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El congelamiento funcional es una respuesta de la mente frente a aquellas situaciones en las que nos sentimos desbordados. FOTO: Freepik.

Mente

Estas son las señales de que sufres un congelamiento funcional y cómo ponerle remedio

Tanto estrés ha provocado que tu mente se bloquee y te quedes paralizado. Absolutamente incapaz de realizar esa tarea que te hace sentir sobrepasado. Pero dejar atrás esta congelación es muy fácil.

Por Marcos López

23 DE JUNIO DE 2025 / 14:00

Llevas mucho tiempo viviendo una situación de enorme estrés. Pero aunque tienes los nervios a flor de piel, no muestras signos de una gran agitación. Como cuando tu cuerpo, rebosante de cortisol, se preparaba para luchar o huir. Y si bien pareces sumido en un estado de tranquilidad, estás bloqueado. Como si tu mente se hubiera quedado petrificada. Has entrado en los que los psicólogos dominan modo de congelación funcional.

Iván Gutiérrez Merino, psicólogo clínico del centro ViBood Psicología, explica que «el congelamiento funcional es un estado mental disfuncional de inoperancia debido a un bloqueo mental por estrés. En el que a diferencia de una disociación, no se produce una ruptura con la memoria o una pérdida de percepción que nos separe de la realidad. Unos mecanismos de defensa que se presentan, por ejemplo, ante un abuso. Por el contrario, la razón que nos impide actuar en la dirección que deseamos es una cuestión motivacional al vernos saturados por la tarea o el reto que debamos abordar».

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Por tanto, este congelamiento funcional no te tendrá completamente paralizado. Activarás tu modo de piloto automático con el que podrás seguir acometiendo todas tus tareas. Con una excepción: aquella que te causa tanta ansiedad, ante la que tu mente, sobrepasada, responderá entrando en una fase de hibernación.

Como refiere el experto, «el congelamiento funcional no nos inmoviliza en otros aspectos de nuestro contexto, sino en esas situaciones en las que sentimos la necesidad de actuar y nos sentimos desbordados».

Existen personas proclives a caer en un estado de congelamiento funcional. Como ocurre con aquellas con altos niveles de ansiedad, ya sea como rasgo o como estado, tras percibir que llevan sufriendo un nivel muy alto de estrés durante un periodo (muy) prolongado de tiempo. Pero también es común en personas en situaciones diametralmente opuestas. Como es el caso, puntualiza Iván Gutiérrez Merino, «de un paciente depresivo, que al no tener expectativas de superar las dificultades, le genera un estado de ánimo extremadamente triste».

Sin embargo, no es necesario sufrir un trastorno psicológico para entrar en el modo de congelación funcional. Le puede pasar a cualquiera. De hecho, continúa el experto, «este estado mental puede suceder en diferentes situaciones que pudieran superar nuestro nivel de tolerancia al estrés. Como, por ejemplo, cuando pensamos que nuestras habilidades no son suficientes para realizar una tarea de suma importancia en el entorno laboral. O cuando creemos que no somos capaces de hacer felices a nuestras parejas o de perder peso después de estar a dieta».

Recuerda: se trata de un bloqueo mental que afecta sólo a aquellas situaciones que hacen que una persona se sienta desbordada. Entonces, si esta persona, aun limitada, puede seguir sacando adelante (casi) todos sus quehaceres, ¿cómo detectar que sufre un congelamiento funcional?

Pues a partir de ciertos rasgos físicos visibles, como son entre otros, «una excesiva sudoración o inquietud cuando se intente abordar la tarea, o su falta de acción sin una justificación aparente», indica el experto.

Pero, hay un problema. Se trata de un bloqueo interno. Mental. Por lo que no es tan sencillo de identificar. Como continúa el psicólogo clínico, «la mayoría de los síntomas tienen que ver con la interpretación catastrófica de la situación, lo que puede generar dificultad a la hora de razonar y solucionar problemas, la sensación de no poder controlar la situación, o un pensamiento de muy bajo nivel de autoeficacia, llegando a caer en afirmaciones catastrofistas por no poder abordar la tarea. Todo esto puede generar un estado de agotamiento e indefensión muy difíciles de detectar por el resto de personas».

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Ha llegado el momento de ponerle remedio. De dejar atrás esta congelación funcional. Que en caso de haberse prolongado en el tiempo debe ser tratado por un profesional. Como destaca Iván Gutiérrez Merino, «es necesario buscar ayuda profesional de la mano de un psicólogo, pues es de suma importancia detectar los precipitantes y, sobre todo, los mantenedores del congelamiento para, nunca mejor dicho, ir deshaciéndolos».

Concretamente, algunas de las medidas para superar este bloqueo mental son el control del perfeccionismo, el establecimiento de objetivos a más corto plazo, la rebaja de las expectativas y la búsqueda de motivaciones internas que permitan al afectado volver a ponerse en marcha.

Pero aún hay más. Como concluye el experto, «a nivel cognitivo, técnicas de visualización combinadas con la atención plena y el control del nivel de activación fisiológico se han mostrado efectivas para reducir el estrés a la hora de abordar una tarea, aunque siempre hay que adaptar las estrategias a cada sujeto». Es hora de iniciar tu deshielo y volver a disfrutar plenamente de la vida.