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Ese momento en que confías en el sol como si el verano se hubiera terminado. Foto: Olly / Pexels

ni broncea ni perdona

Sol de otoño: esa luz amable que calienta… y envejece sin avisar

Cuando bajan las temperaturas reducimos las defensas frente al sol. Error: la piel sigue acumulando daños aunque el cielo esté nublado...

Por Cristina Martín Frutos

9 DE OCTUBRE DE 2025 / 07:30

Hasta quienes huyen del sol a toda costa disfrutan del placer de recibir unos rayos cuando llega el otoño. Es más que lógico. Existen evidencias científicas que concluyen que la cantidad de luz influye en nuestro estado de ánimo. También ayuda a elevar los niveles de serotonina, regular el cortisol, tiene efectos antiinflamatorios e interviene en la síntesis de vitamina D. Lo malo es creer que, como el astro rey aprieta menos, ya no hace falta aplicar protección solar en otoño.

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La piel es como esa mala amiga rencorosa. Te dice que no pasa nada si quedas con los compañeros del trabajo y un buen día te saca un excel con todas las tardes que cree que la has dejado tirada yéndote con otros. Con la piel y la radiación solar pasa algo parecido. No te das cuenta del daño, hasta que un día es más que evidente. Porque, aunque calientan menos en otoño, los rayos ultravioleta no se toman un descanso. De hecho, está demostrado que hasta en un día nublado, típicamente otoñal, nos puede llegar hasta el 80% de los rayos, con menor intensidad, pero llegan.

A no ser que nos encontremos en alta montaña o en la nieve, no se suelen producir quemaduras. Pero a largo plazo existe un efecto que va pasando desapercibido: esa radiación provoca un daño acumulativo en la piel, tanto a nivel estructural como celular que, a largo plazo, puede ser irreversible.

La parte más visible de esos efectos es el fotoenvejecimiento. No hablamos de nada nuevo. Hace ya años que la ciencia demostró que el 80% del envejecimiento de la piel está causado por la radiación solar. Además, acelera este proceso a pasos agigantados. ¿Sus principales signos? Manchas, poros más visibles, pérdida de luminosidad, flacidez y arrugas mucho más marcadas. La cuestión es que no se limita al verano. «De hecho, si buscamos una piel saludable y bonita, el primer paso es usar fotoprotector a diario», sostiene María Vitale, dermatóloga y Medical Manager Dermatology de Cantabria Labs.

Además, de forma mucho menos evidente, el sol de otoño va provocando otros daños cutáneos. En función de la predisposición genética, así como de la capacidad reparadora del sistema inmune, puede ir empeorándose la calidad de la piel, fragilizándose la barrera cutánea, e incluso, incrementando el riesgo de aparición de lesiones graves o cáncer de piel.

A pesar de todo, parece que no terminamos de tomarnos en serio estas consecuencias. «Estamos informados, eso es seguro, pero ero ahora nos queda ponerlo en práctica y cambiar el comportamiento frente al sol durante todo el año», sostiene el doctor Agustín Buendía, director de la Fundación Piel Sana de la AEDV. De hecho, solo un 29% de los españoles afirma utilizar protección solar a diario. «Es estupendo que un 94% use filtro solar en verano o en vacaciones, sin embargo queda mucho por mejorar cuando menos de un tercio lo hace diariamente», insiste Vitale.

Como mínimo, y según recomendaciones oficiales, la protección solar en otoño es más recomendable desde el 1 de marzo hasta el 30 de octubre. «Aunque lo mejor es hacerlo todo el año, ya que hay que tener en cuenta el clima de cada región o los efectos de la luz azul que emiten los dispositivos electrónicos y que también se traduce en fotoenvejecimiento», precisa la dermatóloga.

Una cosa es estar en la playa, donde no nos importa demasiado que la crema solar sea densa y huela a coco, y otra bien distinta llevarla sobre el rostro a la oficina. Uno de los principales motivos para huir de la protección solar en otoño (el 19%, según el Observatorio Heliocare by Cantabria Labs) es que les parece incómodo.

Por esta razón, dar con una fórmula atractiva resulta clave para ser constante con su uso. Además de elegir un SPF50, de amplio espectro — que proteja de todas las radiaciones y la luz azul — es interesante que presente una textura ligera, invisible, y de rápida absorción. También puede ser una buena idea elegir una crema con color o un maquillaje con SPF.

OTROS TEMAS WELIFE

En cuanto a la reaplicación, en otoño e invierno no es necesario hacerlo. «A no ser que vayamos a practicar un deporte al aire libre (pádel, running, ciclismo…) o que vayamos a ir a la nieve, donde, recordemos, se refleja el 85% de la radiación, produciéndose un efecto espejo muy dañino«, advierte la experta de Cantabria Labs.

Otro aspecto que alegan quienes evitan la protección solar en otoño es que quieren tener buenos niveles de vitamina D. Un 15% cree, según el citado Observatorio Heliocare by Cantabria Labs, que si usa fotoprotector se pueden ver afectados. Sin embargo, y aunque no podemos obviar que el 80% de la síntesis de este nutriente se facilita por exposición solar, la fotoprotección no impide mantener unos niveles óptimos de vitamina D. Es más, algunas fórmulas, como las de Heliocare, con tecnología Aspa-Fernblock, no solo no interaccionan en la síntesis de vitamina D, sino que también consiguen optimizar su funcionamiento.

En todo caso, para quienes sigan siendo reticentes, la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV) considera saludable exponer piernas, brazos y cara 15 minutos al menos tres veces a la semana en las primeras horas del día sin nada. El resto del día, con fotoprotección. Un gesto que, aunque a veces cueste, no está reñido con disfrutar del deseado sol de otoño.