NO TE PIERDAS Cuatro formas de calmarte en público sin que nadie note que te has alterado

Se sigue hablando del ciclo como si solo existiera en dos momentos: cuando queremos evitar un embarazo o cuando intentamos conseguirlo y no llega. Pero es mucho más. Foto: Unsplash

SALUD

Ciclo menstrual: lo que no nos enseñaron y deberíamos saber

Seguimos hablando del ciclo menstrual para contar días y evitar líos. Pero es un aviso constante de cómo anda nuestra salud. Lo que no sabes.

Por Equipo Welife

02 DE JULIO DE 2025 / 11:00

Primero llega la regla. Luego, los analgésicos, las bromas desafortunadas y, con suerte, una mínima educación sexual orientada a evitar embarazos no deseados. Lo que tarda en llegar —y a veces no llega nunca— es la información que de verdad importa: la que explica que el ciclo menstrual no es solo un trámite biológico, sino un indicador de salud tan relevante como la tensión arterial. Y que conocerlo puede marcar la diferencia, sobre todo cuando hablamos de fertilidad.

«El ciclo menstrual es un indicador de salud. Para que sea regular y no presente alteraciones se necesita que confluyan múltiples factores: que los niveles de hormonas que dirigen el ciclo desde el cerebro (hipófisis) estén en los niveles que han de estar; que el ovario tenga una reserva de óvulos adecuada y funcione bien y que anatómicamente el útero esté bien. Cualquier alteración en algún punto puede implicar una alteración detectable en el ciclo menstrual», explica la doctora Dolors Manau, directora de Reproducción Asistida del Hospital Clínic de Barcelona, en el marco de la jornada Fertilidad sin tabúes. Lo que nadie te cuenta y deberías saber, organizado por Merck, con motivo del Día Mundial de la Fertilidad, el pasado 6 de junio en Barcelona.

En resumen: lo que ocurre —o deja de ocurrir— cada mes no solo refleja si el cuerpo está en equilibrio, también puede ser la primera señal de que algo va mal en nuestra salud reproductiva. Sin embargo, se sigue hablando del ciclo como si solo existiera en dos momentos: cuando queremos evitar un embarazo o cuando intentamos conseguirlo y no llega.

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Un ciclo regular suele darnos tranquilidad. Pero esa regularidad, por sí sola, no garantiza que todo funcione como debería. «Hay un concepto clave que es el de reserva ovárica, que significa el número y calidad de óvulos que una mujer tiene en el ovario en un momento dado. Con la edad esta reserva va disminuyendo y es cuando quedan muy pocos óvulos que la menstruación desaparece. Pero a veces, hay situaciones (una cirugía, un tratamiento de quimioterapia, determinadas enfermedades…) que disminuyen mucho esta reserva, pero sin llegar al extremo de afectar la regla. Por lo tanto, no siempre que tenemos ciclos regulares significa que esté todo bien. Hay situaciones o enfermedades que pueden lesionar el ovario», advierte Manau.

El problema es que muchas descubren esta realidad cuando ya se enfrentan a dificultades para quedarse embarazadas. En España, la maternidad se retrasa: la edad media del primer hijo supera los 32 años y, según el Registro de la Sociedad Española de Fertilidad, el 12% de los nacimientos se logra mediante técnicas de reproducción asistida.

Es cierto que la edad sigue siendo el factor principal, pero no es el único que influye en la fertilidad. «Partimos del hecho que nacemos con la cantidad de óvulos que vamos a tener a lo largo de la vida y que este número y la calidad de los mismos va a disminuir con el paso de los años. Esto es así y es fisiológico. Pero aparte de esto hay muchos factores que nos pueden dañar el funcionamiento del ovario. El consumo de tóxicos como alcohol o tabaco. Una mala alimentación con sobrepeso o bien por bajo peso, un exceso de esfuerzo físico… El cuidar nuestra forma de vida es una gran inversión para nuestra salud, la salud reproductiva y nuestros planes de vida futuros», explica Manau.

Y no solo hablamos de mujeres. Según la especialista, «la calidad seminal disminuye a partir de los 45 años y especialmente a partir de los 50». Sin embargo, sigue pesando más el desconocimiento que la prevención.

Parte del problema viene de origen. «Igual de importante es enseñar e informar a los niños y jóvenes a evitar embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual, como a enseñar cómo llevar una vida saludable para que en un futuro no tengas problemas para formar tu familia», insiste Manau.

Lo habitual es que esa conversación no llegue, o llegue tarde, envuelta en falsos mitos: que la fertilidad se mantiene mientras haya menstruación, que las técnicas de reproducción asistida solucionan cualquier dificultad o que el dolor menstrual incapacitante ‘es lo normal’. Nada de eso es cierto, pero se repite.

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Ciclos irregulares, sangrados muy abundantes, reglas dolorosas que te dejan en la cama o pérdidas fuera de fecha son señales que solemos minimizar. Y no deberíamos. «El dolor. El dolor que incapacita, que requiere ir a urgencias para poner calmantes fuertes, no es normal. Hay que hacer revisiones ginecológicas regulares para saber que todo está bien, cuidar el estilo de vida y observar que el ciclo sea regular y no impida llevar una vida normal», advierte Manau.

Los desajustes menstruales pueden ser la primera alerta de enfermedades como la endometriosis o el fallo ovárico prematuro. «Ciclos irregulares, o la desaparición de los mismos, reglas muy dolorosas (podría ser debido a una endometriosis que si se diagnostica pronto no dará problemas), tener pérdidas muy abundantes, tener pérdidas fuera de los días de la regla…», enumera la doctora.

Al final, entender el ciclo menstrual es mucho más que controlar las fechas de la regla o conocer los días fértiles. Es una forma real de cuidar nuestra salud, de anticipar problemas y de tomar decisiones con conocimiento. Porque, como recuerda Manau, «entender cómo funciona el ciclo y cómo evoluciona nuestra fertilidad es una gran inversión para nuestra salud y nuestros planes de vida futuros».

Y en cuestiones de salud reproductiva, cuanto antes llegue esa información, mejor.