Cómo ser una mujer líder. @Unsplash
PSICOLOGÍA
No permitas que nadie te haga sombra, el consejo para proclamarte líder
Nora Rodríguez, mentora de mujeres líderes, explica que el "síndrome del impostor" puede llegar a evadirnos de la realidad y a pensar que nuestros méritos no tienen que ser reconocidos.
21 DE JUNIO DE 2022 / 10:59
La autora del libro «Autoliderazgo femenino», Nora Rodríguez, CEO & Fundadora de Architectsa of Hapiness, educadora, consultora y mentora de mujeres líderes, explica que desde hace más de dos décadas, comprueba que aún sigue influyendo en ciertos ámbitos profesionales la idea de que hay un modo de liderar como hombre y otro como mujer. O que en un buen líder tiene un estilo único y definido de actuar, independientemente del contexto. Así, la escritora relata que sea cuál sea la función de gobernar que tenga una mujer, hacer política; transformar, emprender, crear sinergias, innovar, emprender… «Lo único cierto es que cada una de las mujeres que he descubierto no sólo tenía una gran variedad de estilos, sino que podía potenciarlos con gran adaptabilidad«.
Asimismo y como es lógico, mientras el imaginario de la sociedad represente y crea que existe un liderazgo masculino superior al femenino, las mujeres seguirán silenciándolo ese «yo líder» en algún momento de sus vidas. De hecho, algunas investigaciones han revelado que cuando las mujeres de éxito se perciben incapaces de obtener logros, a pesar de haber demostrado sus habilidades, a menudo se debe a que colocan en su interior «la vara del rol de género, ya que en su interior hay una lucha interna entre su genuino liderazgo y el rol social».
Según Rodríguez, esto explica que cuando las mujeres llegan a puestos de grandes desafíos, al estar rodeadas de personas brillantes sienten sus logros como inmerecidos «y llegan a sentirse como un fraude» o incluso culpables. Así, el ya conocido «fenómeno del impostor», también llamado «síndrome del impostor», que fue descrito en 1978 por las psicólogas clínicas Pauline Rose Clance y Suzanne Imes como «una experiencia interna de falsedad intelectual», cobra sentido cuando algunas mujeres parecía caucásicas de éxito experimentando grandes logros académicos y profesionales. «El fenómeno del impostor les impedía valorar sus capacidades, sus esfuerzos y les llevaba a reducir sus resultados exitosos a la suerte».
Esta representación, que domina la mente de muchas mujeres en el mundo, sigue colocando a las mujeres en un segundo plano de liderazgo: «los estereotipos y la autocrítica van a menudo de la mano, y esto nos impide aprender de nuestros propios errores, porque sólo reafirmamos una y otra vez que el problema está entre nosotras». Rodríguez asegura que no es fácil llevar a cabo un liderazgo ético cuando prevalece la autocrítica: «la autocrítica reprime la fuerza que pone en marcha los valores profesionales porque funciona como una voz que constantemente cuestiona nuestro potencial.
Así, la experta afirma que la opción más segura para no caer en esto, es crear una voz interna y nueva que nos repita: «todos caemos porque todos cometemos errores, he ahí la gran oportunidad. Es así como nos hacemos más resistentes». Se sabe que conectar con nuestro interior nos permite cuidarnos y es «la única garantía de cuidar nuestro bienestar interior».
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