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Mindfulness
10 consejos para evitar comer por ansiedad
Sucede mucho: la comida llena un espacio que a veces es difícil gestionar de otra manera. En realidad, cuando comemos porque tenemos ansiedad, estamos respondiendo a una emoción. Pero puede evitarse.
Por Miriam Aguilar
17 DE JUNIO DE 2021 / 08:00
Más de una vez seguro que te has encontrado comiendo sin tener hambre en realidad. Quizás incluso te hayas pasado todo el día picando o de repente te has dado un atracón, con la consecuente culpa que suelen generar este tipo de comportamientos. Si bien lo ideal en estas situaciones es acudir a un especialista, lo que podemos empezar a hacer desde ya es tomar consciencia del problema y coger el toro por los cuernos. Te damos 10 consejos muy útiles a la hora de hacer frente a ese hambre emocional que te hace comer en cuanto llega el más mínimo resquicio de ansiedad:
- Cuando tengas la sensación de hambre, bebe un vaso de agua y respira lentamente varias veces. Date 10 minutos y observa si el hambre ha desaparecido. A veces confundimos hambre con sed.
- Sintoniza tu cuerpo cada hora, asignándote un número del 0 al 7 según tu nivel de hambre. Practícalo hasta que empieces a notar diferencias entre los distintos niveles de hambre de la escala. Cuando comas, a mitad del plato pregúntate cuál es tu nivel de saciedad. Y vuelve a preguntártelo de nuevo al finalizar.
- Come más despacio, masticando bien la comida y pensando en su sabor. Una alimentación más consciente implica comer más lento, observando mis sensaciones corporales y pensamientos, reconectando con el placer con los alimentos y recuperando las sensaciones fisiológicas de hambre y saciedad.
- No pienses en términos de alimentos buenos o malos. Tener alimentos prohibidos o disparadores sólo va a llevarte a la profecía autocumplida “me estoy negando a comer chocolate y el día que lo como no puedo parar hasta terminar la tableta”. Cuando tengas hambre física, come lo que desees, no lo que crees que deberías comer.
- Evita comer viendo la tele o haciendo otras actividades. Concéntrate en conectar con la experiencia de comer.
- Come en platos pequeños y oscuros. Según se ha estudiado, comer por la vista puede llevarnos a ingerir hasta un 20% más y los platos grandes y bancos invitan a un mayor consumo.
- Para de comer cuando estés satisfecho, aunque haya aún comida en el plato.
- Céntrate en el aquí y el ahora. Date unos minutos al día para prestar atención exclusivamente a tu respiración. El mindfulness te permitirá estar más presente en tu vida cotidiana y hacer una cosa cada vez, en el momento presente.
- Haz ejercicio o practica algún deporte poniendo atención en cómo es el movimiento, el ritmo, cómo sientes tu cuerpo…
- Pregúntate, antes de comer: ¿Tengo hambre? ¿Realmente necesito comer? Si la respuesta es sí, preguntáte: ¿Me comería una manzana? Si la respuesta es sí, es que tu cuerpo necesita energía y cualquier alimento le viene bien. Si la respuesta es no, pregúntate: ¿Para qué quiero comer entonces? Quizás descubras que quieres comer simplemente por un hábito de horario o porque has visto a alguien tomando algo.
Recuerda que el cambio de tu relación con la comida no es lineal, sino que requiere, como todo, mucha práctica.
Si te invade el hambre emocional y comes por estrés, te recomendamos acudir a un profesional que te ayude. Te sorprendería saber la cantidad de personas que han acudido a un psicólogo para hacer frente a sus malos hábitos. De esto trata precisamente la psiconutrición, a la que puedes acceder de manera individual o grupal. Si lo prefieres, también puedes consultar estos libros que cambiarán tu relación con la comida de una vez por todas, escritos por expertos que te ayudarán a disfrutar de la comida y amar lo que ves en el espejo.
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