
La top Cindy Crawford, con 59 años, sigue presumiendo de melenón largo y saludable. FOTO: @cindycrawford
BELLEZA
A partir de los 50, tu melena también puede necesitar terapia…
Sequedad, caída, pérdida de brillo... La melena también acusa los cambios hormonales. Cuidarla no es vanidad: es salud (y lo suyo es empezar antes de los 50).
4 DE AGOSTO DE 2025 / 14:02
¿Quién dijo que a los 50 hay que cortarse la melena? Fue la diseñadora Carolina Herrera quien, en una entrevista a Daily Mail en 2018, afirmó rotundamente que las mujeres de cierta edad no deberían llevar ni el pelo largo ni la falda corta. Algo que, posteriormente, reiteró en varias ocasiones. Lo cierto es que, por mucho que la venezolana sea un icono de elegancia y estilo universal, por fortuna no hay normas sobre cómo tiene que dejarse cada uno el cabello y menos a partir de los 50. ¿Que no tienes la melena de una jovencita? Esto es lo que se puede hacer.
El pelo también envejece pero no es solo cuestión de años
Miriam Quevedo, creadora de la marca de cuidado capilar que lleva su nombre, cuenta que a lo largo de su trayectoria se ha encontrado con casos alarmantes de mujeres muy jóvenes —»¡con solo 20 años!»— con el cabello visiblemente debilitado, envejecido y con roturas. «Evidentemente, no es lo habitual. Lo normal es que la melena, según la mujer cumple años, acumule puntos para envejecer. Estos vienen dados por el propio paso del tiempo o el efecto de factores externos de envejecimiento (polución, estrés, mala alimentación…). Y, por si fuera poco, hay que sumar los cambios hormonales que suceden a partir de la perimenopausia».
Menopausia y melena: una relación más íntima de lo que parece
La doctora María Penalba, especialista en dermatología y medicina capilar de IMR, explica cómo afectan las hormonas. «La caída en los niveles de estrógenos y progesterona altera el ciclo del folículo piloso. Los estrógenos tienen un efecto prolongador de la fase anágena (de crecimiento) del cabello, por lo que su disminución la acorta. Mientras, se prolonga la telógena (fase de reposo y caída).» Además, añade: «Aumenta la sensibilidad relativa a los andrógenos, especialmente en mujeres con predisposición genética, lo que favorece la miniaturización folicular».
Por tanto, el pelo puede ser una pista de que algo está pasando con la salud hormonal. También refleja otros aspectos a tener en cuenta. «Deficiencias nutricionales (ferritina baja, proteínas, zinc, vitamina D y B12), estrés oxidativo y crónico, trastornos tiroideos —muy comunes en mujeres menopáusicas— o enfermedades autoinmunes, como el lupus o el liquen plano pilar (patología inflamatoria del cuero cabelludo) que aumentan su incidencia con la edad», detalla la doctora Penalba.
Dormir mal también se nota en el pelo
Uno de los problemas más comunes cuando se acerca la menopausia es el insomnio. Algo que afecta, de media, al 70% de las mujeres en esta etapa. «Cuando no hay buen descanso nocturno se desajustan los ciclos de crecimiento capilar», apunta Jos Cardona, director de innovación de Olistic. Y no solo eso. El 90% de los procesos de regeneración del cabello se producen al dormir. «Si hay alteraciones de los ritmos circadianos sumadas a altos niveles de cortisol, el pelo lo va a reflejar sin ningún tipo de duda», añade. Otro factor, por tanto, a tener en cuenta cuando hablamos de envejecimiento capilar en mujeres.
Esto es lo que ve un dermatólogo cuando analiza tu pelo a los 50
El resultado de este cóctel molotov va más allá de notar que la melena ya no es la de antes. Miriam Quevedo enumera algunos signos inequívocos de envejecimiento capilar: «El cabello está seco, apagado, sin brillo, con menos volumen y cuerpo… El cuero cabelludo está más sensible e irritado…» Bajo la lupa —en una tricoscopia, por ejemplo, donde se analiza la salud capilar— «un cabello joven suele ser homogéneo en grosor, con una densidad alta y con dos o tres pelos por unidad folicular. Sin embargo, el pelo a partir de los 50 se miniaturiza (se vuelve más fino), tiene un grosor variable, se cuentan menos pelos por folículo y hay una pérdida generalizada de densidad», señala la doctora Penalba.
