
Aunque el eje intestino-cerebro está avalado por un amplio cuerpo de evidencia científica, las causas emocionales del dolor de tripa y su interpretación con biodescodificación deben abordarse con precaución. FOTO: Ignacio Campo / Unsplash.
CUERPO
Biodescodificación: la herramienta que te ayuda a relacionar tus síntomas digestivos con emociones mal resueltas
¿Y si las causas de tu dolor de tripa, hinchazón... fueran más allá de lo físico? La biodescodificación invita a escuchar lo que las emociones susurran
Por María Corisco
26 DE AGOSTO DE 2025 / 07:30
Tu estómago se cierra. Sientes un nudo. Te duele la tripa sin razón aparente, tienes cada vez más problemas intestinales o aparece ese ardor que no sabes explicar. Te haces pruebas, revisas lo que comes, te cuidas… y, sin embargo, el malestar sigue ahí. ¿Y si el origen fuera algo más que físico? Las causas emocionales del dolor de tripa –y de otros males digestivos– pueden estar detrás de ese malestar que el cuerpo intenta comunicar, aunque no siempre sepamos escucharlo. Tranquila, es normal y tiene nombre: el eje intestino-cerebro. Y algunos terapeutas utilizan la biodescodificación para identificarlas.
El eje intestino-cerebro: la conversación silenciosa entre tu barriga y tu cabeza
Hoy sabemos que el aparato digestivo y el sistema nervioso están íntimamente conectados, como viejos amigos que no paran de enviarse mensajes. A esta vía de comunicación se la llama eje intestino-cerebro, y la ciencia la relaciona con el estrés, la ansiedad, la depresión y algunos males digestivos como el dolor de tripa, que a veces parecen no tener explicaciones claras más allá de las emocionales.
Por ejemplo, la microbiota intestinal –el ejército de bacterias que viven en nuestro intestino– puede afectar cómo te sientes y cómo responde tu cuerpo al estrés. Y no solo eso. Prácticas como el mindfulness o la relajación, que ayudan a reducir la tensión mental, también pueden mejorar esos molestos síntomas digestivos y hacerte la vida un poco más fácil.
¿Qué tiene que ver la biodescodificación en todo esto?
Aquí es donde entra la biodescodificación, una propuesta del terapeuta francés Christian Flèche. Según esta corriente, cada síntoma físico es la forma que tiene el cuerpo de expresar un conflicto emocional no resuelto. Si reprimes o niegas una emoción, o si se queda atrapada en tu inconsciente, el cuerpo busca una vía para expresarla, y lo hace a través de la enfermedad o el malestar.
Interesante, ¿verdad? Como una forma de escuchar lo que el cuerpo calla. Pero ojo, no es ciencia al uso ni cuenta con consenso médico. La biodescodificación es más bien una herramienta complementaria, una invitación a explorar y reflexionar, pero nunca un sustituto del diagnóstico o tratamiento profesional.
La mirada de Inma Borrego, experta en salud digestiva
Inma Borrego, autora de Lo que tu mente calla, tu intestino lo grita (Ed. Zenith), utiliza esta idea como guía para explorar aspectos emocionales en pacientes con problemas digestivos crónicos, siempre combinada con una evaluación médica y tratamiento convencional.
«El cuerpo expresa lo que no procesamos emocionalmente. Y las alteraciones digestivas son una forma en la que nuestro cuerpo nos dice que algo no va bien en nuestra vida, que hay algo que debemos cambiar, aprender o solucionar», explica Borrego. Y añade: «Cuando un síntoma da la cara, lo mejor es que te tomes un momento para observarlo con curiosidad y sin juicio. ¿Cómo estás invirtiendo tu energía? ¿Qué estás dejando de lado que realmente te importa?», propone.
Pero, cuidado, ella misma aclara: “Es solo una forma de explorar, profundizar…”. No es la verdad absoluta, ni la receta mágica.


Cuando lo que «te come por dentro» se refleja en tu barriga
A menudo, lo que te está «comiendo por dentro» –una presión constante, una rutina que no te representa, una emoción que callas o un cambio que pospones– se traduce en malestar físico.
«Si tu vida está desordenada, si vas por inercia o te sientes atrapado en una rutina con la que no te identificas, es probable que tu cuerpo te esté pidiendo a gritos que pares, que respires, que ordenes tus prioridades», comenta Borrego.
En lugar de interpretar los síntomas como un castigo o una fatalidad, la experta propone un enfoque transformador: verlos como un mensaje. «No somos víctimas de nuestros síntomas. Son oportunidades para aprender y cambiar».
En su consulta, muchos pacientes encuentran alivio no solo al abordar la dieta, sino al revisar cómo están viviendo su vida.
Biodescodificación: una herramienta más, no la única
Borrego insiste: no sustituye pruebas médicas, ni dietas, ni tratamientos farmacológicos. Es una herramienta complementaria que invita a mirarte con más calma y desde un lugar más completo. «Me resulta extremadamente útil en consulta porque me ayuda a orientarme respecto a los posibles problemas emocionales que puedan estar activando el eje de estrés del paciente«, afirma Borrego.
En su experiencia, muchas personas con problemas digestivos crónicos encuentran en la biodescodificación un espacio para nombrar lo que llevan tiempo silenciando: pérdidas no digeridas, relaciones que duelen, presiones autoimpuestas, miedos que aprietan el pecho… o el estómago.
Escuchar sin juzgar
Al conectar síntomas físicos con emociones, se abre una puerta a la conciencia, no para juzgarse, sino para dar sentido al mensaje del cuerpo. En algunos casos, eso puede implicar cambios en hábitos, conversaciones pendientes, pausas necesarias o una revisión de prioridades.
Aunque el eje intestino-cerebro está avalado por un amplio cuerpo de evidencia científica que muestra la compleja interacción entre sistema nervioso, emocional y digestivo, la interpretación emocional de los síntomas debe abordarse con precaución. La biodescodificación, pese a su popularidad en ciertos círculos, no debe confundirse con una terapia basada en evidencia ni reemplazar nunca el diagnóstico y tratamiento médico.
Como concluye Inma Borrego: «No solo se trata de qué comes o cómo comes, sino de cómo vives y digieres la vida«. Escuchar al cuerpo es una invitación legítima al autocuidado integral, pero debe ir acompañada de rigor, medicina científica y respeto hacia las múltiples dimensiones que intervienen en nuestra salud. Porque, al final, cuidar de ti no es solo lo que pones en el plato, sino también lo que decides escuchar y cambiar en tu día a día.
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