Por qué no debes olvidarte del fotoprotector en menopausia más allá de evitar nuevas arrugas

Si hubiera que elegir el enemigo número uno de la piel, los dermatólogos no tendrían duda: el sol. O más bien, la radiación solar. Aunque es fuente de vitamina D, aumenta la producción de serotonina e, incluso, puede ayudar a reducir la presión arterial, los rayos ultravioleta A y B —así como la luz azul y los infrarrojos— no se llevan muy bien con la salud y aspecto de la piel.

Por un lado, se encuentran detrás de entre el 80 y 90% de los casos de cáncer cutáneo. Por otro, en un plano más superficial, provocan una aceleración de los signos de envejecimiento (el 80% de estos tienen su origen en el astro rey). Si bien, cada vez somos más conscientes de ambos efectos, no siempre nos protegemos como debiéramos. Es más, puede que muchas mujeres desconozcan que usar fotoprotector en menopausia es innegociable.

Lo explica el doctor Juan Monte, dermatólogo del hospital HLA San Carlos (Denia), de ASISA. «Durante la perimenopausia y la menopausia la caída de estrógenos reduce el colágeno, la hidratación y el grosor de la piel. Esto la hace más sensible a la radiación solar y más propensa a mostrar signos de fotoenvejecimiento». Pero no solo eso, el doctor Monte insiste en que, quizá lo más importante es que también «disminuye su capacidad de regeneración y defensa antioxidante».

Efectos dañinos del sol a partir de los 40

Ambos aspectos se traducen en más papeletas para sufrir daño celular. Algo que, a primera vista, se nota en un incremento importante de manchas, arrugas y deshidratación. La hiperpigmentación es una de las más evidentes: de hecho, se estima que un 60% de las mayores de 45 años tiene algún tipo de desorden pigmentario en la cara. Una problemática que llega a echar más años encima que las líneas marcadas o la flacidez. O, al menos, que preocupa a las mujeres más que estas otras.

Para muestra, los datos de la Sociedad Española de Medicina Estética. Según su último informe sobre percepción y uso de esta disciplina en nuestro país, el tratamiento más demandado es el IPL. Esta luz pulsada intensa se usa para eliminar manchas, unificar el tono y aportar luminosidad.

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Sin embargo, no todo es una cuestión de estética. Ni mucho menos. «Al haber más riesgo de producirse daño celular cutáneo no estamos únicamente ante un tema de envejecimiento sino también, y más importante, de salud de la piel. Por eso la fotoprotección en menopausia ha de ser diaria y el seguimiento dermatólógico», advierte el dermatólogo de ASISA.

Así debe ser el fotoprotector en menopausia

Otro aspecto importante al hablar de fotoprotección en esta etapa es el tipo de fórmula. Los más interesantes, según la doctora Joana Cruañes, dermatóloga de HLA San Carlos (Denia), «son las fórmulas de texturas hidratantes y que contengan activos antioxidantes». Este tipo de ingredientes son fundamentales para compensar el daño celular mencionado por su colega. También es fundamental que incluyan protección de amplio espectro (contra radiación UVA, UVB y luz azul).

Más ideas. «Si tienen ácido hialurónico o niacinamida ayudan a mejorar, de paso, la hidratación y elasticidad que durante la perimenopausia se puede resentir. Y si hay manchas, conviene apostar por ingredientes despigmentantes», añade.

¿Color sí o no?

Con respecto a si se deben evitar los protectores solares con color –algo que algunos expertos recomiendan ya que se tiende a usar menos cantidad–, la doctora Cruañes no los descarta. «Es clave que tengan óxidos de hierro, ya que protegen de la luz visible que agrava las manchas. Deben tener SPF alto y protección UVA y UVB».  Y recuerda que, aunque tengan color, no hay que escatimar en la cantidad y reaplicar frecuentemente.

Por último, ambos dermatólogos dan algunos consejos extra para elevar la eficacia del fotoprotector en menopausia. Aplicar antioxidantes como vitamina C o E antes del mismo potencia la protección frente al daño solar. También ayudan ingredientes como la niacinamida o el resveratrol, que calman y refuerzan la barrera cutánea. Así como completar la rutina con fotoprotección oral, que actúa desde dentro (aunque no sustituye a ninguna crema). E, insisten, «hay que llevar gafas, sombrero y sombra: son tus grandes aliados invisibles».