El error más común: empezar a cuidarse cuando ya hay daños
Quevedo lamenta que la mayoría de mujeres «no suele ser consciente hasta que el problema se vuelve evidente. Es decir, se dan cuenta cuando ya es necesario recurrir a tratamientos correctivos y deben empezar a incluir nuevos pasos en su rutina capilar«. En su lugar, ella apuesta por la prevención. «Si queremos llegar a los 50 con una melena espectacular, debemos comenzar a cuidar el cuero cabelludo y el cabello desde los 20, igual que hacemos con la piel».
Cortes, champús y suplementos: el manual del pelazo a cualquier edad
Da igual si se quiere lucir una melena XXL como la de Cindy Crawford a los 59, o un corte estiloso como el de la propia Carolina Herrera (que ya tiene 86). Lo importante es que esté hidratado, saludable y con brillo. Para ello, Miriam Quevedo recomienda incorporar productos que trabajen sobre el cuero cabelludo —el gran olvidado— y traten el cabello desde la raíz. Aquí, algunos pasos clave (y productos que funcionan).
1. Exfoliar una vez a la semana: sí, también el cuero cabelludo
Uno de los gestos que más recomiendan los expertos para mantener un entorno capilar sano es la exfoliación. La mascarilla Hair Multiplying Scrub Scalp Mask, de la línea Black Baccara de Miriam Quevedo (100 €), es una fórmula que combina células madre de rosas frescas, microesferas de carbón activo y prebióticos. ¿El resultado? Oxigena, libera el folículo y mejora el anclaje del pelo. Perfecta para quienes buscan regenerar desde la base.
2. Elegir un champú que cuide sin agredir
A partir de los 50, conviene optar por fórmulas suaves, sin sulfatos ni siliconas, que respeten el equilibrio del cuero cabelludo. El Champú Ageless, de Lazartigue (21,90 €), está enriquecido con un complejo similar al ácido hialurónico y grosella india. Promete combatir los signos del envejecimiento capilar como la deshidratación, la pérdida de densidad o el tono apagado. Todo, sin apelmazar.
3. No olvidar el acondicionador (aunque tengas prisa)
A veces, este paso se salta. Y no debería. Un buen acondicionador suaviza, protege y refuerza el cabello sin restarle volumen. Young Again, de Kevin Murphy (37 €), contiene 20 aminoácidos y extractos de bambú y loto, que fortalecen y regeneran. Además, los aceites de semillas de baobab y mango ayudan a controlar el encrespamiento y aportan suavidad.
4. Tratar el cuero cabelludo como tratamos la piel del rostro
Al igual que usamos sérums antiedad en la cara, el cuero cabelludo también se beneficia de fórmulas concentradas. Sérum Énergisant, de Leonor Greyl (109 €), es una mezcla rejuvenecedora con acción fortificante y anti-canas. Contiene un 99% de ingredientes naturales como grosella espinosa india, té verde, maca y romero. Aporta brillo, densidad y vitalidad al cabello que empieza a perder fuerza.
5. Sí, el sol también afecta al pelo (y hay cómo protegerlo)
La exposición solar deshidrata y debilita tanto el cabello como el cuero cabelludo. Para protegerlos sin complicaciones, Protective Mist SPF50, de Babé (17 €), es una bruma bifásica multifunción apta para cara, cuerpo y cabello. Con textura ultraligera y acabado invisible, es ideal para quienes buscan practicidad sin renunciar al cuidado diario.
6. Y desde dentro: una ayuda nocturna para regenerar mientras duermes
Dormir mal pasa factura, también al cabello. Si el descanso no acompaña, Night Booster, de Olistic (parte de un tratamiento mensual de 79 € junto con Olistic Next, su fórmula específica para mujeres a partir de los 50), es un suplemento pensado para actuar desde dentro. Contiene chlorella, zinc, melatonina, melisa, pasiflora y magnesio bisglicinato. Relaja, favorece el sueño profundo y potencia la regeneración capilar nocturna.
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