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Ángela Quintas
ALIMENTACIÓN SALUDABLE
La dieta FODMAP está indicada para personas que presentan una alteración severa de la microbiota, también conocida como disbiosis. Si es tu caso, seguir estas pautas alimentarias te ayudarán a superarla.
Por Ángela Quintas
10 de febrero de 2022 / 19:50
Cuando la microbiota intestinal está equilibrada y en perfecta simbiosis con nuestro cuerpo, todo funciona correctamente. Sin embargo, nuestro cuerpo puede darnos signos de que el intestino se encuentra en desequilibrio, es decir, en disbiosis, lo cual puede traer consecuencias perjudiciales. Aunque hemos hablado de la alimentación antiinflamatoria y puede ayudar, lo cierto es que en algunos casos debemos ir más allá y acudir a un especialista.
A veces, algunos pacientes se presentan en la consulta muy enfermos: todo lo que comen les sienta mal, sufren hinchazón y un acusado malestar. En estos casos pueden estar sufriendo una disbiosis grave, es decir, una alteración severa de la microbiota. Estos pacientes sienten que algo no funciona bien pero no saben exactamente qué es y muchos de ellos, sin seguir un patrón concreto, empiezan a restringir alimentos con el objetivo de que los síntomas remitan. En cambio, para todos ellos, existe una solución.
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Frente a una disbiosis grave deberá seguirse una dieta baja en FODMAP. Esta dieta, desarrollada por primera vez en la Universidad de Monash, en Melbourne (Australia), está indicada para personas con intolerancia o malabsorción de fructosa, síndrome de intestino irritable, síndrome de sobrecrecimiento bacteriano y, en general, para todas las disbiosis o desequilibrios severos en la microbiota intestinal. Es muy restrictiva, así que los pacientes deberán armarse de valor y afrontar el tratamiento con calma.
Las siglas FODMAP (fermentable, oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polialcoholes) hacen referencia a azúcares que no se pueden absorber correctamente en el intestino delgado, y que fermentan en el intestino grueso por la acción de las bacterias presentes en él. La acumulación de estos azúcares sin digerir en nuestro intestino será la que desencadene toda la batería de síntomas, como dolor abdominal, gases, hinchazón y diarrea. Eliminada la ingesta de estos azúcares, deben reintroducirse poco a poco una vez que hayan desaparecido los síntomas estableciendo el límite de tolerancia de cada persona.
En algunas personas, el estrés, la toma de determinados fármacos (antibióticos, corticoides, antiinflamatorios…) y la obesidad también puede desencadenar los síntomas del síndrome del intestino irritable y la disbiosis intestinal. Para su tratamiento es necesario recurrir a esta dieta y a la recuperación del equilibrio de la microbiota. Cada persona tiene una capacidad limitada para asimilar estos azúcares y cuando nuestro intestino se encuentra en disbiosis esta capacidad se ve muy disminuida. Con una dieta libre en FODMAP daremos a nuestro cuerpo la oportunidad de recuperarse con tiempo y que gaste lo menos posible en el proceso de digestión. La clave es que nuestra barrera intestinal vuelva a estar en buen estado.
El especialista podrá identificar de dónde proceden los FODMAP de tu dieta habitual y orientarte de forma correcta sobre lo que puedes y no puedes tomar en la fase más restrictiva de la dieta.
La dieta baja en FODMAP siempre debe realizarse bajo supervisión, al ser una dieta muy restrictiva.
Además, esta dieta se debe adaptar a cada caso. Por ejemplo, tal vez en tu caso solo necesites eliminar las principales fuentes de FODMAP de tu alimentación, es decir, las principales causas de tus síntomas. Esto puede resultar útil en aquellas personas a las que les cuesta seguir una dieta muy estricta o para las que las restricciones en la dieta suponen ciertos riesgos nutricionales.
Cuando se realiza una dieta baja en FODMAP puede peligrar la ingesta de nutrientes como el calcio, las vitaminas del grupo B y la fibra. Garantizar la idoneidad nutricional resulta clave en personas con otras restricciones alimentarias (como los vegetarianos), ya que las fuentes habituales de proteínas vegetales también son ricas en FODMAP y al limitarlas se podría poner en peligro la ingesta de proteínas, hierro y zinc.
La primera corresponde a la exclusión de alimentos, la segunda a la reintroducción de éstos y la última es de mantenimiento.
La fase inicial de restricción dura entre 6 y 8 semanas, y no debe prolongarse más allá. Es una fase muy estricta y podrá producir déficit de algunas vitaminas y minerales, debido a la limitación de frutas, verduras y cereales. Además, la diversidad de nuestra microbiota disminuirá. Esto se debe a que en personas sanas que toleran una cantidad de FODMAP sin problema, este tipo de azúcares actúan como fibra prebiótica y son utilizados por nuestras bacterias digestivas como fuente de alimento. En cualquier caso, deberás optar por alimentos cocidos y eliminar todos estos de tu lista.
En la primera fase no debes comer:
• Cereales y tubérculos: trigo, centeno, arroz integral/salvaje, cereales y productos integrales, espelta, amaranto, cebada y avena.
• Legumbres: garbanzos, lentejas, judías blancas/pintas, guisantes, habas, soja y cacahuetes.
• Lácteos: lácteos con lactosa (vaca, cabra, oveja) y mantequilla.
• Verduras: alcachofa, ajo, cebolla, brócoli, coliflor, champiñones/setas, escarola, espárragos, hinojo, maíz dulce, puerro, pimiento rojo, remolacha y repollo.
• Frutas: aguacate, albaricoque, breva, caqui, cerezas, ciruela, pasas, fruta desecada, fruta en conserva, dátil, manzana, pera, melocotón, mango, melón, nectarina, sandía y zumos.
• Frutos secos: almendras (máximo 12 gramos por persona), pistachos, avellanas, anacardos, nueces, piñones, pipas.
• Carnes: hamburguesas, salchichas y embutidos.
• Bebidas: café, té, cerveza, cerveza sin alcohol, destilados, vinos y licores.
• Suplementos de fibra: frutooligosacáridos (FOS), inulina y oligofructosa.
• Edulcorantes: miel, sirope de maíz o fructosa, ágave, sorbitol (E402), manitol (E421), isomaltulosa (E953), eritrol (E968), esteviol (E960), lactitol (E966) y salsas comerciales como barbacoa y kétchup.
Tras la primera fase:
A la vez que se ponen en marcha las pautas alimentarias, también se tratará la disbiosis con cepas probióticas indicadas por el especialista, quien también te ayudará a la reintroducción de los alimentos una vez hayan desaparecido los síntomas de distensión abdominal, gases… y tengas la microbiota en buen estado.
Recuerda que todo esto se hará poco a poco. La clave es tomar un alimento en una cantidad pequeña, esperar un par de días, poner otro poquito y, si ya se tolera de manera correcta, empezar con otro alimento nuevo. Siguiendo el tratamiento con paciencia todo llegará y tus digestiones dejarán de preocuparte, te lo aseguro.
Estas pautas alimentarias solo deben utilizarse durante un periodo de tiempo corto, con el objetivo de disminuir la inflamación intestinal.
Si no existe intolerancia o alergia a estos alimentos, los reintroduciremos poco a poco una vez que el intestino se haya recuperado. Una vez que se hayan aliviado los síntomas con la dieta baja en FODMAP, el especialista te guiará en la fase de reintroducción de los alimentos para ver hasta dónde llega tu tolerancia. De este modo, a largo plazo podrás seguir la dieta menos severa.
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