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Aprende a manejar la culpa para lograr un mayor bienestar emocional

Saber manejar el sentimiento de culpa va a ayudarte a conseguir un mayor bienestar emocional. / Pexels

Mente

Cómo gestionar el sentimiento de culpa de una manera sana y consciente

¿Quién no ha sentido la punzada de la culpa alguna vez? Te contamos su razón de ser y cómo podemos gestionarla para alcanzar un mayor bienestar emocional.

Por Tamara Izquierdo

18 de mayo de 2022 / 08:01

El sentimiento de culpa puede surgir por muchos motivos, no solo por creer que hemos cometido un error, también por hacer algo pensando en nosotros mismos, aunque no dañemos a nadie, pero creyendo que pueden tacharnos de egoístas o que nuestros actos pueden herir sensibilidades. Un claro ejemplo es el saber decir NO de forma asertiva sin sentirnos culpables. Pero la sombra de la culpa es muy alargada y hoy vamos a explorar diferentes puntos de vista y maneras de gestionarla.

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¿Qué es la culpa? ¿Es normal sentirse culpable?

Hablamos de cómo surge el sentimiento de culpa con el psicólogo clínica Hugo Onaindia de Equilibria, y nos explica que “la culpa en principio es un sentimiento normal, todos cometemos errores y nos equivocamos y es normal que ante eso nos sintamos culpables. Otras situaciones, como la pérdida de un ser querido, también hacen que nos sintamos culpables al ponernos enfrente lo arbitrario del mundo. Otra cosa es cómo lo manejamos, sosteniendo la culpa de manera sana o normal, o bien otro manejo donde no te haces cargo siendo una forma inmadura de gestionar la culpa o los errores”.

Pero en muchas ocasiones el sentimiento de culpa sobreviene ante una circunstancia en la que no hemos cometido un error sino que los patrones aprendidos desde nuestro nacimiento hasta ahora, o factores religiosos, sociales, de educación o, tal vez, nuestra propia naturaleza, favorecen que aflore. A este respecto el experto apunta que “hay otra vertiente de la culpa, más patológica, tiene que ver con determinados estilos de personalidad donde existe una elevada exigencia, unos valores morales rígidos y poco flexibles. En estos casos sí que es recomendable buscar ayuda profesional”.

Supongamos que sentimos culpa por una determinada circunstancia de nuestra vida ¿podríamos estar confundiendo ese sentir? Y, podemos hacernos también otra pregunta que nos puede ayudar a hacer una mejor gestión emocional: ¿tiene este sentimiento una finalidad?

¿Tiene este sentimiento una finalidad concreta?

Sobre cómo surge la culpa y cuál es su fin, el Dr. López Rosetti, médico cardiólogo especialista en el tratamiento del síndrome del estrés, y autor del libro «Emoción y sentimientos» (Ed. Planeta), explica que “la culpa muchas veces es causa de estrés, es un sentimiento evolucionado, es algo más que una emoción. Está dentro de los llamados sentimientos, vivencias experienciales más evolucionadas que a veces hacen sufrir por mucho tiempo. ¿Cuándo se siente culpa? Cuando uno toma conciencia de haber pasado una barrera, que ha roto algo, que ha generado un daño que había sido establecido como un límite de orden social, cultural o a través de la educación. No hay que confundir la culpa con la vergüenza que se siente cuando no se cumplen expectativas propias o ajenas. Culpa es cuando se genera un daño, tenemos ese sentimiento de culpa para reparar, para reconstruir”.

Acoger el sentimiento de culpa como una llamada de atención que nos invita a observar, reparar o aceptar una situación o circunstancia, es, por tanto, una forma saludable de manejar esa emoción que se ha catalogado tradicionalmente como “negativa”.

