Plántate. La luz de gas es arrinconar a un compañero para minar su autoestima o, simplemente, para no tenerle en el equipo. No les dejes despojarte de unas responsabilidades para las que sigues más que capacitada. FOTO: Cottonbro / Pexels.
Una luz que es más bien un apagón
Reuniones a las que no te avisan y responsabilidades que ya no te asignan: te están haciendo luz de gas en la oficina
No van directamente contra ti. Simplemente, te ignoran. Técnicamente no es mobbing, sino gaslighting y supone un desgaste emocionar progresivo que mina tu potencial. Es hora de ponerle fin.
Por Marcos López
24 DE NOVIEMBRE DE 2025 / 14:00
Siempre has sido uno de los puntales en los que se ha apoyado tu empresa. La persona a la que consultar cuando surgían los problemas. Pero de un tiempo a esta parte, parece que la experiencia que has acumulado a lo largo de los años ha caído en el olvido. Sobre todo desde que una parte de la plantilla, incluido tu jefe, se ha rejuvenecido: te liberan de las reuniones importantes y los corrillos en los que se discuten los proyectos guardan silencio cuando detectan tu presencia. Por lo que el veredicto está muy claro: te están haciendo luz de gas en tu trabajo. Como a tantas personas que ya han cumplido los 40.
Elena Jiménez, psicóloga clínica, explica que «la luz de gas o gaslighting es toda manipulación psicológica a la que se somete a una persona para que cuestione la validez de sus pensamientos y/o recuerdos. Incluso, se altera su percepción de la realidad. En este entorno la víctima se siente confusa y pierda la confianza en sí misma».
El término no es nuevo. Su origen se remonta a 1944, a la película Gaslight, en la que la protagonista es manipulada por su marido para que crea que se está volviendo loca. Y si bien esta luz de gas, continúa la experta, «se ha aplicado tradicionalmente a las relaciones románticas, hoy en día se utiliza en otros muchos ámbitos, incluidas las relaciones laborales». Te contamos las señales de alerta de que tus compañeros están tratando de que dudes de tu cordura para adelantarte por la derecha.
Pensarás que tu tiempo ya pasó y no vales para nada
Un poquito más de cine. No hay actriz, ni actor, con una carrera más exitosa que Meryl Streep. Y aunque a sus 76 años le quede cuerda para rato y pueda seguir dilatando su filmografía con más películas de calidad, es una rara avis en la industria cinematográfica. De hecho, ha comentado en más de una ocasión su certeza de que allá por 1989, a punto de cumplir los 40, su carrera había llegado a su fin. Temía que cada película sería la última. Que le hicieran luz de gas en un trabajo donde el edadismo está a la orden del día.
La razón por la que percibía su jubilación anticipada, por la que llegó incluso a cuestionarse su valía, era la preferencia que siempre han mostrado los estudios por las nuevas hornadas de actrices. Más jóvenes (sí), más guapas (depende) y más preparadas (definitivamente no).
Cuando a los compañeros ‘se les olvida’ avisarte de una reunión
Has entrado en tus 40, o en tus 50, y ya no cuentan contigo como antes. Aunque tu jefe y tus compañeros lo nieguen sin ningún pudor. Como ocurrió con la reunión de ayer, de la que no se te informó, pero todo el mundo asegura que sí. Como alerta Elena Jiménez, «esta es una señal frecuente, si no la más común, de luz de gas en el entorno laboral. Pero no tienes que someter a juicio tu memoria: nunca has olvidado ninguna reunión, ni siquiera las que te comunicaron únicamente de forma verbal».
Si tan trascendente era el encuentro, ¿por qué no te lo comunicaron por escrito, como sería con un correo electrónico? No dudes de tus recuerdos. Sí de tus compañeros.
Broncas y gritos en público que afecta a tu autoestima
Puede que tu empresa sea de esas en las que se fomenta la competencia entre los trabajadores. Lo que en sí no tiene nada de malo. Pero hay maneras correctas y no tan adecuadas de hacerlo. Y entre estas últimas, denuncia la especialista en Psicología Clínica, «no se encuentran los reproches airados, ya provengan de tu jefe o de otro compañero, delante del resto de la oficina. La humillación no es una herramienta motivacional. Sólo busca atacar tu autoestima y que cuestiones tu valía».
Peor aún: el motivo por el que te han regañado nunca ha existido. Se lo inventado tu jefe. Pero como todos tus compañeros te señalan con el dedo, empiezas a plantearte si realmente pasó. Esa el inicio de una peligrosa luz de gas en el trabajo que arruina tu valía y arrasa con tu equilibrio emocional.
Te tildan de paranoica
Tampoco reafirmará tu seguridad en tus capacidades que tus compañeros se reafirmen en que los corrillos en los que se reparten los proyectos sólo existen en tu imaginación. Menos aún que tu jefe te reprenda porque el trabajo que le has entregado, al que tanto tiempo has dedicado siguiendo a pies juntillas sus instrucciones, no se ajusta para nada a lo que te pidió.
En este caso, apunta Elena Jiménez, «es recomendable programar encuentros periódicos con tu jefe en los que revisar la marcha del proceso y garantizar que los resultados se ajustarán a sus expectativas». Guardar los emails con los encargos es otra estrategia para confrontar cuando te acusen de no haberte ceñido al guion del proyecto.
Reúne pruebas para desenmascararlos
No es mobbing. Tampoco te van a despedir. El objetivo es despojarte de unas responsabilidades para las que estás más que capacitada. Haciéndote sentir insignificante y exponiéndote a sufrir un burnout de manual.
Así que ha llegado el momento de ponerle remedio. De «registrar todo lo que hacéis tanto tú como tus compañeros para probar, no ante ti sino ante los demás, que tus capacidades siguen intactas. Y si la manipulación sigue su curso, denunciar ante tu jefe, pruebas en mano, tu situación», concluye Elena Jiménez. No permitas que los abusones se salgan con la suya.