NO TE PIERDAS Desayunos saludables 'no solo fruta' para pensar o correr

A partir de los 40, el cerebro empieza a perder masa. Lo que pones en el plato puede marcar cuánto y cómo. FOTO: Voitkevich / Pexels

Vivir más años con cabeza

A partir de los 40, el cerebro pierde masa. Qué comer para pensar mejor

La neuronutrición propone hábitos y alimentos clave para mantener la mente lúcida y prevenir el deterioro cognitivo

Por Paka Díaz

2 DE SEPTIEMBRE DE 2025 / 14:31

La esperanza de vida ha aumentado considerablemente en España. Nuestro país se ha convertido en un referente en cuanto a longevidad en todo el mundo. Sin embargo, con ello también ha crecido la preocupación por llegar a seniors de la mejor forma posible. Para eso, es esencial cuidar la salud del órgano rey, el cerebro. Y la neuronutrición es una herramienta imprescindible para conservar la mente sana y lúcida toda la vida.

La nutrióloga y asesora de salud Beatriz Larrea acaba de publicar El cerebro atómico (La Esfera de los Libros), «para empoderar con conocimiento práctico y basado en ciencia. Que permita a las personas conservar, y hasta mejorar, su cerebro a lo largo del tiempo. Porque para una longevidad con bienestar, toca seguir una dieta y hábitos determinados», resume.

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La especialista cuenta que encontró «estadísticas alarmantes sobre el aumento del deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas». Al mismo tiempo, descubrió «investigaciones esperanzadoras que mostraban cómo podemos influir activamente en nuestro cerebro a través de la alimentación y el estilo de vida».

Larrea recuerda que las estadísticas indican que el 50% de las personas sufrirán una enfermedad mental a lo largo de sus vidas. Y una de cada tres, Alzheimer. Su mayor motivación para escribir su libro fueron «los familiares cercanos que perdí por estas enfermedades. Y la motivación de otros familiares que se sostienen valientemente luchando contra la depresión, la bipolaridad, la epilepsia y la ansiedad», confiesa.

Este es su «granito de arena», dice, para un mundo «plagado de enfermedades relacionadas con el cerebro: un manual práctico para ayudarlos y ser un apoyo a profesionales de la salud».

Larrea explica que a partir de los 40 años perdemos hasta un 5 % de masa cerebral por década. Sin embargo, esta pérdida puede ser reversible. «La neuronutrición es uno de los pilares fundamentales para preservar la masa cerebral», confirma.

La alimentación ayuda a prevenir la oxidación, modula la inflamación y afecta a la energía cerebral. Las neuronas y las mitocondrias –nuestras «centrales energéticas»– son extremadamente sensibles a lo que comemos.

Por eso, la experta recomienda reducir ultraprocesados, evitar azúcares añadidos y grasas trans, e incorporar alimentos antioxidantes como arándanos, té verde, cúrcuma, jengibre y germinados de brócoli.

Hay una serie de errores comunes que cometemos a diario y que afectan negativamente a la salud cerebral, probablemente por puro desconocimiento. «El más común es el consumo excesivo de azúcares y harinas refinadas, que generan picos de insulina y deterioro cognitivo a largo plazo», subraya la experta.

Otro error frecuente que destaca es la falta de grasas buenas. «Muchas personas siguen temiendo las calorías de los frutos secos o el aceite de oliva, sin saber que estas grasas son esenciales para la mielina y la comunicación neuronal», advierte.

También precisa que existe un déficit generalizado de omega-3, vitaminas del grupo B y magnesio entre la población que habría que evaluar. Además, alerta: «El comer alimentos procesados genera obesidad y malnutrición. Los neuronutrientes son esenciales para la construcción y el mantenimiento del cerebro».

Además de la dieta, Larrea aconseja diseñar un estilo de vida consciente que permita preservar nuestro cerebro y eludir esa pérdida: oxigenación, ejercicio, mantenerse activo, dormir bien, cultivar relaciones significativas, aprender cosas nuevas y gestionar el estrés.

La meditación y la respiración consciente, señala, «regulan el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal y reducen el cortisol, que es neurotóxico en exceso». También recomienda rutinas de higiene del sueño y exposición diaria a la luz solar para sincronizar los ritmos circadianos.

Y añade dos aliados extra: el ayuno intermitente y el deporte, que ayudan a reducir la inflamación sistémica y a estimular la autofagia, un proceso regenerativo clave.

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Para un cerebro fuerte, Larrea propone una dieta antiinflamatoria rica en grasas saludables como aguacate, frutos secos y pescado azul, junto a carbohidratos complejos y proteínas de calidad.

Los polifenoles del té verde, el cacao puro y las frutas rojas ayudan a estabilizar la energía cerebral, evitar la niebla mental y mantener la alerta sostenida.

En la lista de imprescindibles en neuronutrición incluye arándanos, salmón salvaje, huevo, cúrcuma, aceite de oliva virgen extra y verduras de hoja verde: «Son fundamentales para nutrir al cerebro, combatir el estrés oxidativo y mantener su plasticidad».

Entre los suplementos con mejores resultados, menciona la pirroloquinolina quinona (PQQ), la coenzima Q10 y la urolitina A. «Una dieta rica en antioxidantes, grasas saludables y compuestos neuroprotectores puede ralentizar la pérdida de volumen cerebral», concluye.