Es hora de mandar callar a ese Pepito Grillo interno que se empeña en decirte que no vales para nada. Foto: Pexels.
Fuego amigo que va directo a tu capacidad de actuar
Autoinvalidación, cuando el enemigo vive en tu cabeza y arruina tu autoestima
Todos necesitamos ver que nuestros actos se refrendan. El problema surge cuando quienes nos dicen que no valemos no son los demás, sino ese Pepito Grillo en nuestra cabeza
Por Paka Díaz
29 DE SEPTIEMBRE DE 2025 / 17:00
Existe la autovalidación, esa especie de ‘por supuesto que yo puedo’ que nos da fuerzas y convicción para atrevernos a hacer grandes cosas. En el polo opuesto está la autoinvalidación o auto-invalidación, cuando nosotros mismos nos ponemos la zancadilla. Una situación más habitual de lo que pensamos, muchas veces de forma insconsciente, y en la que nos juzgamos cruelmente por sentir algo o rechazamos ciertas emociones que nos podrían hacer mucho bien.
La auto-invalidación puede convertirnos en nuestro peor enemigo y llegar a afectar a nuestra salud mental y emocional. La psicóloga Elizabeth Clapés, conocida en redes sociales como @esmipsicóloga y con más de un millón de seguidores en Instagram, habla de ello en su libro, Tú no eres el problema, ¿cómo reconocer a un narcisista?. Desde su experiencia profesional, nos explica qué es la invalidación y cómo nos puede afectar.
Atención al fuego amigo
La invalidación emocional ocurre cuando los pensamientos, emociones y sentimientos son juzgados con rechazo. “La invalidación en sí, que puede ser la de uno mismo o la de alguien de fuera, es anular o quitar valor a algo”, apunta Elizabeth Clapés. Sería “decirte, esto que estoy sintiendo no es válido, no es real, no es certero. En muchas ocasiones, vemos que es más fácil invalidar la sensación que tenemos, que afrontar la realidad”.
Sin embargo, aunque pueda parecer que apartar esas emociones o sentimientos te hace sentir mejor, más en calma, en realidad no ayuda, sino que acrecienta el problema. “La invalidación puede parecer que nos proteja, pero en realidad nos desprotege de situaciones que nos hacen daño. Afecta nuestra salud mental porque imposibilita que nos protejamos”, alerta Clapés. Y advierte: “A veces nosotros mismos somos nuestro peor enemigo”. La autoinvalidación es ese fuego amigo, esos ataques que salen de nosotros mismos, que socavan nuestra autoestima y reducen nuestras capacidades para afrontar los retos con éxito.
Cuando la invalidación nace en tu propia familia
Según explica Elizabeth Clapés, la invalidación puede provenir de crecer en una familia donde el padre o la madre tengan un perfil narcisista. La primera clave que puede identificar si fue así es sentir añoranza por haber tenido una familia parecida a la de tus amigos. O sea, una familia unida, donde el cariño y la calidez eran habituales. Pero la otra clave es darte cuenta de que la invalidación emocional era la protagonista en tus relaciones con tus progenitores.
Creciste pensando que tus sentimientos no eran válidos porque tu progenitor no los consideraba así. Los menores que crecen en una familia narcisista suelen recibir mensajes sutiles y no tan sutiles de invalidación emocional. Son esas frases de ‘no me molestes con tus tonterías’ cuando manifiestan dolor o tristeza. Así, se desarrollan pensando que sus emociones no son válidas. “Hay muchas circunstancias que nos pueden llevar a hablarnos mal a nosotros mismos, por lo que no se puede establecer una regla general de cómo podemos encontrarnos mejor. Todo va a estar condicionado por la raíz del problema”, aclara Clapés.
Y ahora eres tú quien se auto torpedea
De niño esos ataques sutiles venían de los adultos que te querían. Ahora, en cambio, esos pensamientos que caen como torpedos, te los están disparando tú. La tendencia en nuestro día a día a la autoinvalidación aparece con forma de pensamientos fugaces. Por ejemplo, según explica la experta, con frases tipo ‘esto que estoy sintiendo no es real’, ‘seguramente me estoy montando yo la película’ o ‘debe ser mi culpa’. O sea, al “atribuirnos todo lo que sentimos a fallos de nuestra interpretación o a cosas que hemos provocado nosotros”, puntualiza la psicóloga.
Sin embargo, salir de ella no es una tarea nada sencilla. Según subraya Elizabeth Clapés, “no hay pasos preestablecidos para cambiar esta forma de ser o dejar de tener estos pensamientos. Muchas veces para lograr dejar de pensar así hay que llevar a cabo un proceso terapéutico de años”. Un primer paso es “coger todo con pinzas y escuchar al propio cuerpo, aunque a veces eso lleva años”.
La validación empieza por uno mismo
Adoptar una actitud más compasiva y positiva hacia nosotros mismos puede ser un primer paso para empezar a fomentar una transformación interna que ayude a dejar de invalidarnos. Elizabeth Clapés señala que “si aprendes a escuchar tu cuerpo, validas lo que sientes y lo que percibes. Entonces dejas de necesitar la validación externa o que otros te den su punto de vista”. Se trata, destaca la experta de “una manera de trabajar la autoconfianza”.
Sin embargo, subraya que “no hay una técnica o un ejercicio para fomentar esta autotransformación. Es un proceso largo la mayoría de las veces, ya que de entrada no sabemos si esa invalidación viene de un trauma familiar, de la escuela, de haber tenido una relación de maltrato, etc”. Pero, más allá de escuchar el propio cuerpo, también recomienda “hablarlo con las personas de nuestro entorno y pedir ayuda profesional. No pueden darse consejos genéricos porque no es como arreglar una bombilla”. Eso sí, la psicóloga anima a trabajar en ello ya que, resume, el mayor beneficio de aprender a validarnos “es no depender de otros para tomar decisiones”.