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La empatía es muy importante a la hora de pedir disculpas / Unsplash

salud mental

Por qué es importante pedir perdón si quieres aprender de tus errores, según los expertos

Beatriz Ostalé Estévez, psicóloga, ha explicado en WeLife los beneficios de ser empático con los demás y cómo disculparse es primordial para nuestra salud mental

Por Adrian Lopez

22 de diciembre de 2022 / 07:00

Todos tenemos esos momentos en los que nos sentamos y reflexionamos sobre nuestras vidas y a veces recordamos las cosas feas que hemos hecho y dicho. Seguro que alguna vez has pensado para ti misma, «no puedo creer que en dijera eso, fue realmente malo y ahora mismo no me atrevería a repetirlo». Entonces es cuando comienzas a sentir remordimiento y quieres acercarte a esa persona a quien lastimaste hace un par de años. Pero después piensas que hacer una llamada para pedir perdón podría ser extraño, así que simplemente te dices que debes aprender y nunca volver a ser aquella mujer tan negativa.

Es posible que te hayas sentido así en algún momento y te dieras cuenta además de que habías hecho cosas bastante malas durante mucho tiempo. Aunque es posible que muchos te consideren alguien amable y cariñosa y te esfuerces en ser una buena persona, seguro que en ocasiones no te has comportado como debieras. Si piensas de verdad en ello, hay grandes probabilidades de que encuentres algo que te decepcione. Aunque tratas de asegurarte de no arrepentirte de nada en tu vida y aprender de todas tus experiencias, seguro que si pudieras retroceder en el tiempo, habría algunas cosas que harías de manera diferente.

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«El ser humano es un ser social por naturaleza. El perdón es una emoción compleja, social. Tiene mucho que ver con la relación con el otro y de hecho tiene un función de ‘pegamento social’. ¿Por qué se denomina así? Porque es una forma de reparar un daño o perjuicio causado a otra persona. La vía para restaurar la armonía es a través de las disculpas«, asegura la psicóloga Beatriz Ostalé Estevez a WeLife.

Pedir perdón, la vía para la armonía

Disculparse puede ser muy difícil a veces. No puedes encontrar las palabras para decirlo o no te decides a dar al paso, pero hacerlo es crucial para dejar ir la culpa. Si tienes dificultades para saber qué decir: siéntate y piensa en el incidente durante unos minutos y después suelta todas esas emociones que te llevan a ese recuerdo. Reflexiona y hazte cargo de ellas. Úsalas para darte el empujón que necesitas porque hacerlo con sinceridad es lo mejor.

«El perdón no es algo tan simple como pensamos. De pequeños nos enseñan a ‘hacer las paces’ de una manera casi automática, sin apenas reflexión o gestión emocional sobre lo que acaba de ocurrir. Pepita y Jimena se pegan en el recreo por un juguete y automáticamente se les separa y se les dicta que “no se pega, daos un abrazo y hacéis las paces’. Esta forma de verlo es muy superficial. No podemos pensar que esto resuelve el conflicto o hace que desaparezca. Romper algo o dañar algo es inmediato y apenas ‘cuesta esfuerzo’, sin embargo arreglarlo cuesta mucho más«, explica la psicóloga.

Disculparse es un ejercicio de humildad y aprendizaje, un gesto que cuando se ejerce desde la gestión emocional puede hacernos crecer mucho como persona

Además, Beatriz asegura que no podemos pretender pedir perdón y que haya una respuesta afirmativa y automática de esa persona porque cuando se nos infringe daño tiene que haber un proceso de asumir lo que ha ocurrido, de hacer un duelo, puesto que han hecho algo que no esperábamos y que además es negativo para nosotros. «El proceso de disculparse en realidad es muy complejo emocionalmente y a nivel psicológico se podría decir que existen ciertos componentes clave«, dice.

Pedir disculpas
Pedir disculpas, necesario para la armonía mental / Unsplash

Empatía y responsabilidad

«La empatía es muy importante. Una persona que no es capaz de ponerse en tu lugar no va a llegar a comprender el daño que ha ejercido, y por tanto le va a ser muy difícil ver la necesidad de pedir perdón, de ser perdonado, de reparar lo que ha hecho. Este primer paso está muy relacionado con el siguiente: una vez que uno es capaz de ver el daño infligido en el otro puede asumir (o no) la responsabilidad, es decir, hacerse cargo de la autoría respecto a lo ocurrido y aceptar las consecuencias negativas que existan«, continúa explicando Ostalé.

La experta cuenta también que últimamente está en boca de todo el mundo el concepto de la responsabilidad. «Asumir las obligaciones de tus errores, del fallo, del daño que hayas podido ocasionar. Asumirlo también está ligado a aceptar que a veces hacemos daño o erramos en nuestro comportamiento con los demás. Este valor también está muy relacionado con exponerse al rechazo del otro. Entender que quizás la otra persona no te quiera perdonar, necesite un tiempo para hacerlo o admitir que hay cosas que cuando las rompes no serán como antes. Afrontar las consecuencias del daño«, comenta Beatriz, que asegura que «de todo se aprende».

El perdón no es algo tan simple como pensamos

Por último, cuando una es consciente del dolor que ha provocado, asume su responsabilidad. «Lo suyo es que entiendas que la forma de proceder no es la adecuada, aprendas a hacerlo mejor la próxima vez e intentes evitar volver a dañar de esta manera a otras personas o en otras ocasiones. Ya no es cuestión de hacerse cargo y quedarse ahí. Lo que se suele traducir en el inmovilismo de ‘es que yo soy así. De nada sirve pedir perdón por algo cuando este daño se va a volver a repetir. Para crecer, evolucionar y mejorar nuestros vínculos es importante ir aprendiendo de los errores. Disculparse es un ejercicio de humildad y aprendizaje, un gesto que cuando se ejerce desde la gestión emocional puede hacernos crecer mucho como persona», concluye.

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