Por qué son peligrosas las dietas milagro: cuántos kilos puedes perder de forma saludable sin efecto rebote

Las redes sociales son un hervidero de remedios presuntamente milagrosos. A cada cual mejor y para absolutamente todo. Desde eliminar la mancha imposible que emborrona tu prenda favorita hasta bajar de peso sin ningún tipo de esfuerzo. Pero cuidado: que los trucos y consejos tengan una legión de defensores acérrimos no quiere decir, ni mucho menos, que no puedan ser peligrosos. Y si el resultado es que tu queridísima prenda acaba en el reciclaje, tanto da. Ya encontrarás una alternativa que acabará ganando tu favor. Pero cuando se trata de perder kilos, de seguir una dieta milagro, estás poniendo en riesgo tu salud.

Rodrigo Fernández, especialista en Nutrición y Dietética, alerta de que «las dietas milagro o mágicas que prometen resultados rápidamente no suelen ser una alternativa efectiva en el largo plazo ni para mantener resultados consistentes en el tiempo. Además no son equilibradas y pueden perjudicar tu salud».

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La premisa de las dietas milagrosas es siempre la misma: perderás muchos kilos en muy poco tiempo. No ya en meses, sino en semanas o días. Y sin tener, en la mayoría de los casos, que recurrir a la supervisión de un especialista. Pero en realidad no están compitiendo por ver cuál adelgaza más y de la forma más rápida, sino por cuál es la peor de todas. De hecho, ni siquiera están avaladas por los estudios. Por el contrario, la ciencia es contundente al respecto: son muy peligrosas.

Acabas recuperando los kilos perdidos

Hay dietas, como la del pepino, que prometen perder hasta siete kilos en sólo siete días. Para ello establecen reducir la ingesta de calorías no ya a los mínimos que necesita una persona, sino hasta unos límites por debajo de esos mínimos. Lo que, evidentemente, no es para nada saludable. Por mucho que sus acólitos nieguen lo contrario elevando su voz en internet. Y también existe el riesgo, más bien la certeza, de que los kilos perdidos se recuperarán una vez se deje la dieta. O lo que es lo mismo: puede que sean mágicas, peo no están exentas del efecto rebote.

El límite saludable de una dieta: un kilo por semana

Los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades de Estados Unidos (CDC) lo dejan muy claro: las personas que pierden peso de una forma gradual y sostenida, a un ritmo de entre medio kilo y un kilo a la semana, tienen una probabilidad mucho mayor de no sufrir el efecto rebote que aquellas que bajan de peso rápidamente. Como refiere Rodrigo Fernández, «hay que adoptar un enfoque equilibrado y evitar las dietas extremas o restrictivas que, si bien prometen resultados rápidos, no son sostenibles a largo plazo».

Tampoco se puede decir que sus nombres sean demasiado ingeniosos. Dieta del pepino, del huevo o del pomelo. Siempre dejando muy claro cuál es el ingrediente estrella que se priorizará sobre los demás. Lo que es un error. Al abusar de un alimento específico se dejan de lado otros cuyos macro y micronutrientes son absolutamente esenciales para un adecuado funcionamiento del organismo. Por tanto, al seguir una dieta milagrosa no sólo sufrirás un déficit calórico extremo y peligroso. También un déficit nutricional.

Hay que comer bien y hacer ejercicio

Pero no cabe duda de que hay que perder esos kilos de más que ponen en riesgo la salud. El exceso de peso es origen de un sinfín de enfermedades potencialmente letales, siendo cada año responsable, según los datos de la Organización Mundial de la Salud, de más de cinco millones de muertes en todo el planeta. La clave para hacer las paces con la báscula está en no tener tanta prisa.

Según establecen los CDC, para perder los kilos sobrantes y mantener un peso saludable hay que adoptar un estilo de vida que incluya la práctica regular de ejercicio físico y un control adecuado del estrés. Sin olvidar, obviamente, la importancia de una buena nutrición. Como concluye Rodrigo Fernández, «busca un enfoque equilibrado que incluya una variedad de alimentos nutritivos y te proporcione todos los nutrientes que tu cuerpo necesita para funcionar correctamente».