Cómo gestionar el sentimiento de culpa.
La culpa no es una emoción a evitar. Si no la aceptas termina por volver. / Pexels

La aceptación de la culpa como parte del proceso de una gestión sana

¿Aceptar o abrazar el sentimiento de culpabilidad es parte del proceso de una gestión emocional saludable? ¿Deberíamos intentar eliminar cuanto antes ese sentimiento que nos resulta desagradable? Hugo Onaindia argumenta que “la culpa no es algo a evitar, si tratas de no aceptarla o evitarla seguramente acabará volviendo. Muchas veces nos sentimos culpables sin haber hecho nada malo, por factores como la educación, pero aceptar la culpa es mejor que ponernos a pelear con ella”.

No veamos la aceptación como una resignación sino como una forma de dar espacio a las emociones que surgen o que habitan en nosotros. ¿Gestionar un sentimiento quiere decir eliminarlo? La psicóloga Marian del Álamo explica a este respecto que “gestionar una emoción no es hacer que desaparezca. Es dejar que salga, darle su espacio y aprender a sentirla sin juzgarla. Preguntarte y ofrecerte lo que necesitas en ese momento, no evitarla ni intentar huir de ella”. Y la experta pone un ejemplo esclarecedor: “imaginas que si estás feliz y te dieran una herramienta para eliminar esa felicidad que estás sintiendo ¿verdad que no la cogerías?. Lo mismo ocurre con otras emociones desagradables En lugar de hacer que desaparezca y luchar para que no esté, haz que tenga un espacio en ti”.

¿Tenemos entonces que reconciliarnos con la culpa? Darle cabida a todas nuestras emociones y acogerlas por igual parece ser una buena herramienta de gestión.

¿Podemos tener una percepción errónea de la realidad?

¿Y si la culpa fuera un error en nuestra percepción de la realidad y teniendo una visión más global se pudiera eliminar? Desde Consciencia Sana nos transmiten que “la culpa es solo un error de percepción. Percibimos que algo falla o es un error, pero solo vemos una de las dos partes o extremos, por lo que tenemos una experiencia incompleta de la realidad. A partir de ahí tenemos la necesidad de completar lo que falta o de corregir ese error, surge así la sensación de culpa. Esa sensación no desaparece hasta completar o subsanar el error, es decir, encontrar ese otro lado de la realidad que no estamos viendo, no estamos teniendo una visión total. Con la percepción dual siempre se puede completar esa perspectiva y por tanto eliminar la sensación de culpa”.

Muchas veces los árboles no te dejan ver el bosque, por eso tener una visión global de la realidad, no tan sesgada, es una de las claves para poder manejar muchas de nuestras emociones.

La relación de la culpa con la responsabilidad individual

Al poner la culpa en relación con la responsabilidad la gestión de la emoción es más ágil ya que entiendes y tomas consciencia de la situación al completo. Las psicólogas Marta Solanellas y Katya Vázquez de Vive tu emoción, explican que “la culpa es uno de los sentimientos más devastadores que podemos sentir. La culpa aplasta, en cambio, desde la responsabilidad podrás recoger solo lo que es tuyo, cambiar aquello que puede ser cambiado o transformado y aceptar lo que ya es. No consiste en mirar para otro lado, sino en recoger tu parte en la historia y lo que sí depende de ti”.

Las expertas nos dan un truco para entender mejor este concepto: “Plantea que esa misma situación que estás viviendo le ocurre a una persona que quieres. ¿Qué le dirías? ¿Le echarías la culpa como tú haces contigo? Solemos ser mucho más benevolentes con los demás de lo que somos con nosotras mismas, y eso no hace más que arrastrarnos a la culpa y la exigencia, dejando poco lugar a la resolución desde la responsabilidad”.

Aceptar todas tus emociones, tomar consciencia de ellas y manejar la culpa desde la responsabilidad te va a ayudar a hacer una mejor gestión emocional. Como decía Carl Jung “La emoción es la principal fuente de los procesos conscientes. No puede haber transformación de la oscuridad en luz sin emoción”.

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