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ALIMENTACIÓN
En ocasiones confundimos sentir hambre real con un hambre totalmente emocional. Laura Jorge, experta en Nutrición y Dietética, nos da las claves para poder diferenciarlas de una manera muy sencilla.
15 de junio de 2022 / 14:15
Cuando hablamos del concepto hambre nos referimos a la necesidad fisiológica vital de ingerir alimentos para conseguir los nutrientes necesarios que requiere nuestro organismo para funcionar. Sin embargo, no siempre que nos alimentamos es debido a que nuestro organismo lo necesita. A medida que van pasando los años, empezamos a darle a la comida un significado distinto al de la nutrición. Por ejemplo, la utilizamos para calmarnos, gestionar de forma equivocada el estrés, distraernos, celebrar… Es decir, vamos desarrollando distintos tipos de hambre, pero principalmente existen dos: el hambre real o fisiológica y el hambre emocional.
Laura Jorge, graduada en Nutrición Humana y Dietética, fundadora del Centro de Nutrición y Psicología ‘Laura López’ y autora del libro «El método come sano, vive sano» explica, que no es fácil distinguir la una de la otra y para ello establece unos indicadores que podrán ayudarte a diferenciarlas de forma muy sencilla.
No obstante, estas indicaciones no siempre son suficientes, y el hambre es producto de algo mucho más complejo y que requiere acudir a un especialista. Así, Laura Jorge recoge en su libro algunos factores más, que pueden ayudarte a identificar qué tipo de hambre tienes:
Es la que se ve estimulada por la vista. Por ejemplo, cuando estás en un restaurante y llega el momento del postre y no tienes hambre, y aun así pides uno porque lo has visto en la mesa de al lado.
Es la que se ve estimulada por el olor y que tiene un efecto muy potente. Un ejemplo que la experta nos propone es cuando pasas delante de una panadería, por ejemplo, y huele a pan recién horneado y te apetece porque crees que tienes hambre, así que entras.
Aunque parezca la más real y a que más caso tenemos que hacer, en ocasiones nos puede confundir, ya que según relata la autora del libro «estados emocionales como el nerviosismo, la tristeza o la ansiedad pueden hacernos creer que nuestro estómago está vacío.
Este tipo de hambre está relacionada con la supervivencia. Si bien es cierto que es el hambre más real de todas, ya que nos está informando de lo que quiere nuestro organismo, es a la vez la más complicada de escuchar y satisfacer.
Es la que se ve estimulada por nuestros pensamientos. Este tipo de hambre nos dice si un alimento es bueno o malo, en el sentido de sentirnos culpables. «Es importante no dejar que sea el hambre mental la que decida qué alimentos necesita nuestro organismo», explica.
Finalmente, el hambre del corazón es que conocemos como «hambre emocional». En muchas ocasiones, se conoce como la acción de llenar vacíos internos o calmar nuestras emociones: «Cuando tengamos ingesta emocional, realmente estamos siguiendo el hambre de corazón».
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