Más allá de la tentación o de la culpa, comer chocolate también puede ser saludable. FOTO: Film Chocolat
NUTRICIÓN
Bean to bar: la fórmula para comer chocolate saludable y sostenible
Solemos pensar en el chocolate como un capricho, una debilidad o incluso un pecado en la dieta. Pero esta tendencia te ayuda a disfrutarlo sin culpa y con pleno sentido.
Por María Corisco
24 DE JULIO DE 2025 / 14:00
Cuando piensas en chocolate, ¿qué imagen te viene a la cabeza? Tal vez un capricho dulce, una recompensa, un desliz en tu dieta… Es fácil asociarlo con la tentación o la culpa, pero no todo el chocolate es igual: existen formas de disfrutarlo no solo sin remordimientos, sino con auténtica satisfacción. Porque hay chocolates saludables que, además de mimar tu paladar, cuidan de tu salud, del planeta y de quienes lo cultivan. Se trata del movimiento bean to bar —del grano a la tableta—, una tendencia que está cambiando la forma de entender el chocolate. Una forma de producción que se alinea con otros movimientos conscientes como el café de especialidad, la cosmética ecológica o incluso la carne de pasto: productos más honestos, sostenibles y conectados con su origen.
Mucho más que una tableta de chocolate saludable
Probablemente te fijes en las etiquetas cuando compras chocolate. Que tenga más de un 70 % de cacao, que no lleve azúcar añadido, que diga ‘puro’ o ‘sin gluten’. Pero rara vez te detienes a pensar en la historia de ese cacao: dónde se cultivó, cómo se fermentó, cómo se tostó, quién lo procesó. Y sin embargo, todo eso importa.
«El chocolate bean to bar nos invita a ser más conscientes de todo lo que hay detrás de una tableta», explica Inma Borrego, experta en salud digestiva y autora de Lo que tu mente calla, tu intestino lo grita (Ed. Zenith). «Es un tipo de chocolate muy distinto al industrial, no solo en la forma de elaborarlo o en sus valores éticos, sino también en cómo afecta a nuestro cuerpo».
Una de las grandes diferencias está en el tueste. Mientras que la industria convencional somete los granos de cacao a temperaturas muy elevadas —lo que destruye buena parte de sus compuestos beneficiosos—, «el movimiento bean to bar apuesta por un tueste más suave y controlado, que permite conservar los polifenoles y flavonoides, dos antioxidantes naturales del cacao con propiedades antiinflamatorias».
No es solo una cuestión de marketing: «Un tueste excesivo genera compuestos que pueden resultar irritantes para el aparato digestivo. Por eso, estos chocolates no solo mantienen mejor su perfil nutricional, sino que también suelen ser más suaves para el estómago«, añade Borrego.
De pequeños productores… a pequeños placeres
El bean to bar es también un acto de justicia. Estos chocolates «suelen elaborarse con habas procedentes de pequeñas plantaciones, muchas de ellas cultivadas mediante agricultura regenerativa, que evita prácticas dañinas como los monocultivos, la deforestación o el uso intensivo de fertilizantes». Además, se promueven condiciones dignas para los agricultores, combatiendo el trabajo infantil y asegurando precios justos por el cacao.
«Yo prefiero comer menos chocolate, pero bueno. Si tengo que pagar un poco más, lo pago. Sé lo que estoy pagando y eso me hace más consciente y feliz», afirma Inma Borrego. «Hay un cambio también en el consumo. Es como con el café de especialidad: no solo compras el producto, compras la trazabilidad, el respeto, la forma en que se ha tratado cada paso».
El contraste con el chocolate industrial es radical: «En los chocolates industriales se mezcla todo tipo de habas, muchas de ellas de mala calidad o incluso con moho, porque se paga tan poco que el agricultor tiene que ir a volumen. Luego, para que ese producto sea comestible, le añaden de todo: lecitina de soja, aromas artificiales, estabilizantes…», explica Borrego. En cambio, en el bean to bar los ingredientes son mínimos y transparentes: cacao, azúcar (a menudo de caña o de coco), y poco más. Sin aditivos raros, sin conservantes, sin rellenos.
Menos cantidad, más calidad (y mejor digestión)
Este enfoque más artesanal no solo se nota en el sabor, sino también en cómo te sienta. Los chocolates bean to bar se elaboran mediante procesos más lentos y delicados, como el refinado lento o la fermentación controlada de las habas, lo que permite conservar mejor las propiedades naturales del cacao y evitar fermentaciones indeseadas o la proliferación de compuestos agresivos para tu intestino.
«Con el chocolate, como con muchos otros alimentos, estamos empezando a mirar más allá del envoltorio«, sostiene Borrego. «Nos estamos dando cuenta de que, si vamos al origen y buscamos trazabilidad, podemos elegir productos que respeten nuestro cuerpo, al medio ambiente y a quienes los producen. Y todo eso tiene un impacto directo en nuestra salud digestiva«.
Comer con conciencia: eligiendo un chocolate saludable que transforma
¿Significa esto que tienes que dejar de comer chocolate si no es bean to bar? No necesariamente. Pero sí que puedes empezar a elegir mejor, a buscar información, a priorizar la calidad frente a la cantidad. Comer menos, pero mejor.
«Te animo a que apuestes por este tipo de chocolate saludable que no solo son mejores para tu salud y la del planeta, sino también contribuyen a un cambio positivo en la vida de las personas que cultivan el cacao», concluye Borrego. «Es una forma deliciosa de cuidarte y cuidar el mundo».
Porque al final, el verdadero lujo no está en comer sin medida, sino en saborear lo que eliges. Y cuando lo haces con conciencia, el chocolate deja de ser un pecado… y se convierte en un placer que nutre en todos los sentidos.