Desplazarse mientras se mantiene una posición de sentadilla profunda aporta un sinfín de beneficios al organismo, especialmente a nivel del tren inferior. Pero hay que ir poco a poco y hacerlo bien.
La margarina, si no es buena, es un alimento ultraprocesado, al mismo tiempo que la mantequilla puede ser alta en grasas saturadas. La elección depende de la calidad de ambas.
La crononutrición es la ciencia que estudia cómo afecta el momento del día en el que comemos a nuestra salud, metabolismo, energía e incluso al riesgo de enfermedades.
Delgada y aparentemente segura, convivió durante años con la culpa y los atracones. En Eat Girl relata su camino como comedora compulsiva y lanza un mensaje: sanar la relación con la comida es posible.
Correr a un ritmo lento durante el 80% de tus entrenamientos, tal y como hacen los atletas profesionales, fortalece los sistemas cardiovascular y respiratorio, por lo que acabarás yendo más rápido.
Rica en compuestos antiinflamatorios, esta fruta contiene vitaminas y minerales que mejoran el estado de ánimo y potencian la salud digestiva y cardiovascular.
Despertarse cada día en medio de la noche para atiborrarse de comida poco saludable acaba cobrándose un peaje sobre la salud.
Beber el agua demasiado fría puede empeorar las digestiones y aumentar la presión arterial. Lo mejor es tomarla a 16º C por ser la temperatura a la que resulta más apetecible.
Da igual que la comida haya sido copiosa y ya no te quepa bocado. El cerebro cuenta con un «estómago del postre» que te exigirá que te atiborres de azúcar. Aunque siempre puedes recurrir a la fruta.
Evitar mezclar ciertos tipos de alimentos en una misma comida tiene numerosos beneficios para la salud. Y podrás comer toda la cantidad que quieras. Pero hay que hacerlo bien.
Contiene ingredientes para bajar los niveles de las hormonas liberadas por las glándulas suprarrenales con el objetivo de facilitar la relajación. Pero no hay ninguna prueba de que funcione.