El minuto oro de la body milk para aprovechar al máximo la hidratante corporal tras la ducha

Salir de la ducha y echarse la leche hidratante, leche corporal o, si lo prefieres en inglés, la body milk. Muchas mujeres conciben este simple gesto de belleza como la subida al Everest diaria. Que si es pringosa, que si ahora no me puedo vestir todo lo rápido que querría, que si está fría… Pero procrastinar en esta materia es un error. ¿Sabías que existe un minuto de oro para ponerse la body milk? 

Y ahora que lo sabes surge otra pregunta: ¿Cuál es el mejor momento para aplicarse la crema corporal? La respuesta es el minuto de oro nada más salir de la ducha. Es ese minuto perfecto donde la piel, recién emergida de los vapores de la ducha calentita, está más receptiva para la crema hidratante.

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Ponerse crema en invierno

Uno de los grandes inconvenientes de la body milk es que no es como las bicicletas de Fernando Fernán-Gómez, que eran para el verano. Ponerse crema hidratante por todo el cuerpo se hace igual –o más imprescindible- cuando el frío aprieta. Pero precisamente en invierno es cuando más pereza nos da ponernos crema corporal. 

¿Por qué es tan importante la hidratante para el cuerpo en invierno si no se ve? La respuesta es simple: porque también pasa frío. O demasiado calor de golpe. Las consecuencias más comunes del frío en la piel son la pérdida de hidratación y consecuente tirantez, la falta de luminosidad, las rojeces y cierto grado de descamación. Todo esto ocurre porque la barrera se desequilibra al perderse parte de los lípidos naturales por culpa del viento y las bajas temperaturas, daño que se suma al hecho de estar cambiando bruscamente de la habitación con calefacción al aire libre helado. 

Sí, hay un minuto de oro

En televisión se llama minuto de oro a ese instante feliz en el que se alcanzan las cuotas más altas de audiencia. La piel también tiene su particular minuto ideal. «Se llama truco del minuto de oro. Consiste en aplicar la crema justo después de salir de la ducha antes de que pasen 60 segundos, cuando la piel está todavía húmeda», explica la dermatóloga Ana Molina. Insiste en que en ese momento la crema hidrata el doble.

Y casi nadie lo aprovecha. 

El secreto está en las gotas de agua

Según estudios publicados en el Journal of the American Academy of Dermatology aplicar la crema en el primer minuto tras la ducha reduce la pérdida de agua transepidérmica hasta en un 60%. «Esto se debe a que en esos momentos la piel aún conserva agua en el estrato córneo, la parte más superficial, y su permeabilidad es mayor».

¿Por qué funciona tan bien? «Cuando la piel tiene agua retenida, la barrera está más permeable por la apertura del sistema lacunar», explica.

Fórmulas que hidratan más

Así que si te daba pereza darte crema en el cuerpo, este truco no es ninguna tontería porque garantiza que se absorba sin tanto esfuerzo, de forma rápida y eficazmente.

Para mantener un equilibrio óptimo de humedad, evitando la sequedad y la descamación cutánea, busca una crema que contenga ingredientes como la glicerina, el ácido hialurónico y los aceites naturales. Estos activos ayudarán a retener el agua en tu piel el resto de la jornada, proporcionándole una hidratación profunda y duradera.

Mejor no quitar la “grasita” natural

Dicho todo esto, la dermatóloga da otro apunte: si bien es importante mantener la hidratación con crema tras la ducha, no lo es menos tratar de no retirar lo que ella llama «la grasita natural de la piel». Su truco es no usar jabón. Tampoco lo lleva a los extremos del no-poo, pero aconseja evitar esponjas, usar agua templada en vez de caliente y usar productos para lavar formulados al mismo pH que tu propia piel.

«Así mantendrás su capita de grasa natural y no tendrás que usar tanta grasa artificial después», puntualiza la dermatóloga. 

Atención al gel de ducha: no todo vale

No podemos esperar que la crema para el cuerpo haga milagros si no cuidamos lo que sucede dentro de la ducha. Antes de comprar un gel de ducha pensando solo en la fragancia, conviene plantearse la composición.

Lo último son los oleogeles. Suelen llevar detergentes suaves en formato aceite. Su mejor virtud es que limpian perfectamente al tiempo que cuidan la piel, es decir, ayudan a mantener o restablece el nivel de hidratación cutáneo, previniendo la deshidratación y aportando un bienestar inmediato de la sensación de tirantez y picor.