ser realmente molestos si subimos un camino con rocas grandes. Podemos dejar los bastones a la falda de la pedrera junto al equipaje pesado, llevando únicamente lo más importante y necesario durante todo el camino.

Cuando las ascensiones se hacen en pendiente elevada, también debemos tener en cuenta que debajo de nosotros puede estar otra parte del grupo, por lo que es importante ser cuidadosos y no arrojar piedras a nuestros compañeros. Si ocurre esto, tendremos que avisar de inmediato gritando “piedra” para que puedan agacharse y cubrirse la cabeza con las manos.

Por último, es recomendable comenzar en el mundo del montañismo por las ascensiones más sencillas e ir aumentando poco a poco el nivel. Eso sí, siempre manteniendo los pasos firmes y disponiendo de las manos y los pies como puntos de apoyo si la pendiente es vertical.

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